Crisis de los roles de género

11.Ago.10    Análisis y Noticias

Los roles de género se sustentan actualmente en el trabajo. Premisa: el trabajo está en crisis. Ergo: los roles también.
Anteriormente era la simple figura del señor patriarca, ampliado al señor feudal, el rey, el caballero, el dios y etcétera. La mujer cumplía la función de producir hijos y mantenerlos encerrados en el lar mientras el caballero mataba sarracenos a destajo en lejanas tierras, la dama se quedaba con el cinturón de castidad y los sarracenos esclavizados eran transformados en eunucos bajo el expediente de cortarles la virilidad, con lo cual podían hacer lo que quisieran con la dama, y viceversa, menos germinar el vientre sagrado de la dulcinea. No se sabe bien el por qué, sin embargo Europa se llenó de negritos y al tiempo que los cruzados llegaban a tierra santa a acuchillar moros, éstos invadían los lechos y graneros europeos haciendo las delicias de las puras y castas vírgenes que los caballeros andantes idealizaban hasta el cansancio. Era una especie de Jidah sin muertos, pero con esclavos que huían después de los hechos por todas partes. A las señoras que pillaban manos en la masa las hacían pasar por brujas y las quemaban en la hoguera y poco faltó para que las grandes plagas de lepra y demás fueran adjudicadas también a los malvados árabes. No es sorprendente entonces que los pícaros blancos hayan puesto un monigote negro como presidente de un país del norte para disimular la ocupación de los territorios de Irak, Afganistán y otros. La gran Cruzada de Estados Unidos no se diferencia mucho de aquellos caballeros templarios que emitiendo alaridos destemplados cortaban cabezas musulmanas en la época de la hoguera.

Hoy día la hoguera viene desde las empresas contaminantes que han provocado el calentamiento global gracias al trabajo, el mecanismo con el cual se han podido mantener aquellos roles de género que estamos comentando. Los esclavos y siervos de la gleba eran obligados a someterse a la propiedad privada si querían satisfacer sus necesidades mínimas de acceder a los alimentos, pues de otro modo eran capturados para meterlos en las cárceles o en los ejércitos, que hacían nata. La burguesía requería que esa fuerza de trabajo circulase libremente para contratarlos en sus medios de producción, los talleres de manufacturas y nacientes fábricas, por lo que inventa el trabajo otorgando el papel a los antiguos inquisidores de llenar las haciendas religiosas de curas y pastores que mostraban la fortaleza ética de cumplir una función productiva a cambio de un salario. La ideología del trabajo es levantada entonces por el protestantismo. Así el trabajo es una relación económico-social basada en la propiedad de algunos y la no propiedad de los demás. En esa vinculación el macho podía acceder a una suma de dinero pagada de una ínfima parte del producto y con ello mantener el hogar.

Hay otros modos de acceder a las necesidades del hogar, eso es obvio, y lo aprendieron rápido las familias de la época, que llenaban los bosques, montañas y mares de los llamados bandidos, quienes se juntaban a compartir la tierra en común, sus frutos y el acto de alimentarse, recuperando las prácticas comunitarias de los ancestros.

Marx estudia esa relación del trabajo y descubre que la tecnología va transformando la vinculación del hombre con la máquina, que de instrumento que amplía las capacidades humanas pasa a subordinar a la fuerza de trabajo, ya que la inventiva, la creatividad, la imaginación y el despliegue de capacidades de todo tipo dejan paso al simple proceso de apretar un botón que no puede escogerse, ya que de otro modo la máquina puede reventar, a limpiar y alimentar el artilugio. El trabajo mental va pasando de los operadores a los diseñadores, quienes sin meter mano, ocupan el saber-poder acumulado para innovar cada vez más los aparatos existentes. De esa manera lo que este autor llamó el general intelect, que es algo así como el intelecto general, o la inteligencia generalizada y acumulada, con su acción y sus resultados, pasa a ser dirigido en la práctica por aquellos que pagan a los pensadores para mejorar la tecnología. La ciencia se transforma en fuerza productiva directa, dejando de ser el espacio de creación de aquellos viejos sabios como Galileo, Da Vinci, Einstein y otros que se me escapan, para abrir camino a tropas de científicos formados en las porquerías de universidades con se cuenta en la modernidad, amontonados en gigantescos laboratorios que cambian los genes de las plantas, de las ovejas, de los chanchos y mezclan unos químicos con otros para seguir abaratando costos de producción de las inútiles mercancías que nos meten hasta por la nariz por medio de las eficaces técnicas subliminales y psicológicas del marketing.

Con tanta tecnología una empresa que antes necesitaba 4 mil operarios, hoy día se basta con 125 salarios apretando botones. El comercio masivo emplea miles de niños para empaquetar las mercaderías y la producción agrícola a otros miles de jóvenes y mujeres para sacar frutas y encajonarla. Con el pretexto de que no es trabajo especializado pagan cada vez menos, en tanto a los tecnócratas e ingenierócratas pagan millones.

El rol de género masculino de proveer abasteciendo el hogar entra en profunda crisis. El trabajo hoy día es muy poco, precario y temporal. es muy difícil encontrar centros de trabajo con las características de poder hacer una huelga que consiga realmente obligar a los patrones a ceder, ya que los contratos, cuando los hay, no lo permiten, la sindicalización es prácticamente un delito y los robocops están sólo esperando el momento para salir a repartir palos y lacrimógenas, cuando no para arrojar gases que debilitan los esfínteres. Estamos literalmente cagados.

Ese macho no consigue consolidar el hogar, ya que la base es justamente el salario semanal, quincenal o mensual que lleva a la casa. Ha sido preparado cultural e institucionalmente para otra cosa, para contar con un mínimo que le permita mantener la cohesión de su espacio privado. Se trata de una crisis existencial que golpea fuertemente sin permitir hacerse claridad de lo que va ocurriendo como choque interno de contradicciones en la formación de la personalidad y el sentido de la existencia. Obviamente acumula ira y se resiente, llegando en muchas veces a estallar descargando el cortocircuito en el lugar más débil, su pareja, la que le cobra todos los días que traiga alguna cosa para los hijos, que para qué te casaste, que en fin. El aumento del alcoholismo, la violencia intrafamiliar y quiebres de hogares va en constante aumento. la tendencia no se detiene.

Por su parte la mujer, preparada social y culturalmente para asumir la dependencia al dinero que trae el macho, ante la ausencia del suministro no sólo sale a buscarlo, sino que debido a su propia condición de oprimida, tiende a expandirse, a desplegarse en todas direcciones. El instinto y su condición de madre la llevan a descubrir e innovar en muchos otros terrenos, emergiendo de la invisibilidad del encierro hogareño e inventando soluciones que siempre estarán cargadas de ternura hacia los hijos, que nunca dejan de ser carne de su carne, a diferencia del macho, que bien podría haber sido otro y que no consigue apreciar el valor de la interacción con los niños, justamente porque es empujado socialmente a ser individualista, propietario de la mujer, fuerte y rudo. Su relación con los demás es una relación social, la de la mujer es también biológica e instintiva. El macho lo único que le queda de biología es el hedonismo de la constante búsqueda de alguna penetración y eyaculación, lo que llena los prostíbulos y de mujeres dispuestas a conseguirles ese dinero que no llevan a casa. Y esa también es una salida placentera a la crisis existencial, una vía de escape y equilibrio interior correspondiente con las características y valores distorsionados de la sociedad de personas separadas y en competencia. También en los últimos años han aumentado los indicadores de violaciones, abusos, acoso y encierros de mujeres o aún hijas para mantener con ellas relaciones cómodas, sin compromisos y estrictamente utilitarias basadas en el poder.

Para evitar que la mujer siga creciendo, las instituciones le insisten que ella es ahora el pilar del hogar, para que no se le vaya a ocurrir que puede salir de ahí a cuestionar la sociedad y organizar otra. Se emiten leyes una tras la otra sobre el matrimonio, los hijos, la separación, pensiones, custodia, etc. Se construyen nuevos, modernos y operativos tribunales de familia, divorcio y similares. Cada municipio instala una corporación judicial que tranquiliza a la mujer y le ofrece ir detrás del macho para que pague y así re-colocar en la conciencia femenina la validez de la dependencia hacia aquel dinero. Cada cuartel policial ahora cuenta con una sección dedicada al asunto, los agentes uniformados del estado son los encargados de perseguir, atrapar, encarcelar y amedrentar al sujeto para que no huya de su rol de suministrador, luego el juez lo sanciona y asegura que aquella pobre mujer no sea engañada por el macho.

El aborto y la píldora del día después, pueden evitar caer en las garras de esa red de dependencias, sin embargo se ha instalado una discusión tan potente, con tantos detractores, que va quedando claro que seguirá siendo sancionado social y culturalmente aunque algunas leyes se flexibilicen. No hay modo de cuidar a los hijos sin el dinero del trabajo del macho, nos dicen. Muchas mujeres piensan que siendo ellas las que trabajen, el asunto está resuelto y eso es estimulado por las instituciones y aún por las propias organizaciones feministas, que llegan a aplaudir si llega una mujer a la presidencia, como si ocupar cargos tradicionalemnte masculinos fuese a solucionar las cosas. Hay que liberarse del macho desplazándolo de los puestos de utilización de este modo de vida individualista y competitivo. Mujeres cumpliendo funciones del género masculino reproducen igualmente los comportamientos, hábitos, valores, principios, estructuras y funciones de la sociedad patriarcal.

Sin embargo muchas mujeres consiguen abrir más su mirada y encabezan movilizaciones sociales, organizaciones barriales y son las más entusiastas en las formas de vida compartida junto a los jóvenes y niños, ya que van descubriendo que la formación de huertas comunitarias en la autonomía barrial y creación de comunidades más amplias que la familia, la creación de colectivos de “comprando juntos” que permitan abaratar costos adquiriendo productos necesarios al por mayor, más actividades de todo tipo, no sólo culturales y recreativas, sino también escuelas barriales, salud comunitaria, emprendimientos productivos autogestionarios, comités jurídicos de población y tantas otras posibilidades, generan un entorno más rico para ellas y los hijos, además permiten el apoyo mutuo y de esa manera las chicas que tienen hijos ya no necesitan andar corriendo detrás del ejecutor para que pague, sino que encuentran en su entorno el apoyo, cariño, aliciente y soluciones suficientes para liberarse del yugo patriarcal.

La crisis del trabajo y su resultado de crisis existencial de los roles de género es la oportunidad esperada para comenzar a construir otro mundo, otro sistema de relaciones barriales directas, horizontales, no autoritarias, comunitarias, con autonomía del estado, del mercado, partidos, iglesias y demás instituciones y propuestas que sólo reproducen los roles, proponiendo cambios para “después”, en el futuro.

Abrazos
Jaime Yovanovic
Profesor J
profesor_j@yahoo.com
http://clajadep.lahaine.org