Fronteras, inmigración y continentalidad

11.Jul.03    Análisis y Noticias

De un tiempo a esta parte ha ido creciendo casi silenciosamente una actividad que parece ser muy importante para el desarrollo de la resistencia contra el capital y sus instituciones, que es la lucha contra las fronteras. En Europa ya es común ver grupos de jóvenes y de anticapitalistas instalarse en zonas fronterizas denunciando los problemas de tránsito, la represión a los inmigrantes, en fin, levantando una bandera que toca una de las modalidades más defendidas por la propiedad y el poder, que son los límites establecidos por las clases dominantes. En Estados Unidos y Canadá también está comenzando y ya se anuncian actividades al respecto con relación a la cumbre de la OMC en Cancún.

El capital no tiene fronteras, entra y sale como y cuando quiere. Los acuerdos comerciales liberalizan cada vez más la circulación mercantil. Al mismo tiempo se hacen más rigurosos los requerimientos para el tránsito de personas, los visados, los controles, los impedimentos, etc. A medida que avanza la artillería mercantil, la crisis de la población es cada vez mayor, aumentan los indicadores del desempleo, la inestabilidad laboral, la marginalidad, la pobreza, la miseria, las enfermedades y la muerte. Con ello ha crecido notablemente la necesidad de la migración de millones que escapan de los efectos de esta situación en sus países y se dirigen hacia lugares donde se espera sobrevivir. Al igual que la migración del campo a las periferias de las ciudades, esta oleada se dirige a los países centrales, sean ellos Europa, Estados Unidos, Brasil o Sudáfrica. La tendencia es de crecimiento y los países ya han comenzado a tomar drásticas medidas para poner un freno o al menos mejorar los filtros.

En Europa cada día llegan inmigrantes por el Magreb hacia España y Francia, y por el lado de Italia, desde Turquía y los países balcánicos. Son cientos de miles de pobres de esos países que inundan las calles de Roma, por ejemplo, aumentando la presión agolpándose en portales y rincones o en lugares que han sido abandonados por su deterioro. En Madrid la invasión de ecuatorianos, peruanos y colombianos es impresionante, así como en otras ciudades españolas las masas árabes y africanas se acrecientan cada día. Desde ambos países, las oleadas se dirigen a Francia y Alemania. En Francia ya ha sido famoso el caso de grupos de inmigrantes que se agolpan cerca de la entrada del tunel de la Mancha para intentar pasar a Inglaterra aún a riesgo de sus vidas, por lo que ha habido represión y choques, esos grupos son expulsados de allí y al poco vuelven, por lo que se ha establecido una vigilancia permanente. La Unión Europea ha tomado el caso como una de sus prioridades y se aumenta el control fronterizo.

La inestabilidad laboral en Europa facilita la ‘contratación’ de estos inmigrantes, que son utilizados en masa en tareas pesadas como la construcción y limpieza sin garantías de ningún tipo, en una especie de substitución de la mano de obra local, más exigente y acostumbrada a los pactos sociales y alianzas de clase, lo que explica en parte que los sindicatos hayan reaccionado tan fieramente ante las amenazas de recortar las jubilaciones y otras medidas de seguridad social, que son su ‘privilegio’ frente a la precariedad total de los ‘extranjeros’. Por eso tampoco es de extrañar el crecimiento de las votaciones de las propuestas fascistas y xenófobas como Le Pen, Berlusconi, Aznar y otros como en Austria y Países Bajos.

En Estados Unidos, la situación de la frontera con México es dramática, en especial después de los últimos casos de muertes por asfixia en camiones cerrados de inmigrantes centroamericanos que pagan cualquier cosa por ser trasladados y pasar las fronteras escondidos. Los Estados del sur de USA acostumbran contratar por cientos de miles a los brazeros que llegan desde México para las faenas de cosecha y carga, y desde allí muchos se esparcen hacia el norte amontonándose en las periferias de las ciudades junto a las comunidades negras y de blancos pobres. Siempre eso será mejor que la miseria y muerte cotidiana de sus países.

En Brasil, después de las oleadas de chilenos, argentinos y uruguayos que se instalaron allí debido a los golpes militares, es sorprendente la cantidad de coreanos y taiwaneses que están llegando, así como estos últimos años ha crecido fuertemente la migración de peruanos y bolivianos. Con la crisis argentina, miles de sus habitantes escaparon al país vecino. Y en Sudáfrica no paran de llegar inmigrantes del Congo y de Zimbabwe debido a la inestabilidad de esos países, choques y guerras, lo mismo ha sucedido desde Angola y Mozambique, así como de los países más pequeños alrededor, como Botzwana, Swazilandia, Malawi y otros.

Los aparatos de estado en general destinan parte esencial de su actividad al control de la población, con gran parte del presupuesto dirigido a esos fines, por eso la política de fronteras es un requisito sine qua non. La distribución y redistribución de la mano de obra en esta etapa posfordista del trabajo hace de la inmigración un objeto fundamental, pues ayuda enormemente a bajar los humos del poco sindicalismo combativo que queda y direccionalizarlo hacia políticas o ‘luchas’ de apoyo a las instituciones en un proceso lento de ajuste y negociaciones donde el objetivo es disminuir aún más las condiciones de vida del sector productivo y de servicios adecuando o adaptando un sector reducido de la mano de obra a los nuevos requerimientos tecnológicos de la modernidad mientras el resto se debate en formas secundarias, colaterales o subsidarias de actividad, como la tercerización, cuarterización, maquilas, economía informal.

La llegada masiva de inmigrantes ha permitido ‘acostumbrar’ a las masas a un nivel de vida de sobrevivencia mínima, pues estos recién llegados aceptan cualquier cosa, y con ello se ha podido reajustar mejor el condicionamiento ideológico necesario de la población. Por ello no sorprende que la lucha contra la inmigración por parte de los gobiernos sea más bien una actividad selectiva, donde se deja pasar a los más dóciles, teniendo cuidado y mayor control sobre los que provienen de regiones convulsionadas y pueden traer malos ejemplos. Estados Unidos, con el pretexto del terrorismo ha aumentado tremendamente las exigencias del visado, lo mismo Europa, pero la aceptación continúa ya que esos inmigrantes no traen experiencia sindical o política casi ninguna, con excepciones, es claro, pues se trata de campesinos pobres o capas urbanas periféricas. Diferente es el trato a los técnicos y graduados universitarios, cuya absorción sigue siendo descomunal produciendo la impresión de que las cadenas universitarias y de investigaciones no tienen otra función que la de detectar cerebros para tentarlos con cursos superiores y mejor nivel de vida en los países centrales, con lo que cuidan también que los técnicos locales no se pongan demasiado exigentes. Es sorprendente ver en diarios africanos como instituciones británicas, por ejemplo, convocan a concursos para profesores de escuelas o a otras actividades, o en Brasil empresas japonesas ofreciendo empleo con avisos en los diarios y hasta grupos que se dedican a reclutar trabajadores para instalarlos en Japón.

En América Latina las fronteras tienden a relativizarse por dos motivos, el primero es el empresarial y el segundo es la presencia de comunidades originarias que han sido divididas por los límites artificiales de los países. En el plano empresarial, tenemos por ejemplo las empresas brasileñas que depredan extensas regiones de Paraguay o la circulación del contrabando desde Ciudad del Este hacia Brasil y Argentina, con productos en su mayoría falsificados. Como ejemplo están los cigarrillos brasileños, donde las propias empresas que los producen y comercializan han instalado plantas de fabricación paralela en Paraguay en que los cigarrillos son de una calidad muy inferior, con menos cantidad de tabaco y solamente el empaque guarda las mismas características. Esos cigarrillos son vendidos por millones a los ‘muamberos’, que son caravanas de gente dedicada a la economía informal, compran en Paraguay a precio muy barato y venden por las calles de Brasil a un precio levemente inferior al cigarrillo producido en el país. Los dueños de bares se han ido acostumbrando a comprarle a los muamberos y así la firma que los hace compite con ella misma. Esa modalidad se ha extendido hacia bebidas, pilas, perfumes, radios y una amplia gama de productos de consumo masivo. Grupos de árabes se han instalado en la región y han montado una vasta red comercial que se extiende por otros países, al punto que los yanquis los están investigando para establecer sus vínculos con Bin Laden y compañía.

Otro ejemplo empresarial es que algunas mineras en el norte de Chile esperan tener acceso al agua de regiones altas situadas en Bolivia, lo que en pocos años dejaría a las comunidades y pueblos locales sin el preciado líquido. La ‘integración’ regional del Mercosur busca fortalecer los lazos empresariales en detrimento de los pueblos, así como el Alca es lo mismo aunque con mayor interrelación con Estados Unidos.

Los pueblos originarios, como el mapuche, están divididos por la frontera Chile-Argentina, o los aymara por las divisiones Chile-Perú-Bolivia, o los quechuas, por los límites entre Bolivia-Perú-Ecuador, o los mayas, entre Guatemala y México, o los ashaninka entre Perú-Brasil-Ecuador, o los guaraníes, entre Paraguay-Bolivia-Brasil-Argentina, o los kunas entre Panamá y Colombia, y así en todas partes. Los lazos entre ellos tienden a fortalecerse en la misma medida que avanza la resistencia continental, las reivindicaciones de unos refuerzan las convicciones o acciones de los otros, las luchas de unos estimulan a los otros, todo ello con mayor facilidad que los lazos entre las comunidades campesinas o de pobres urbanos, cuyos vínculos también se han ido acrecentando al calor de la resistencia, aunque los Foros organizados por Attac y el reformismo canalizan en gran parte el potencial de lucha hacia las banderas de la ‘humanización’ del capitalismo, pero no han conseguido detener la rebeldía en los movimientos sociales.

Hace poco tiempo atrás un nutrido grupo de maestros ecuatorianos hizo un bloqueo del puente fronterizo hacia Perú en apoyo a la huelga de maestros de este país, lo que es un precedente de formas de acción que pueden apuntar hacia las fronteras, como habían hecho algún tiempo atrás los compas que instalaron un campamento internacional en Ecuador cerca de la frontera con Colombia en apoyo a medidas de negociación y de paz en este último país. Creemos que estas acciones pueden reproducirse en diferentes países ayudando a acrecentar la conciencia de la continentalidad de la lucha.

Profesor J
Clajadep
http://clajadep.lahaine.org