Autor: “Dilar Dirik”
Construyendo Democracia sin Estado (r)
“Cuando vino gente por primera vez a nuestra casa hace unos años a preguntar si nuestra familia querría participar en las comunas, les tiré piedras para que se fueran” ríe Bushra, una joven mujer de Tirbespiye, Rojava. Madre de dos hijos, pertenece a una secta religiosa ultra-conservadora. Antes, no se le permitía abandonar su casa y solía cubrir todo su cuerpo excepto sus ojos.
“Ahora moldeo activamente mi propia comunidad”, dice orgullosa con una radiante sonrisa. “La gente viene a mí en busca de soluciones para problemas sociales. Pero en aquel entonces, si me hubieras preguntado, no habría sabido el significado de “consejo” ni qué hace la gente en las asambleas”.
Hoy, a lo largo y ancho del planeta, la gente recurre a formas alternativas de organización autónoma para dar otra vez significado a sus vidas, para reflejar el deseo de la creatividad humana de expresarse libremente.
Construyendo democracia sin estado
El modelo de autonomía democrática que ha dado lugar, a su vez, no es solamente una perspectiva prometedora para una solución pacífica y justa a los conflictos traumáticos de la región; en muchos sentidos, el surgimiento de la revolución Rojava ilustra cómo la autonomía democrática en realidad puede ser la única manera de sobrevivir. En este sentido, la comuna revolucionaria es un patrimonio histórico, una fuente de la memoria colectiva de las fuerzas de la democracia en todo el mundo, y un mecanismo consciente de autodefensa contra el sistema estatal. Lleva un legado milenario y se manifiesta en formas novedosas hoy.
Lo que une a los momentos históricos de la resistencia humana y el deseo de otro mundo, desde los primeros luchadores por la libertad de la historia a la comuna de París, desde el levantamiento de los zapatistas a las plazas de la libertad en Rojava, es el poder irrompible para atreverse a imaginar. Es el valor de creer que la opresión no es el destino. Es la expresión del antiguo deseo de la humanidad de verse a si misma libre.