Autor: “Darío Azzellini”

Control y autogestión obrera desde La Comuna hasta el presente

La izquierda revolucionaria dominante ha venido considerando el control obrero como parte de un sistema dual de poder, solo necesario durante la transición al socialismo, como contestación al poder de la burguesía y del estado capitalista. Desde esta perspectiva, los consejos obreros serían estructuras temporales relevantes solo hasta la conquista del «poder real», en general traducido en la consolidación de un partido revolucionario o de un «Estado revolucionario». Sin embargo, una corriente minoritaria —que se esboza desde en los escritos de Marx sobre la Comuna de París hasta en el comunismo consejista, el trotskismo, el anarcosindicalismo, el operaismo italiano y otras corrientes «heréticas»— siempre consideró el control obrero y sus consejos como la base de una sociedad socialista autogestionada.


El control de la producción y de la empresa no se debería hacer solo en nombre de los trabajadores sino también de las comunidades, de las personas autoorganizadas en general.

El control obrero es el primer paso en el camino al socialismo, en el sentido de que el control de la producción y de la empresa no se debería hacer solo en nombre de los trabajadores sino también de las comunidades, de las personas autoorganizadas en general. Y ni siquiera esto es el último paso porque, como dice Marx, la comuna es la última forma política descubierta, así que sigue siendo una forma política. El socialismo, o el comunismo, consiste en ir más allá de la política, en conseguir autoorganizar la vida.
Nosotros decimos ¿cuesta mucho comprender que el trabajador forma parte de su familia, de su barrio y de su comunidad? Algunos obsesionados por el poder y la administración del capital, sólo ven al trabajador como parte del engranaje de acumulación, donde obviamente participa y es explotado junto a la destrucción de la naturaleza, pero desde su pertenencia a la especie y empotrado en la estructura patriarcal de la la sociedad. El trabajador no es un tránsfuga diletante de la espoecie.