Ni trabajo ni dinero, queremos alimentos

19.Feb.09    Análisis y Noticias

Ni trabajo ni dinero, queremos alimentos

El sistema opera reforzando la ideología y el rol de cada persona, por ejemplo, ante la crisis de las familias que se separan violentamente por la ausencia de la continuidad laboral que permita mantener el rol proveedor del macho, levanta nuevas leyes y tribunales por todos lados para obligar al pago de pensiones y convencer a la mujer de que continúe con el rol de subordinación al dinero que se le saca al sujeto que no cumple con la disciplina y legislación “familiar”. Si el hombre no “paga” por las buenas se le impone o se le mete preso. Ya que no quieren reproducir pacíficamente los roles adquiridos culturalmente, el estado se encarga de poner los puntos sobre las íes.

Así, con el pretexto de los “derechos de la mujer”, se la mantiene como apéndice del macho y se las invita a llenar los tribunales acusando a los tales por cuales, lo que obviamente acostumbra al cuerpo a influir en la psique y en la ideología.

Lo mismo sucede con el trabajo, el dinero, el salario, la compra y el consumo.
La relación mercantil para el consumo tiene sus bemoles, por ejemplo, la propaganda y el status obligan a comprar cosas que no son necesarias, desarrollándose un consumismo y un afán de poseer que no se corresponde con las necesidades humanas. Sin embargo lo esencial es que se ha construido el valor de que “hay que tener dinero para consumir”, o sea, el producto o el bien pasa a segundo término y la prioridad la ocupa el equivalente, que pasa a ser un bien en sí mismo. Con dinero se pagan las deudas, las cuentas de electricidad, se hacen compras en la feria y se paga la micro o la tarjeta Bip.

Con ello el sistema consigue que la gente vea difícil desprenderse de Don Dinero, que se acostumbre a ello, a necesitarlo, a buscarlo, a vender lo que se pueda para tenerlo, incluso el cuerpo y la dignidad. No hay nada más horroroso que tener que bajar la cabeza para que el mierda aquel haga con nuestro cuerpo y nuestros sueños lo que bien entienda. Y más encima nos paga con unas miserables monedas que no sirven para las necesidades mínimas.

Algunos llegan a decir: “no hay otra alternativa”.
Ojala todos pudieran decir lo mismo, ya que la mayoría ni siquiera llega a ese nivel de cuestionamiento.

Decir “no hay otra alternativa” es como un paso para descubrir que estamos presos, engrillados al dinero, que no se nos deja salida, que hay que lanzarse a la lucha por conseguir las monedas a como dé lugar. Y luego se quejan de que miles de pobres arrebatan carteras o retiran piezas de un vehículo para llevarlo luego a la feria de las pulgas o a un reducidor.

La estructura del llamado crimen o delito se asienta en esos valores impuestos que no dejan salida, obligando a muchos a lanzarse sobre la propiedad ajena y así ofrecer pretextos al sistema para invadir la vida privada de la pobreza allanando casas, deteniendo sospechosos y haciendo show noticioso con la necesidad que rompe esquemas para conseguir los objetivos de consumo instalados por el mismo sistema. No hay día en que no aparecen los robocops de las fuerzas del orden que transforman el hormiguero humano en una fila disciplinada que debe adentrarse en el embudo apretándose los unos a los otros para obtener las migajas que se otorgan cada tanto en tanto, en especial en períodos electorales.

Así en vez de seguir el hacinamiento del rebaño de ovejas, de anotarse en la fila ordenada de los que van al matadero de la dignidad, tal vez haya llegado la hora de iniciar el gran debate y la experimentación de ir abandonando la dependencia a Don Dinero, al trabajo y al salario para comenzar masivamente a mirar hacia las necesidades básicas como el alimento, los servicios esenciales y la energía.

La pregunta puede ser ¿Cómo obtener alimento y satisfacer las necesidades si el trabajo y el dinero me cierran las puertas en las narices?

Las iglesias, periódicos, instituciones y partidos insisten en que el problema es el trabajo y el desempleo, al mismo tiempo que nos venden el cielo, la utopía, la esperanza del futuro y el Kino. Es decir una actividad sistemática y machacante para que la población no descubra o invente otras salidas, esto es, el éxodo del mundo del trabajo, del dinero y del consumismo hacia otros territorios sociales y económicos.

El alimento puede obtenerse instalando huertas familiares, barriales o comunitarias, así como criando animales. Hay que aprender del campo, donde una familia con un pedazo pequeño de tierra puede sobrevivir, malamente, como se quiera interpretar, sin embargo ellos ven como en la ciudad son millones los parias prisioneros de la modernidad y de las redes del mercado endeudándose cada vez más.

La deuda no sólo hace más ricos a los ricos comprándose entre ellos sobre la base de la lista de gente que les debe plata o solicitando a los bancos adelantos y préstamos mostrando las dichosas listas donde estamos los parias, sino que la crisis llega hasta ellos también y van cayendo los bancos uno detrás del otro o las bolsas que indican el valor de las acciones y ganancias de las empresas, y así los yanquis ponen un negro de presidente para hacer creer que ahora mandan los oprimidos, vaya arte de prestidigitación! Para retirar dinero del estado y asegurar a las empresas que viven de los préstamos y las deudas.

Frente a ello, el campesino que tiene acceso a un pedazo de tierra, que son muy pocos, pero los hay, prefiere quedarse a comer lo que le da la tierra y el sudor, que no es trabajo, ya que se trata, lo mismo que una hormiga o una mariposa, de la vida en comunión con la madre tierra de la que somos parte integral. Se entiende que el mapuche luche por el territorio, ya que sin siembra y cosecha no hay comunidad.

Podemos hacer un catastro por barrio y determinar los espacios donde instalar huertas. Hay algunos colectivos que regalan semillas, por lo que no debería faltar. Ojala no se trate de una actividad de vanguardia donde algunos lo hacen aislados de la población mostrando como hay que hacerlo para que los demás imiten, sino que podemos hablar con más de uno de los vecinos y emprender la iniciativa que vaya sumando y multiplicándose con inventiva.

Respecto a la educación y salud, ya hay bastante experiencia acumulada en las escuelas populares autónomas como para instalar en diversos barrios los cursos independientes que hagan los cuatro años de secundaria en sólo dos, invitando estudiantes de primeros años universitarios masivamente a presentarse en los barrios para enseñar las disciplinas que tendrán que aprobarse como estudiantes libres y aprender ahí en la universidad de la vida y discutir en sus facultades que ya no hay sólo el estado y el mercado como destino, sino la vida comunitaria donde están los alimentos. Y si no están, se puede organizar la población en los “comprando juntos” para abaratar costos y acostumbrar el cuerpo a ejecutar actos de vida cotidiana junto al cuerpo de los vecinos.

Para resolver situaciones de salud es posible organizar comités autónomos de salud para instalar cursos de primeros auxilios, higiene ambiental, medicina tradicional y alternativa, plantas medicinales y otras modalidades que protejan el cuerpo y el bienestar físico de la población. Hay que invitar estudiantes de medicina, enfermería y similares a contribuir para la organización de esos comités barriales.

Para desprenderse de los lazos que amarran a la energía instalada por el estado y el mercado, es más que posible, es sólo proponérselo organizadamente entre varios, desarrollar energía alternativa sobre la base del biogás reutilizando basura orgánica o construir paneles solares que poco a poco puedan ir sustituyendo la dependencia a los cables sistémicos. Y el agua puede buscarse en los patios de casas particulares para instalar pozos clandestinos, ya que la concesión estatal entregada a las empresas privadas contempla también el agua bajo tierra, lo que nunca se ha preguntado a nadie, por lo que es pleno derecho de soberanía popular el acceso al agua que pueda hallarse en los barrios excavando napas profundas progresivamente con apoyo de estudiantes voluntarios.

Hay otras formas de energía alternativa que los estudiantes de áreas técnicas y ambientales deberían explorar para traer a los barrios, así como otros modos de producir alimentos. También está el aprovechamiento de la basura, una parte puede ir al biogás y al compostaje, mientras la otra a un depósito de material reciclable que como materia prima permita elaborar bienes de uso, juguetes pedagógicos para niños, etc.

Y referente a las deudas es necesario estudiar las experiencias en otros países de ciudadanos que se organizan para no pagar las deudas asumidas con los bancos y mercados, con apoyo de abogados y economistas. Yo no puedo invitar a la gente que lo haga, puesto que estaría incurriendo tal vez en una figura jurídica delictiva, así que sólo llamo a estudiar las experiencias que existen como un mero ejercicio intelectual. Y el que quiera hacerlo deberá asesorarse con abogados amigos o estudiantes de derecho para hacerse mejor la idea.

Tal vez con algunas de estas propuestas que se están experimentando en diferentes barrios y ciudades en mayor o menor grado puedan multiplicarse las iniciativas y comunicarse para aprender unas con las otras, evitando amarres, estructuras y coordinaciones, ya que si se juntan las manzanas en una caja, una sola podrida puede pudrir al resto.

Nuestro mail y la Red Alternativa solamente cumplen funciones de divulgar las experiencias y poner en contacto directo a quienes nos escriben y desean aprender de los que ya lo están haciendo. Tal vez más de alguno se interesa porque vayamos a su barrio un par de días a conversar y hacer talleres, para lo que basta un sofá y algo de pan y, según las circunstancias, apoyo para el transporte.

Tal vez ha llegado su hora de entrar en esa dinámica.
Nadie lo sabe, sólo usted. Converse con un vecino o un colega y manos a la obra!

Abrazos
Profesor J
Red Altenativa
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