Principios de salud comunitaria

11.Ago.10    Salud comunitaria

Principios de salud comunitaria barrial autónoma.

Capítulo 1 de la serie:
“Reorganizando libremente las formas de vida en común, desde la marginalidad y la resistencia”.

Esto no es un texto ni un manual, sino una cadena de aportes, en que otros incorporan una parte, profundizan otra o lo hacen todo otra vez. Sirve no sólo para discusión, asunto que me tiene harto, sino para iniciar o reforzar experiencias barriales de una nueva salud.

Profesor J
Red Abya Yala de Reflexión y Acción Comunitaria
rayarac@gmail.com

VOLUMEN PRIMERO
ASPECTOS DE FONDO, CAUSALES, CONTEXTO Y CONCEPTOS DE SALUD COMUNITARIA.

VOLUMEN SEGUNDO (PRÓXIMA EDICIÓN)
ASPECTOS PRÁCTICOS Y METODOLÓGICOS PARA SALUD COMUNITARIA EN EL BARRIO Y LA LOCALIDAD.

La salud es el bienestar del cuerpo y de la psique de las personas.

Nuestros cuerpos nunca han andado solos, como andan los dioses, sino que siempre han sido, por millones de años, cuerpos entrecruzados en forma de comunidad, por lo que la “sociedad”, al separarnos y mantenernos “relacionados” por reglas, fuerza, poder, dinero, utilización, abuso, explotación, etc. nos ha arrebatado lo principal, que es el estar juntos, compartir la tierra, los bosques y las aguas, las herramientas e instrumentos de trabajo y de otras actividades de la vida, alimentarnos entre todos y entrecruzarnos afectivamente entre los cuerpos a los que les venga la gana. Así comparan el cuerpo individual con una máquina autosustentable a la que se le debe asegurar un buen funcionamiento. Obvio. Nos quebraron la forma de vida esencial y natural, entonces por lógica debemos estar en todo momento en manos o garras de los matasanos, pero en soledad, o sea, el contexto humano para los médicos y trabajadores de la salud es exclusivamente su cuerpo personal, borrando de las mentes, de los libros y de la cultura que somos un cuerpo comunitario, como las abejas, que si una está mal, todas lo están, que si una es atacada todas van encima del agresor. A nosotros nos sacaron el aguijón, nos pulieron los instintos y nos acondicionaron como el pobre animal torturado del circo.

No es un “buen funcionamiento”, pues el cuerpo no “funciona”, sino que vive. Algunos dicen que funciona como una máquina, que tiene partes, unas efectuan una labor, otras realizan otras tareas y así en adelante. Sin embargo esa comparación, que puede servir para explicar como actua el cuerpo, sólo ha servido para que nosotros mismos entendamos nuestro cuerpo como un aparato aislado al que puede introducirse alimentos modificados, medicamentos químicos, comida chatarra y así. Sin embargo el cuerpo no es aislado, sino que históricamente ha realizado las formas de vida en armonía y entrelazamiento con otros y ese conjunto es parte integrante de la naturaleza y es afectado por el sol y la luna, interactua con la madre tierra, recibe sus beneficios y a su vez la beneficia con su acción cuidadosa del medio ambiente. Nosotros entendemos que la relación con la naturaleza es algo tan profundo, que las comunidades siempre han mantenido un vínculo permanente, que aprenden los hijos porque ven como todos a su alrededor ejecutan sus formas de vida y de relacionamiento entre las personas y de ellas con la naturaleza, de manera respetuosa y cariñosa, conservando el equilibrio y la armonía que repercute en el equilibrio interno del cuerpo de cada uno. La vida llena de stress, distancias, soledad, angustias, odios, vértigo, sufrimientos, egoismo, envidia, competencia, velocidad, hace por lógica que el cáncer y otras enfermedades perfectamente controlables se apoderen de nosotros y nos mantengan en los consultorios, hospitales y clínicas privadas haciendo interminables filas de pacientes llenos de paciencia y bien disciplinados por fuera mientras por dentro no se cansan de disparar críticas hacia el sistema de salud público y privado, que sólo cuida a las personas un poco lo suficiente para que no haya una insurrección, calmando aguas, repartiendo aspirinas y remedios gratis que las grandes empresas envenadoras del cuerpo y de la naturaleza: las industrias químico-farmacéuticas, venden por toneladas a los gobiernos para que acostumbren a la población a consumir esas medicaciones artificiales, transformar a las personas en fármaco-dependientes para que luego hagan filas en las farmacias para seguir adquiriendo el producto sin poder dejarlo. Han sido estratégicamente capturados.

De ese modo el sistema de salud no es un derecho, sino una tela de araña que atrapa nuestros cuerpos por separado y nos llena de química para que luego nos amontonemos en las farmacias como corderos detrás de los remedios químicos que nos arrojan como quien tira maiz con vidrio a los pollos. En los consultorios y hospitales los médicos nos tratan con autoritarismo, ya que lo saben todo, como los dioses, en especial los médicos jóvenes, que salen cada vez más imbéciles y arrogantes de las universidades a invertir sus esfuerzos en el gran negocio de la salud. Si le da la gana trabaja algo en las red pública, reservando unos minutos por paciente, apurado porque viene el otro que está allá afuera tragándose la prepotencia de los burócratas apitutados.

Una enfermera mientras me sacaba sangre me dijo: cara nueva.
De inmediato pregunté si era caso raro, si se repetían las caras, a lo que contestó que vienen los mismos, una y otra vez, sin dejar espacio para tantas personas “que lo necesitan”, según ella, por lo que me digo que se están salvando. O sea que el sistema necesita que todos circulen por la red de salud oficial, para tenerlos como sardinas recién sacadas del mar. De paso los servicios de inteligencia completan las fichas de población que deben controlar y los detalles de aquellos que tienen en sus listas de sospechosos, ya que los computadores del servicio de salud están conectados directamente con la seguridad del estado, aparato dependiente de la inteligencia militar, al igual que el de educación, registro civil, bancos, comisarías, grandes tiendas, etcétera. Pero eso no importa, ya que si somos todos ovejas, da lo mismo que nos tengan agarrados por el cuello.

Eso es con relación al cuerpo, pero hay mucho más, ya que nuestro interior tiene otros tres componentes, la mente, la psique y la espiritualidad. Sobre la mente, eso lo trabajamos en la producción de subjetividad del sujeto comunitario y la construcción del saber, la epistemología y la cosmovisión. Ahí se expresa el concepto, el juicio, la comparación, la inteligencia, o sea, los aspectos vinculados a la razón y a la lógica, así como a los contenidos de comunicación, lo que explica que la mente evolucione en la misma medida que ha ido evolucionando el lenguaje, lo que es un modo de interacción y mutua influencia de los cuerpos, uno de los tantos tejidos del cuerpo común. Sobre la espiritualidad, ya hemos dicho en otros escritos que ello no es posible en la sociedad de personas separadas, donde los farsantes y charlatanes quieren hacernos creer que andan espíritus superiores por ahí, en especial uno grande sentado en un trono. La espiritualidad en realidad es una forma de interacción profunda entre las personas y de ellas con la naturaleza y el cosmos, que sólo es posible en el interior de la vida en común, es decir: compartida constantemente, donde las tierras, las aguas, los alimentos y la relación con ellos son realizados en conjunto por el sujeto Nosotros, el sujeto común, el sujeto comunitario. La espiritualidad horizontal, sin jerarquías, no es un conjunto de espíritus, sino el conjunto de los vivos y los muertos a los cuales hay que sumar el cosmos, esto es, todo lo que existe. No hay “creación”, pues la creación es un acto de sujeto, individual o comunitario, sino desarrollo de la vida en la naturaleza. De todos modos iremos viendo en el desenvolvimiento de este texto, como esas áreas presentes en el cuerpo de una u otra manera también influyen sobre la salud y viceversa. De partida dejamos puesto aquí que la espiritualidad que reconoce y legitima a las personas indivuales separadas -y por lo tanto posteriores a la destrucción de la comunidad por el patriarcado y del establecimiento de la sociedad de personas separadas y en confrontación- como las religiones, espiritistas, sectas, logias, esoterismos, trascendentalismos y similares, y que son pura y simplemente formas ideológicas que justifican y argumentan la separación y distancia de las individualidades, es altamente dañina para la salud, pues mantiene y profundiza la pérdida de equilibrio y armonía de la comunidad como modo natural del vivir humano. Sólo estimula el vivir como oveja tonta esperando el momento de ir a reunirse con el amo a rendirle pleitesía alrededor del trono. Se vive para morir, ya que sin la muerte no hay adoración del gran señor del trono celestial. Se construye una sicología profunda de falta de respeto o banalización de la vida. Distinta es la espiritualidad comunitaria, que permite restituir y profundizar el equilibrio natural de las personas juntas e interactuando con el resto de la naturaleza, aún en el ámbito urbano, con celulares e internet.

La psique o psiquis es la personalidad, rasgos del carácter, conducta, reacciones frente a determinados estímulos positivos o negativos, en fin es aquella parte del ser humano que no consigue ser totalmente conocida ni comprendida por los que sólo ven cuerpo y mente ni por los del otro lado, que sólo ven cuerpo y espíritu, es la parte que impulsa nuestros comportamientos sin que los hayamos decidido en la reflexión de la mente racional, como sentir pánico en un ascensor. Eso no es natural, ya que muchos no tienen esa sensación, sino que es adquirida por la experiencia, o mala experiencia. Por ejemplo, una persona cuando fue niño lo castigaban encerrándolo en un cuarto pequeño sin luz. El instinto de protección le condiciona y le hace sentir rechazo ante situaciones parecidas, como la vacuna, que introduce un virus en forma controlada para generar los anticuerpos que produce el organismo ante ataques externos. La enfermedad para la que estamos vacunados no podrá desplegarse por el organismo, del mismo modo frente al elevador nuestra reacción será de evitar entrar, pues hemos quedado vacunados contra el encierro. Muchas veces no conocemos la causa y los sicólogos y siquiatras nos hacen preguntas para ver situaciones del pasado que puedan haber creado esa reacción. Conozco una persona que estuvo presa por la dictadura militar y lo mantuvieron en un cuarto oscuro. Hoy no puede entrar al metro, ni a un ascensor ni sentarse atrás de un auto entre dos personas. En este caso él esta consciente del daño que tiene y su causa, pero no lo puede controlar, su cuerpo todo se estremece ante esa situación.

Hay aspectos de la personalidad dañada que no parecen ser tan graves, como aquel o aquella que pasa llamando la atención de los demás, que le empiezan a llamar de “florero”, sin importar que tal vez es debido a la carencia de afecto que le quedó ese daño psicológico, por ejemplo la falta de cariño maternal. Hay casos peores que se agudizan por la falta de un entorno afectivo eficaz que permita seguridad y respeto de los sentimientos en el desarrollo del cuerpo y la psique, como los autistas que se encierran en si mismos escapando del mundo que les rodea, ya que se les ha hecho algún daño que les hizo sufrir mucho y es la manera de evitar que les dañen otra vez. Sin embargo esas personas no están “enfermas”, sino que están sufriendo. Algunas, para no sufrir más se dotan de una personalidad fuerte y parecen agresivas, cuando no es más que un mecanismo de defensa no escogido por ellos, sino que el cuerpo y la psique automáticamente se cierran y golpean antes de ser golpeados. Esa reacción no es natural, instintiva, sino que es artificial, o mejor dicho condicionada. Lo instintivo está más en el fondo de nosotros, en el interior de nuestro Yo, sin embargo el comportamiento natural se va modificando en la experiencia de la vida por determinadas acciones y relaciones en torno a la persona, las que moldean el sistema de comportamientos, gustos, reacciones, prioridades, afectos, etc. El perro cuando ve la comida que va a comer, suelta saliva en abundancia, pues por medio de los ojos y del olor se activan sus glándulas para digerir mejor. Es una reacción provocada por el estímulo, por eso se llama reflejo, que es un brillo o imagen que se ve reproducida sobre algo. El científico Pavlov tocaba una campanilla cada vez que su perro recibía alimentos, acostumbrando sus glándulas al sonido, por lo que comenzó a soltar baba aún sin ver ni oler alimentos, cada vez que la tocaba. Creó un nuevo reflejo en el animal, no un reflejo natural, sino condicionado, artificial, moldeado en el pobre bicho aprovechando el potencial de adaptación refleja a las condiciones del medio natural que van instalando en cada animal determinadas formas de comportamiento. Amaestrar un animal se llama domesticación, esto es, habituar a ese ser viviente al ritmo, exigencias y necesidades del domos, el domicilio, donde se ejerce el dominio patriarcal. Lo mismo sucede con las personas separadas que hemos sido retirados de la vida en comunidad, que es nuestro origen y condición bio-sicológica, poco a poco nos van acondicionando para habituarnos y aceptar las nuevas condiciones como que fuera algo natural. Sin embargo esa manera de comportarse y relacionarse va afectando y debilitando el equilibrio interno y los procesos biológicos y sicológicos de la gente.

De esa manera el sistema de moldeamiento de la personalidad, digamos el molde o el cincel con el que se va dando forma a la piedra, es la forma de vida, la manera en que vivimos, si en comunidad o en familias cerradas, ya que distinto será el niño que se críe en un ambiente barrial compartido, de aquel que lo haga en un barrio donde predomina el odio, la competencia, la envidia y el pelambre, por más que dentro de la casa los padres traten de evitar las malas influencias, pues el encierro va a formar la psique de mala manera empeorando el cuadro.

Es el instinto de compartir y de libertad el que hace que los jóvenes salgan huyendo de esa prisión del hogar individualista para encontrarse e identificarse con otros y alejarse mentalmente con marihuana y alcohol. Nos quejamos muy luego de esas actitudes sin darnos cuenta que apretamos más y más la soga del núcleo familiar en el cuello de esos jóvenes. El alcohol puede producir acostumbramiento químico en el cuerpo y es una de las principales causas de agravamiento de la salud corporal y sicológica de la gente. Por eso no es extraño que la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio en Chile haya colocado como su presidente al vice de la gran empresa vitivinícola Concha y Toro, tal vez en agradecimiento por el veneno masivo que reparte a la población. La marihuana es muy sana y recomendable para la salud, sin embargo esa recomendación es aprovechada por muchos para seguir usándola como mecanismo de evasión, así como por el sistema del poder, que estimula el narcotráfico para evitar que las ovejas tontas despierten y verifiquen que los tienen como cuyes amaestrados en las jaulas de las casas y las escuelas.

Los sentimientos y sensaciones van a afectar el cuerpo y la psique, generalmente del primero hacia la segunda. Por ejemplo el sentimiento de tristeza puede nacer de un recuerdo, o sea, no viene del cuerpo a la psique, sino de la memoria, parte del sistema conciente, que retiene imágenes y sensaciones vividas en distintas épocas aunque algunas se van borrando con el paso del tiempo y otras pasan hacia adentro ocupando un lugar como abajo del conciente, por lo que se habla de subconciente, y ese recuerdo puede reavivar ese sentimiento de tristeza, pérdida o de lejanía, lo que afectará la psique con un cuadro depresivo y al cuerpo con desgaste y decaimiento hasta contracciones y tensiones musculares, dolores de estómago y de cabeza, etcétera.

Así una persona que pasa triste todo el tiempo tendrá muy afectada su psique y debilitado su cuerpo, por el contrario, una persona que pasa siempre animada y alegre, tendrá una bella personalidad y un cuerpo sano. El niño y niña, desde pequeños juegan mucho y les gusta cantar, pero poco a poco esta sociedad va desestimulando y aún reprimiendo a quienes continuen haciéndolo.

Como es de fácil apreciación, en este tipo de sociedad de personas individualistas, no por opción, sino por formación obligatoria, el cuerpo y la psique no cuentan con su base de sustentación entrecruzada y común para el equilibrio y la armonía de la salud, sino muy por el contrario, los separan cada vez más y los arrojan a unos contra los otros como gallos de pelea, lo que lleva al poder a crear los aparatos manipuladores del ministerio y los servicios de salud encargados de atender a esa gente a la que se le ha despojado históricamente de sus bases de sustentación de la salud, en el comercio de la medicina, la salud privada, o en los consultorios públicos, reductos de burócratas, “uno a uno” a puerta cerrada, sometido absolutamente al poder y autoridad del médico, sin poder abrir la boca, so pena de recibir un fuerte regaño, como a niño molesto, igual que un auto que llevan al mecánico, y meterlos en el círculo vicioso de las químicas y productos de labotarios antinaturales. Nos cortan cuidadosamente con delicadas tijeras y bisturís los pocos lazos que nos van quedando con la madre tierra y nos pasan de laboratorio en laboratorio, a veces metiendo nuestro cuerpo en sofisticadas máquinas, como para decirnos que ahora debemos cortar definitivamente con la naturaleza y aceptar a la madre tecnología y sus sacerdotes, los médicos, especialistas y trabajadores de la salud.

Nos dan remedios gratuitos como quien regala dulces a los niños o como la chica que ofrece un vasito de vino en la gran tienda, luego lo cortan, no nos dan más, salimos a comprarlos con el miedo que vuelva el dolor y llenamos las farmacias dirigidas por graduados universitarios que ni tienen idea del envenamiento que hacen a la población. Nos dopan para acostumbrarnos y enriquecer las cadenas de farmacias. Las izquierdas no se preocupan de eso y sólo a veces invitan a un especialista crítico para que horrorice al público y les ayude a convencer a la población de que ellos serán los buenos que salvarán a la patria, a condición de que no se organice la salud comunitaria autónoma en la población, obviamente, ya que quien quiere usar el poder también necesita ovejas detrás.

Veamos ahora el tema afectivo, los sentimientos cotidianos que cruzan desde y hacia las personas. Ya anotamos el cuerpo, la mente, la espiritualidad y la psique, sin embargo antes de entrar en el afecto veamos el erotismo, el sexo y la violencia institucional:

Nosotros no provenimos de Adán y Eva, de algún dios, Asimov o de un zapatero remendón, sino de la horda, la comunidad, el grupo humano en que andaban todos juntos debido a que no tenían instrumentos o herramientas y casi todo se hacía antes con palos y piedras, por eso no había diferencias de roles masculinos o femeninos ni de edades, los niños y niñas iban con los demás para arriba y para abajo, siempre jugando y por ello el juego, la actitud lúdica, siempre estaba presente en el grupo, borrándose la eterna sonrisa cuando el macho agarra a la mujer por el cuello y la obliga a ser exclusiva para darle el hijo primogénito de su propiedad. Podemos imaginar el trauma de los chicos y chicas al ver que una figura de la comunidad, hijo de una de las mujeres, se arrojaba contra ellos mismos y llegaba a matar a una mujer a palos por manifestar a veces la vieja costumbre de la libertad sexual. Los jóvenes y jóvenas que se tocaban, acariciaban y compartían limpiamente el cuerpo y el afecto de forma instintiva y natural, cuidando entre todos al fruto de su vientre que no tenía padre ni espíritu santo, sino que sólo una madre y el calor de la comunidad que pasaba al bebé de mano en mano, extasiándose con el nuevo miembro o miembra del grupo, o aceptaban las nuevas condiciones de vivir sometidos a la dominica potestas del pater familias con poder de vida o muerte sobre el resto del grupo o escapaban a continuar la vida en común en lugares inhóspitos donde esos machos no pudieran alcanzarlos.

Es demasiado obvio que también se practicaba el cariño que no desemboca en la procreación, lo que hacía irrelevante la condición del interlocutor. Para sobrevivir esas antiguas comunidades, debían aparearse unos con otros con bastante frecuencia y por lógica deben haber sido las mujeres las que orientaban la penetración cuando veían aproximarse el momento del orgasmo masculino, sea que estuvieran o no ovulando y el organismo estimulase la necesidad de recibir el gameto. El macho nunca se aparea por necesidad inmediata, sea conciente o inconciente, de procrear, sino por el placer, por el gusto de eyacular, la satisfacción que ello produce en la totalidad de su cuerpo, y eso es muy sano, además de muy bueno para la salud, pues mantiene el equilibrio hormonal interno, la armonía de la psique, el placer realizado, etc. por eso al ser un acto natural y común entre quien quiera que fuese, contribuía fuertemente al afiatamiento entre ellos, el placer mutuo y el sentimiento de lo común. Por eso al nacer un retoño o retoña, era hijo de todos y sólo se podía saber quien era la madre, ya que muchos habían compartido su abrazo. Hoy día el ADN asegura que es de propiedad de un macho determinado y no de otro.

Hoy día la vida sexual libre parece imposible, ya que se ha violentado nuestro sistema tradicional de relaciones natural e instintivo y nos han organizado socialmente para producir mercancías trabajando en los medios de los propietarios y para reproducirnos procreando personas aisladas de las otras, que crezcan bien individualistas para que luego salgan a disputar los pocos puestos de trabajo a puñetazo limpio. Nos dicen que el matrimonio es para la reproducción de la especie, metiendo la vida sexual en un cuello de botella del cual todos escapan sigilosamente, aunque algunos no tanto y los periodistas los atrapan para levantar escandalosas historias o crímenes pasionales que venden como “noticia” los periódicos sensacionalistas. Y si el macho se va, no te preocupes, oh! pobre mujer dominada, ya que el legislativo, la ley, el juez, el tribunal, los pacos, los municipios y hasta los perros bravos, irán detrás del tal para que si te hizo una cría, entonces pague la pensión, ya que “el que la hace la paga”.

Desde jóvenes queremos estar con una y con otra, con uno y con otro, con una y con otro, con unos y otros, etc. siendo el instinto natural el que empuja desde adentro mientras socialmente se organiza una doble fila de represores que nos van dando palo mientras caminamos entre ellos: papás, mamás, tíos, abuelos, profesores, curas, pastores, vecinos adultos, pacos, ratis, milicos, marinos, gendarmes, autoridades, funcionarios, instituciones, TV, escuelas, periódicos, en fin, la más noble y santa cruzada contra el instinto. Todos a una, como Fuenteovejuna, y meta palo. El camino de la vida. Y así nos tienen hasta que llegamos a viejos y morimos nosotros con el palo en la mano dándole como caja a los chicos que por su vez luego asumirán el relevo de la posta maratónica de la vida reprimida. Debería ser al revés, agarrar palo y comenzar a golpear a esos canallas hipócritas. Y eso es justamente lo que hacen los jóvenes cuando pueden romperlo todo. De inmediato caen encima de ellos, estén donde estén, hagan lo que hagan, las legiones militarizadas y robotizadas de sujetos entrenados diariamente por el poder para dar palos, gases y balas a diestra y siniestra, caiga quien caiga, para mostrar socialmente que esa conducta instintiva y natural que viola las reglas de la sociedad artificial represiva, no tiene cabida, que es criminal, que es delito, que es inmoral, que mueran los penes libres, que se inclinen todos, que vivan erectas solamente las lumas del poder. Dicho sea de paso, esos sujetos son entrenados de tal modo que no se detienen ni aunque les pongan a la mamá delante, igual le rompen la cabeza, le sueltan dientes, hieren ojos, hinchan cara, quiebran huesos o le meten cuarenta balines en el cuerpo o simplemente una bala en la espalda. A veces me pregunto como se sentirían si pudieran agarrar al sargento mayor o a un oficial y pudieran dejarlo como membrillo de colegial a punta de palos, patadas y etcétera de las mismas que les enseñan tanto que llegan a quedar más brutos que un burro de carga, con el perdón de los burros. El día que eso suceda, los que lo hagan serán ascendidos a la categoría de héroes nacionales. Bueno, digo, si es que no los matan y hacen desaparecer en silencio.

Así se entiende que uno de los principales problemas de la salud es la violencia institucional que mantiene a los medios de producción en manos de unos pocos promoviendo el hambre, la miseria y la marginalidad en gran parte de la población mientras al resto le asegura un cierto status que le hace creer que están en Jauja, asegurando que no habrá conciencia ni solidaridad, empujando cada día al más feroz individualismo y priorización por los asuntos personales, levantando muros con vidrios y rejas electrificadas que nos distancian aún más del abrazo de los otros, del nido acogedor del instinto de lo común. La población que se organiza para recuperar el uso común de la tierra, del mar, los ríos y las máquinas, o simplemente porque nos están matando, es violentamente agredida por las tropas del disciplinamiento, al igual que aquellos que por el hambre de los hijos salen a buscar una gallina o una billetera. El poseedor de la billetera, después que ha pasado a las manos del hambre, no entiende ni encuentra motivos para aceptar esa situación de “despojo”, en especial si nunca ha comprendido que las instituciones del poder siempre nos están despojando de las tierras, los alimentos, la salud y la vida de nuestros hijos. El hambre es la principal causa de los daños a la salud pues va debilitando el organismo, que no despliega su crecimiento de forma adecuada y queda a merced de cuanto bicho pueda entrar a carcomer el cuerpo. Esos millones de niños y niñas de cuerpo esquelético y estómagos hinchados que se ven en Guatemala, Honduras, México, Colombia, Brasil, Paraguay, Perú (diga usted si ha visto en Chile) y prácticamente en todos los demás países de nuestro continente Abya Yala, así como en África y Asia, son el testimonio más cruel de lo que estamos diciendo, no bastando las campañas contra el hambre, que si bien es causa de enfermedades y muerte, por su vez es producto de la injusticia de mantenernos viviendo en forma separada individualmente sin permitirnos el reencuentro corporal del instinto de lo común.

Comparando eso con el estar juntos y tener libre acceso a las tierras, aguas y bosques, no hay por donde perderse, ya que hay en el fondo de nosotros el llamado instinto del afecto, del cariño hacia el otro, la ternura entre unos y otros, que siendo común, actualmente se encierra en el núcleo familiar, generándose una extraña mezcla de sentimientos contradictorios que van formando una persona absolutamente desiquilibrada, ya que esa formación valórica combina aspectos instintivos de afectividad hacia los que están más cerca y que han sido travestidos por formalidades jerárquico-autoritarias, en tanto se nos machaca con el odio y el miedo hacia los que están fuera de los muros de la prisión hogareña. En definitiva, con el pretexto de la educación de los niños y niñas, se le otorga socialmente a los padres el papel de represores, gendarmes, policías y torturadores hacia sus propios hijos e hijas. El macho, que ha metido mano en cuanta se le ha puesto por delante sin pensar para nada en la chica sino en su libido personal y el interés egoista del placer individualista, asustado y como dueño de fundo, prohibe a su hija para que no vaya a caer en garras de uno como él mismo, haciendo creer al resto de su familia que él es santo, o si no lo ha sido, ahora tiene una hija para proteger. A la mamá muchas veces no le importa, pues se la lleva pensando que a la chica le toque en suerte un marido que la mantenga y le pegue lo menos posible. Y le repiten tanto a la niña que al final termina creyéndolo, ante el aplauso desenfrenado de los tribunos del sistema de poder que observan por todas partes que la familia sea la reproductora de esa “cultura” occidental y cristiana.

El instinto del afecto se va metiendo a la fuerza por el embudo de esa cultura, o tal vez debemos decir por el moledor de carne de las estructuras en que nos tienen organizados, ya que la familia, la escuela, la fábrica, el hospital, el cuartel, la junta de vecinos, el sindicato, el partido, la iglesia, el municipio, etc. todos ellos son instituciones que aseguran, mantienen y estimulan la reproducción cultural de una vida afectiva lo más lejos posible de lo natural-instintivo y lo más apegada posible al sistema artificial forzado en que nos tienen.

Otro sentimiento común es el odio, cuya manifestación hace que el cuerpo produzca secresiones internas que van a la sangre, se acelera el pulso y se enrojece la piel, además de tensionar fuertemente los músculos. Es claro que el odio es un sentimiento instintivo que nace debido a la agresión, daño o miedo de otro hacia uno o hacia un ser querido o aún hacia su identidad sanguínea o comunitaria, deriva del instinto de autodefensa, sobrevivencia y continuidad de la especie y es muy importante para el poder porque ayuda mucho a mantener y acentuar la separación y distancia creciente entre individualidades que han olvidado que provienen del ser, estar y existir juntos, habiendo sido un cuerpo indiviso compuesto de individualidades entrecruzadas. La hipocresía social y las leyes del sistema obligan a guardar ese odio, para conservar la imagen de la sociedad del espectáculo mediante el orden, la mansedumbre, la obediencia y la “paz social”, la paz del hambre y la injusticia, de modo que muchas veces, queriendo manifestarlo debido a la presión que ejerce de adentro hacia afuera, debemos bloquearlo, acumulando así una carga que deteriora el cuerpo y la psique como el ácido, como en el ejemplo de la bilis, que suelta el cuerpo en abundancia, más de la cuenta en estos casos y por su carácter similar a la acidez del vinagre, va carcomiendo los cimientos de la salud. Ya está comprobado que aquellas personas que pasan odiando, envidiando y similares, a otras personas, van deteriorando hasta su semblante y asumiendo rasgos parecidos a las muecas y gestos faciales que realizan en la expresión de los sentimientos negativos, por ejemplo el ceño fruncido, arrugas a los lados de la boca, pliegues sueltos de piel bajo el cuello.

Sobre los rasgos, no es difícil percibir a una persona sumamente concentrada y levemente obsesiva cuando la vemos seria, pensativa, como abarcando con sus manos la infinitud del universo, al pillastre se le descubre por la forma de mirar y el estudio que hace de nuestros bolsos o bolsillos, además de la mueca dura e insensible que ha debido construir en años de hambre, palos e injusticias, aderezados astutamente con fuertes dosis de consumismo, envidia y ambición. El usurero se destaca de lejos por su leve inclinación de cabeza y mirada rasante y calculadora de pupilas pegadas al párpado superior, como ave de rapiña aguaitando a su presa, al cateo de la laucha. El ingenuo o inocente mira de frente y de forma transparente, permitiendo que entremos en su mirada y caminemos junto a él, se tropieza a menudo, no cuida su modo de andar ni la línea recta del peinado, por lo que es considerado bobo por el conjunto de los astutos, perspicaces, pillines, pícaros y llenos de chispa inteligente. Con las chicas así, los utilizadores de los cuerpos de los demás para su exclusivo placer egoista no se andan con remilgos, ya que parten de la base que podrán burlar la voluntad de la muchacha engatuzando y manipulando su sencillez.

Cerremos esta parte hablando algo del instinto, que está en la biología, en los genes, por lo que se transfiere de generación en generación. Los grupos humanos ya tienen algunos millones de años existiendo sobre el planeta y la mayor parte de ese tiempo lo han hecho juntos en comunidad, siendo sólo hace alrededor de 10 mil años los que venimos viviendo en constante separación y disgregación por causa de la propiedad privada, el patriarcado y el poder de unos sobre los otros, lo que representa cerca de la décima parte del 1% del total aproximadamente de nuestro tiempo en el planeta Tierra, aunque es bueno precisar esos datos mediante otras lecturas y fuentes informativas, ya que sorprende a muchos que a pesar de los miles de años que nos tienen con el dogal al cuello, se mantiene intacto el instinto del estar juntos y vivir en comunidad, digamos el instinto de lo común. Constantemente se han producido fugas de los oprimidos y aún rebeliones contra los opresores, que culminan con la recuperación de formas de vida en común, uso común de las tierras, utilización compartida de los llamados espacios públicos y regreso a la autonomía del sujeto comunitario. Debido a eso es que los diferentes poderes que se han repartido los patrimonios patriarcales en la forma artificial de “patrias” aseguran contar con un ejército separado de la población y contrario al instinto de compartir lo que es de todos, priorizando por la propiedad privada y la defensa de las características jerárquico-autoritarias del poder, así cuando ha habido intentos de cambios dentro de las mismas estructuras de poder, son justamente esos militares los encargados de evitar la distribución igualitaria de los productos y la vuelta a la comunidad. Por eso el militarismo es una de las grandes causas de los deterioros de la salud y de la muerte de millones de seres humanos que van quedando apenas como cifras después de las guerras. La guerra aquella tuvo 4 millones de muertos, la otra, ocho, la de más atrás solamente 2 millones. Y punto final, no permitiéndonos el espacio de sentir el dolor que eso significa, el desgarro que se le hace a la especie, además que se nos insensibiliza cada día más para evitar que hagamos otro tipo de tejidos de miradas. Todos conocemos las humillaciones que hay que soportar dentro de las instituciones armadas, ya que tienen que evitar que el soldado piense y se le ocurra pasarse a las filas de los oprimidos volteando el fusil. Debe estar seguro de que asume la mentalidad del perro, que si no obedece, palo con él. O campanilla para que suelte baba y se arroje contra la indefensa población desarmada sobre la base del reflejo condicionado.

Ya decía el Che Guevara que hay que endurecerse, pero sin perder la ternura jamás, sin embargo fueron sus propios compañeros los que le dieron la espalda, aquellos que en nombre del poder llevan a latigazos o manipulados a los oprimidos a una ilusoria “libertad”. Sin embargo poco a poco comienza a correrse el velo y muchos militantes honrados abandonan las filas de esos partidos para sumarse a nuevas búsquedas más compartidas con la población, no más la vocación de vanguardia y en acuerdo con los principios que dicen defender.

La enorme expansión de las armas más sofisticadas dirigidas por computación, telefonía sin hilos, robótica y satélites, muestran a las claras que la ciencia y tecnología están al servicio de la represión, la presión sicológica y la muerte, y una vez que se aseguran de que no se les irá de las manos a los milicos, la van pasando al mercado para que las empresas aumenten sus ganancias y la misma población se enrede el cuello con las siniestras nuevas metodologías de comunicación y almacenamiento de datos. Las antenas celulares que se instalan en medio de la población y aún al lado de recintos como colegios u hospitales, están aumentando los índices de deterioro de la salud de los habitantes del barrio, ya que por aumentar las ganancias invierten bajos costos, ahorrando el gasto de elevadas y potentes antenas en los cerros y de satélites. La internet, el tarreo y el Chat envuelven con sus encantos a la juventud y aún a la niñez, acrecentando el hábito del placer de la diversión en solitario, aprendiendo a conversar y hacer amistades sin comprometer el cuerpo. Millones de personas giran en torno a las llamadas telefónicas eróticas y a las ofertas de romances o cuerpos en internet, con lo que se cohibe el instinto del afecto y se va formalizando y amaestrando la mirada, de tal modo de poner una teta por delante y provocar la baba como la campanilla. La venta de casi todos los productos se aumenta mostrando cuerpos de mujeres en posturas nada inocentes, así como en verano las noticias de la TV sólo muestran colecciones inagotables de tetas y traseros de las más variadas formas, tamaños y colores. Después tres desalmados secuestran una turista y hacen pedazos a la chica, llenando las noticias de más sensacionalismo. Si es lo que venden, lo consiguen, la propaganda aumenta el consumo así como el deseo de poseer lo que no está al alcance de uno, sale más barato agarrar y violar alguna muchacha por ahí.

Resulta más sano apagar la TV y entrar a internet solamente una o dos horas por semana, abriendo la puerta y mirando que hay vecinos también dispuestos a comenzar una nueva vida, con más compartir, alegría y salud. También habrá que comenzar a imaginar campañas de retirada del cuerpo de mujer de las propagandas, así como a desarrollar iniciativas como las TVs comunitarias que se instalen en la parrilla que ofrecen las empresas de cable o satelitales.

De esa manera, cuidar el cuerpo, la psique y la salud en general, implica una cierta dedicación que nos ahorrará posteriormente los gastos de tiempo y dinero en remedios, médicos, tratamientos, exámenes y otros. La rapidez de la vida moderna obliga a descuidar estos aspectos, por lo que es sano detenerse a pensar hacia donde nos están llevando, hasta cuando bailar con la música que nos ponen desde fuera de nuestras vidas, pensar más y practicar con los menores las recomendaciones sanitarias que deben llegar a ser hábitos. También ese ahorro de tiempo y dinero evitando enfermedades y tratamientos permitirá mayores posibilidades de interacción con los vecinos para realizar actividades y cosas juntos.

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