Las periferias calientan motores

05.Jul.03    Análisis y Noticias

En varias ciudades del continente hemos visto la acción de las periferias esta última semana, como puede verse en la página de Clajadep. No están las condiciones para trazar una tendencia, pero al menos un pequeño balance y análisis puede hacerse. Justamente hace una semana y pocos días hacíamos ver que la lucha de resistencia en el continente está concentrada en las comunidades campesinas y originarias. Que en las ciudades estamos viendo una revitalización de las luchas de maestros, funcionarios públicos, estudiantes, etc. pero que su permanencia en el tiempo y en el espacio como dinámica de resistencia acumulativa, dependerá de la capacidad del pueblo de organizarse en las periferias, territorios desde los cuales es posible garantizar una retaguardia social, política y material para el conjunto de las luchas urbanas.

En Perú ha sido una sorpresa la multitudinaria marcha de los barrios hacia el centro, muy bien organizada, desde diversos puntos confluyó con las consignas de exigir de las autoridades la legalización de los terrenos en litigio y otras reivindicaciones.

En Chile se esta preparando un paro nacional convocado por trabajadores, pero junto a ello sectores de barrios periféricos están organizando la modalidad de la jornada de protestas, que se mostró durante la dictadura militar, con cortes de calles, barricadas, etc. lo que de dar resultado significará una modificación cualitativa del panorama político de las ciudades chilenas. Han llegado noticias de ocupaciones de casas y de movilizaciones callejeras de barrios periféricos de Santiago, en especial de Buin, por lo que se percibe una efervescencia que algunos agrupamientos autónomos, como cordones de educación, están aprovechando para levantar cabeza con formas organizativas y de convocatoria a la población para la lucha.

En Argentina miles de desempleados cortaron el Puente Pueyrredón en homenaje a Darío y Maxi en una demostración de fuerza y organización bastante contundente, y en la ciudad de La Plata grupos piqueteros cortaron vías hace tres días atrás.

En Paraguay la prensa informa de 2 mil personas que marcharon de la periferia hacia el palacio de gobierno para exigir que cese la persecusión al Movimiento de los Sin Techo y se deje en libertad al abogado del asentamiento Marquetalia, acusado de terrorista.

En Belem, Brasil, los Comités barriales autónomos contra el Alca han entrado en un proceso de discusión interna y fortalecimiento. Desde otras ciudades, como Rio de Janeiro y otras, se reporta que sectores barriales se movilizan por sus derechos.

En Panamá ha sido la gran sorpresa, pues en la ciudad de Colón se han constituido MTDs, Movimiento de Trabajadores Desempleados, uno de ellos llegó a una empresa constructora, interrumpió los trabajos exigiendo empleo, mientras otros cortaban calles. En Ciudad de Panamá distintos sectores sociales salieron a la calle en apoyo a la huelga de los funcionarios del Seguro Social y se reportan fuertes enfrentamientos, en especial de estudiantes contra la policía, con el saldo de un guardia apaleado por los estudiantes tras agarrarlo entre varios y meterlo a la fuerza dentro de la universidad.

En uruguay, los trabajadores municipales de Rocha, ocuparon el municipio y al ser desalojados instalaron una carpa en la plaza con gran apoyo de la población.

En República Dominicana los barrios periféricos salieron otra vez a la calle, esta vez contra los acuerdos del gobierno con el FMI y las alzas de precios. La inventiva de las organizaciones sociales les llevó a realizar un desfile con 100 burros y bicicletas que causó conmoción en la ciudad, en tanto en un barrio al menos se reportaba el estallido de artefactos explosivos de confección casera mientras en otros se levantaban barricadas y se quemaban neumáticos.

De lo anotado puede concluirse que efectivamente la convulsión de las luchas reivindicativas de maestros y funcionarios públicos que han estremecido casi todos los países del continente ha permitido un contexto social propicio para la acción organizada en barrios pobres. No hay duda de que el efecto estimulante y multiplicador se hace presente, además que de seguro muchos maestros y trabajadores públicos, insatisfechos y enardecidos por la mala situación en que se encuentran en sus trabajos, bajos salarios, inseguridad, cierre de locales, reducciones de personal, privatizaciones, etc. se manifiestan también en sus barrios. La mala situación y los bajos resultados de las luchas reivindicativas repercuten en el estado de ánimo de las familias y se transmite al vecindario. La experiencia de la huelga, la movilización, la ocupación, la marcha, etc. de los gremios, asociaciones y sindicatos, se vuelca en los lugares de residencia. Ya que no se consigue un serio aumento salarial ni se calma la inseguridad laboral, la lucha por el terreno, el techo, la legalización del espacio donde se reside, el agua, los servicios, etc. se transforma en un medio de mejorar las condiciones de vida y paliar en parte la baja del nivel adquisitivo.

También las movilizaciones de estudiantes influyen en este contexto, pues ese joven transmite la conciencia y experiencia adquirida en la lucha estudiantil hacia el barrio, sus amigos, otros jóvenes.

De ser así estaríamos en un proceso de retroalimentación, donde el desarrollo sostenido de la resistencia campesina y originaria habría influido en los niveles de organización y combatividad de sectores de maestros, estudiantes, funcionarios públicos y otros que han salido firmemente a la batalla estos últimos días en casi todos los países del continente, y por su vez, estos movimientos estarían influyendo fuertemente en la agitación e inquietud que percibimos en algunos barrios periféricos.

En Brasil, Lula hará hasta lo imposible por contener la lucha en el campo, con la certeza de que su continuidad y desarrollo tienen una influencia determinante hacia los pobres urbanos. Los acuerdos alcanzados con el MST le darán respiro por algunos días. Y es eso justamente a lo que aspira la clase dominante, contener, obstaculizar el ritmo de las movilizaciones en el continente, para evitar que unos estimulen a los otros, abrir negociaciones, sentar a los interlocutores en las mesas del diálogo, desmovilizar, sembrar la idea de que no es la lucha, sino la negociación la que ofrece resultados. Tendremos que aprender a negociar sin detener el ritmo de las movilizaciones.

Estamos en un momento formidable a nivel continental para recrudecer la movilización social:

1. Si un sector social sale a la lucha, la tendencia que se observa es que otros salen también a apoyar, o sea, hay una disposición generalizada de la población para salir a la calle.
2. En todas partes se observa capacidad y disposición de enfrentar a la represión, como se ha manifestado en estos últimos días en Perú, Bolivia, Panamá, República Dominicana y México.
3. Se incorporan masivamente formas de lucha ofensiva, como cortes de carreteras, barricadas, neumáticos incendiados, uso de bastones, etc.
4. Las soluciones siguen siendo de parche y hay un fuerte proceso de acumulación de insatisfacción y tensiones que revienta facilmente.

De esa manera, la continuidad de las movilizaciones campesinas y originarias, sin dar tregua, es una condición para la continuidad del accionar de sectores urbanos, y si estos sectores urbanos concentran o canalizan su disposición y capacidad de organización y movilización en las periferias de las grandes ciudades, podremos avanzar firmemente en la construcción de espacios sociales y territoriales de control popular dentro de las regiones urbanas. Espacios de donde deberán surgir y desarrollarse lazos de todo tipo con las comunidades campesinas y originarias, de solidaridad, intercambio y apoyo mutuo.

Pero, si el accionar campesino y originario es detenido por las propuestas de negociaciones con el capital, o si la insatisfacción de maestros y funcionarios públicos es calmada con migajas y demagogia de los burócratas, el poder establecido podrá recuperar la gobernabilidad necesaria y cortarle el paso al desarrollo del poder popular en las periferias. Ese es el papel de Kirchner, Lula, Chávez, Gutiérrez y el resto de los presidentes que han hecho de la ‘democracia’ y la ‘gobernabilidad’ sus principales caballos de batalla contra la resistencia.

Así, la continuidad de la resistencia hoy depende de la capacidad de autoorganización y combate de las periferias de las ciudades, donde llega todo el aliento de las demás luchas, pero habrá que dedicar un esfuerzo redoblado para hacer germinar con mayor fuerza la insurgencia de los barrios pobres. Una vez alcanzado un elevado nivel de organización, luchas y conquistas en las periferias, habrá llegado la hora para desde allí avanzar hacia la clase obrera y el resto del funcionalismo público, cuya incorporación a esta dinámica de resistencia sólo podrá darse en la misma medida en que rompan con los sindicatos y se organicen por abajo en colectivos autónomos que asuman en sus manos las tareas de organización y lucha reivindicativa.

En ese sentido habrá que prestar una especial atención a las experiencias de los MTD Aníbal Verón en Argentina, las Asambleas del Pueblo en Chile, el asentamiento de Marquetalia en Paraguay, los MTDs de Panamá, las coordinadoras barriales de República Dominicana, la Comuna 13 de Medellín, los comités autónomos contra el Alca de Belem en Brasil y otros movimientos que surjan en las periferias de otras ciudades, tanto para acompañar y apoyar su accionar, como para estudiar y multiplicar las experiencias.

Profesor J
Clajadep
http://clajadep.lahaine.org