CIUDAD DE MÉXICO.- La cinta Corazón del tiempo toca entre sus temas de manera lejana a personajes como el subcomandante Marcos y los comandantes Tacho y Moisés, integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Se rodó en la Selva Lacandona con personas salidas de las comunidades, sin ninguna experiencia actoral y quienes sirvieron para contar la historia de amor entre un rebelde y una joven de uno de los grupos autónomos en el lugar.
La música fue hecha por artistas cubanos. “El estreno de la película fue en La Realidad (Chiapas) en agosto y luego hicimos una gira por los Caracoles, tenemos pendientes los demás pueblos. Supongo que ya la han visto (los jefes del EZLN), pero, bueno, ellos están realmente ocupados, pero me imagino que la han visto, quisiera hablar con ellos para ver qué opinan. Moisés estuvo muy cerca del proyecto”, dice Cortés.
¿Cómo surge el proyecto?
“Llegué tarde al zapatismo, no me acerqué a las comunidades sino hasta el 2000 y me sorprendió mucho lo que se está viviendo, además de que la selva es impresionante, es un escenario cinematográfico por sí mismo. Pero más allá de eso, en los pueblos zapatitas está sucediendo algo de lo que muchos de nosotros no nos damos cuenta. La intención era contar a nivel de la vida diaria, de lo cotidiano, lo que pasa ahí. Se va construyendo su autonomía, hay una riqueza humana inigualable. Hay una generación completa que se han criado en el marco del zapatismo”.
¿Fue difícil acercarse a la comunidad y filmar?
“Como muchos otros que hemos tenido la intención de acercarnos al zapatismo, llegué a La Realidad, donde está la Junta de Buen Gobierno, y a partir de mi primera visita me gustó, ya para la segunda llegamos con una propuesta de hacer un corto y al mismo tiempo un cine club. A través del cine nos dimos a conocer. Les proyectamos desde Charles Chaplin, la época del Cine de Oro, La rebelión de los colgados, cosas que tenían relación con ellos. Para el elenco nos fuimos con gente de las comunidades, ninguno había actuado y todos son zapatistas, no todos son del mismo lugar, hay multietnias”.
¿Cómo trabajar en esas circunstancias tan especiales?
“Normal, fue un proceso mucho más humano. Ellos tuvieron que aprenderse los diálogos de memoria. Tuvimos seis semanas de filmación, previo al rodaje estuvimos unos dos o tres meses antes, pero yo en lo personal estuve un año”.
¿Ya hay distribución, se han tocado puertas?
“Ahora no la tenemos, no ha habido interés de meterse en esta aventura, a algunos (distribuidores) no les interesa, no le ven el lado comercial, pero bueno, así está el cine nacional ahora”.