La catástrofe vuelve a caer encima de los pueblos que habitan en los territorios controlados por el estado chileno. Por una parte las catástrofes naturales y, por la otra, aquellas derivadas del modelo de sociedad en que nos hacen vivir.
Las comunidades mapuche fueron atacadas por las huestes salvajes provenientes de la península ibérica, muriendo miles en la defensa del territorio ancestral. Esa fue una gran catástrofe. Los terremotos son otro tipo de actividad catastrófica, así como las erupciones volcánicas. Posteriormente sobrevino la catástrofe del genocidio militar en 1973, que asesinó miles de personas, torturó y desapareció otras tantas, sin contar más de un millón que hubo de salir al exilio.
Después de los militares vinieron los civiles, que siguieron robando el erario público, y llegó el terremoto de Tocopilla, que destruyó buena parte de esa ciudad del norte. El gobierno tuvo un comportamiento tan poco eficaz, que miles de personas debieron salir a las calles a manifestar el descontento. La población logró romper los lazos de dependencia y subordinación con las instituciones que les llamaban a esperar y tener paciencia, mientras las autoridades se robaban parte importante de los dineros destinados a la reconstrucción. Era el momento de levantar un programa de soluciones elaboradas y desarrolladas por la propia gente aprovechando los lazos de solidaridad que se tendían desde la población de las ciudades próximas, sin embargo el candidato independiente a la alcaldía municipal renunció a esa condición incorporándose a la lista de la izquierda burocrática, lo que obviamente pesó a la hora del voto y la población le dio la espalda, saliendo derrotado.
Posteriormente, en pleno gobierno Bachelet, vino la erupción del volcán Chaitén, en la región de Palena, zona que el estado chileno había disputado contra el estado argentino, ganando la “batalla” y pasando sus habitantes de ser ciudadanos argentinos a ser ahora ciudadanos chilenos, como quien se cambia de camiseta. Cuando llegaron las autoridades chilenas a la región siniestrada, fueron recibidos con insultos y banderas argentinas. Finalmente la población fue trasladada a una región vecina.
Hoy día vino el actual terremoto, que ha sorprendido al mundo por la falta total de previsión por parte de las autoridades, dejando cientos de muertos, cientos de heridos, otros tantos desparecidos y miles de damnificados.
Triste y conmovedor. Veamos los factores que han determinado el cuadro de la situación:
Hay que destacar la ignorancia y el desinterés de las autoridades por el hecho de vivir en una región de mucha actividad telúrica, lo que impone una serie de medidas y estrategias, las que brillaron por su ausencia. Distinto es pillar por sorpresa a quienes nunca han sufrido un terremoto.
El tsunami llegó matando cientos de personas y desapareciendo pueblos enteros, siendo que la presidenta Bachelet informó que no habría tal. Luego aparece el ministro de la defensa diciendo que fueron los de la Marina de Guerra que no pasaron el aviso. Los marinos están callados, pues obtuvieron lo que querían: la militarización de la región mapuche.
Sobre los “saqueos”.
No hay saqueos ni pillaje, eso es falso, pues lo que hay es población que se ha organizado para sacar de los grandes almacenes alimentos que se están echando a perder y productos de necesidad básica. El principal diario empresarial del país, “El Mercurio” dice que no son saqueos hechos por delincuentes, sino que “la desesperación por comida y agua ha llevado a los ataques al comercio”. Vea el video presentado por este mismo medio de cómo la población ordenadamente va retirando los productos, sin correr, sin empujarse, más bien tocando delicadamente a quien tienen por delante y algunos adentro van pasando paquetes hacia afuera. Vea a los “delincuentes”, que en realidad son señoras, ancianos y gente común, nada de sujetos en camisetas sin mangas, tatuados o con rostros cubiertos: http://emoltv.emol.com/actualidad/indexSub.asp?id_emol=4283
Ante la magnitud de la llegada de población a los almacenes, la policía decidió no intervenir, legitimando así la actividad, y posteriormente la misma presidenta Bachelet llamó a los almacenes a entregar los productos. Como conclusión: la misma población dio la línea de cual debe ser el comportamiento, es decir, distribuir lo que hay, sin exclusiones ni puertas cerradas.
Sin embargo la alcaldesa de Concepción, Jacqueline van Rysselberghe, nieta de nazis alemanes fugados a Chile después de ser derrotados en la Segunda Guerra, admiradora fanática de Pinochet y del militarismo, miembro destacada del partido UDI formado por la milicia fascista Patria y Libertad y aliada del presidente electo Sebastián Piñera, no podía permitir la libre expresión popular y exigió al gobierno el toque de queda y poner militares en las calles, lo que fue hecho así, aumentando la congoja de la población. Esa mujer fascista y antidemocrática, obviamente se siente ahora en el paraíso viendo desfilar a las legiones por debajo de su balcón rumbo hacia las regiones bárbaras de los barrios populares destruidos. Debe estirar su brazo derecho con lágrimas en los ojos.
La crisis del modelo de construcción de viviendas, puentes y carreteras.
La edificación en altura y los materiales empleados han sido el gran negocio de las empresas inmobiliarias, empresas constructoras y productores de cemento. Mucho se ha insistido en que el crecimiento de las ciudades debe hacerse en un plano horizontal, hacia las afueras, asegurando fuentes productivas a cargo de la propia población, alimentación, servicios autogestionarios y energía alternativa para los nuevos barrios comunitarios, que tendrían a su favor una relación inmediata con el campo, la producción campesina y la naturaleza. Sin embargo el lobby de las empresas y el rol de los partidos políticos de disputar el poder sin importar su profunda vinculación con las empresas depredadoras, han desviado siempre el aparato del estado y los fondos públicos hacia inversiones, apoyo técnico y normativo en relación con ese tipo de construcción de edificaciones, de altura y de cemento, así como las carreteras y puentes.
Que se caigan los puentes en una región de terremotos, es absurdo, pues se supone que deben ser hechos de tal modo que acompañen el movimiento telúrico, no que se opongan. Las facultades universitarias e institutos tecnológicos de arquitectura, ingeniería y construcción civil, no desarrollan programas de estudio, investigación y práctica de construcciones y materiales adecuados para esas situaciones.
Comunicaciones.
Han quedado colapsadas en casi todo el país, se han caído torres (mal construidas, debido al “ahorro” de costos) de transmisión y repetición, cables y antenas. Este texto se termina de escribir el día lunes a las 11:30AM por lo que han pasado 56 horas del sismo y aún no hay modificaciones, lo que ha llevado a algunas personas a plantear que el propio gobierno y los militares no están interesados en restituirlo para evitar que se haga un balance público de la magnitud real de las víctimas y los destrozos, lo que podría llevar a la población a organizarse aún más para disputar espacios de control a las instituciones ineficaces, tan ineficaces que sólo les queda la receta Pinochet para tapar sus deficiencias y contener la rabia de la gente.
No sólo el sur está colapsado sin teléfonos, sin TV, sin celulares, sin radios, sino que hasta el centro del país, Santiago y Valparaíso tienen muchos barrios que no pueden comunicarse, por lo que la deficiencia de la logística estatal y empresarial era generalizada, pues los efectos del sismo se hicieron sentir en mucho menor medida en la capital.
Para viajar de una ciudad a otra hay que escoger caminos alternativos ante los puentes derribados y carreteras que parecen papel arrugado.
Energía y agua.
La electricidad ha quedado fuera de funcionamiento, siendo iluminados solamente algunos barrios de Santiago, obviamente los barrios altos habitados por gente de elevados ingresos y el centro cívico, tal vez por casualidad, pero lo que piensan todos es que ha habido más eficiencia y buen trato en esos barrios que en las poblaciones populares, los barrios pobres y periféricos, donde la oscuridad es la tónica. Quizás están esperando que salga la población a protestar para poder poner militares en las calles también. En todo caso los santiaguinos no se han quedado quietos y salieron en diferentes barrios populares a retirar alimentos y productos de almacenes. Hacia el sur la oscuridad y la incomunicación acompañan la angustia y la ira de la población. Por eso es que no hay radios y TV ni se pueden cargar los celulares. Este texto se escribe y coloca en un ciber café del centro de Santiago.
Queda de manifiesto que ya no es más posible depender de la infraestructura eléctrica empresarial o estatal y se hace necesario desarrollar en los barrios formas de energía alternativa.
La gasolina está en grave crisis. Las empresas han anunciado que queda gasolina solamente para una semana y las gasolineras suben los precios aprovechando la “bonanza” ante las enormes filas de vehículos que alcanzan a varias cuadras.
De nada ha servido levantar enormes hidroeléctricas que han destruido el medio ambiente y el hábitat. Se decía que con eso se alimentarían extensas regiones del país. Los resultados están a la vista: los lazos se han cortado en múltiples partes y las empresas tendrán pérdidas multimillonarias, tanto por las reparaciones como por la ganancia que deja de entrar.
La población discute si ha tenido sentido pagar las elevadas cuentas de las empresas y circula la idea de no pagar las que lleguen próximamente, como sanción moral y económica al empresariado e instituciones por las deficiencias de atención a la población, ya que una cosa es el terremoto y otra es la imprudencia, robo e improvisación.
El agua es lo mismo, en muchas regiones se ha cortado, en otras sale sucia y en las ciudades se ven personas de un lugar a otro con envases en busca del preciado líquido.
Alimentos y productos básicos
Los almacenes y supermercados han cerrado en las ciudades desde el centro hacia el sur, han perdido gran cantidad de mercancía congelada prefiriendo perderla antes que entregarla a la población necesitada. La gente circula como hormigas de un lugar a otro buscando donde comprar pan, agua o algún producto. Las tiendas pequeñas han bloqueado sus puertas con rejas para evitar que la desesperación pase por encima de la propiedad privada. Las ferias de verduras y hortalizas no han funcionado por lo que se espera muy pronto que el hambre empuje aún más a la población a buscar soluciones.
Salud
Muchos hospitales del sur se han derrumbado y en Santiago se ha suspendido la atención en espera a evaluar los daños.
La población tendrá que comenzar a tomar medidas de sobrevivencia y de contingencia con sus propias manos:
Donde sea posible se instalarán modalidades de energía alternativa, lo que sumado al diálogo sobre su importancia, acrecentará en la gente la comprensión y el interés por buscar formas sustitutivas de las redes de energía empresarial y estatal. El debate está abierto y se conversa en todas partes. Lo mismo puede suceder con el agua, el gas y las comunicaciones.
También la gente irá aprendiendo a valorar las huertas comunitarias existentes, tal vez alguien comience a hacer una y de cualquier manera el tema ha quedado instalado.
En algunos lugares los vecinos hacen una fogata, toman un té o un mate y pueden llegar a preparar y comer algo juntos. Habrá que observar si eso se hace en otras partes y estar preparados para proponerlo si se da la oportunidad.
Ante la presión de los damnificados y sin techo, cantidad que se calcula en más de 2 millones de personas, es posible que algunos vayan a un lugar abierto y comiencen a instalar tiendas y modos simples de viviendas provisorias, aprendiendo que la vida en comunidad es mucho más sana y alegre que lo que pensaban. Habrá que estar atentos para promover el apoyo a ellos desde las proximidades.
Desde fuera los profesionales, estudiantes e interesados en general podemos colaborar de las siguientes maneras:
Formar con profesionales, estudiantes y entendidos del área de la salud, junto a gente capacitada o interesada del barrio, un consultorio de salud autónomo barrial, con énfasis en la medicina y remedios naturales.
Constituir con profesores, estudiantes y gente del barrio un espacio de cuidado y recreación de niños y niñas.
Hacer una huerta comunitaria barrial.
Llevar y probar fuentes de energía alternativa.
Cooperar a establecer lazos directos con productores del campo para asegurar alimentación.
La Red Ecológica de Chile ha lanzado una cadena de solidaridad con recolección de alimentos y productos básicos, así como el establecimiento de formas de comunicación hacia el sur de Chile. A esa campaña se ha sumado la Red de Economía Popular y Ecología Social - Red Ecosocial, donde participa Jaime Yovanovic (Profesor J), coordinador de la Universidad Libre (http://www.ulibre.org) y los contactos pueden hacerse directamente en el mail redecosocial@gmail.com
La importancia de esta cadena de solidaridad es que se trata de comunicaciones y acciones directamente entre los actores de la situación, damnificados y personas u organizaciones solidarias, sin perder el tiempo en reivindicaciones hacia el estado ni en posicionarse políticamente, sino directo al hueso, directo al grano, solidaridad, cooperación y apoyo mutuo entre los de abajo, estimulando las formas de autoorganización autónoma y comunitaria de los damnificados. Formando redes alternativas horizontales que permitan el enlace permanente entre comunidades y agrupaciones.
Abrazos
Profesor J
profesor_j@yahoo.com
redecosocial@gmail.com
unlibre@gmail.com