Dirigente de la comunidad zulú es elegido presidente de Sudáfrica

12.May.09    Análisis y Noticias

Jacob Zuma, un líder polémico con un inquebrantable apoyo popular

JOHANESBURGO (AFP) — El líder sudafricano Jacob Zuma, que este miércoles ha sido elegido presidente por el Parlamento, sobrevivió a un juicio por violación, a años de investigaciones por corrupción y a un duelo político que le costó el cargo a un jefe de Estado, gracias a un apoyo popular hasta ahora inquebrantable.

Su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC), mayoritario desde la caída del apartheid en 1994, volvió a obtener el poder con el 65,9% de los votos en las elecciones generales del pasado miércoles.

“El pueblo habló”, subrayó Zuma. El jefe del ANC ha sido elegido presidente este miércoles por el nuevo Parlamento, antes de jurar el sábado.

El cuarto presidente de Sudáfrica desde que se abolió el régimen segregacionista se impuso en las urnas a pesar de las fuertes controversias que lo rodean.

En efecto, el mandatario zulú “se presta para la caricatura”, muchas veces de tinte “racista y prejuiciosa”, señala el analista político Adam Habib.

A los 67 años, Jacob Zuma acude a las ceremonias vestido con ropa tradicional zulú, de pieles de leopardo, y asegura que ama a las cuatro mujeres con las que se casó y a sus 18 hijos. En las reuniones del ANC, baila y entona cantos de la lucha contra el apartheid, incluido ‘Umshini Wami’ (’Tráeme mi metralleta’).

En 2006 fue juzgado por violación y absuelto. Zuma sorprendió entonces al explicar que se había duchado para limpiarse del sida tras una relación sexual no protegida con su joven acusadora, que era seropositiva.

Para rematar las dudas que planean sobre este personaje, una interminable guerra judicial por acusaciones de corrupción contra él acaba de ser desechada debido a interferencias políticas.

Para llegar al poder, Zuma, que de niño cuidaba vacas en su aldea zulú de Nkandla, debió no sólo sobrevivir a diez años de cárcel durante el apartheid, sino enfrentarse a un poderoso rival, el ex jefe de Estado Thabo Mbeki (1999-2008), que en 2005 lo alejó de la vicepresidencia después de que su consejero financiero fuera condenado por corrupción.

Apoyándose en el pueblo y en la izquierda del ANC, Zuma se hizo con la jefatura del partido en el poder en diciembre de 2007. Nueve meses más tarde, la nueva dirección del ANC obligó a Mbeki a renunciar a la presidencia.

Para el biógrafo Jeremy Gordin, una parte del ANC se había cansado de las posturas elitistas de Mbeki.

El zulú autodidacta no es del agrado de los intelectuales atrincherados en “prejuicios modernistas”, afirma el analista Xolela Mangcu. “Zuma causa temor, sobre todo a los blancos” porque pone a Sudáfrica frente a una imagen de sí misma “que preferiría ignorar”.

Una encuesta reciente muestra que el jefe del ANC es apreciado por los negros, que le dan una nota promedio de 7,7 sobre 10, mientras los blancos le conceden un 1,9.

La imágenes simplistas lo presentan como el enemigo jurado de antiguos terratenientes segregacionistas blancos, los afrikaaners.

Zuma adula a los olvidados de la reconciliación racial, que cayó en el olvido tras la retirada política de Nelson Mandela en 1999.

Si Zuma encarna las esperanzas de los decepcionados es porque parece dotado de empatía y “de mucho carisma”, resume Gordin.

Pero este sexagenario que no fuma ni bebe alcohol acumula las declaraciones contradictorias.

Su buen talante esconde una paciencia adquirida, según Gordin, en sus diez años de cárcel y cuando fue jefe del servicio de inteligencia del ANC en el exilio.

Es un buen negociador, como demostró durante la transición a la democracia o en el proceso de paz en Burundi.

En cualquier caso, señala un analista, es “todo salvo el iletrado que pretende ser cuando le conviene”.