Autor: “Rita Segato”

Comprender la masculinidad es un acto político

La escritora, antropóloga y activista feminista argentina Rita Segato trazó vínculos entre los conceptos de masculinidad, poder y prestigio y advirtió que “el orden patriarcal es un orden político”.


Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres (r)

La cultura y estructura social del poder patriarcal, las leyes y costumbres derivadas de dicha cultura y estructura, consideran que un ataque sexual es un ataque a un territorio de intimidad, una especie de territorio de alcoba, por lo que no adquiere la gravedad de asunto público o de interés general, generándose una especie de impunidad generalizada que “autoriza” a los machos poderosos a seguir en su escalada de violencia, disputa de territorios y pugnas entre partidos para asumir las riendas del poder. Algunas feministas consideran que hay que ir a disputar las estructuras de poder y forman partidos políticos para ello, unos detrás del poder tradicional y otros detrás del que llaman “poder popular”, que es lo mismo pues se trata de un trampolín o metodología para alcanzar el poder central.
Pero poco a poco se abre conciencia la necesidad de lo comunitario, es decir en cada barrio o nicho ecológico comenzar desde abajo a construir otro modo de vivir, lo que las comunidades indígenas y afrodescendientes llaman el Buen Vivir, el enjambre humano con la mujer como eje del común, lo que reproducido en otros barrios permite asumir la administración desde abajo de los municipios. Así nuestra lucha no es local ni global, sino ambas, aunque el camino del poder comienza allá arriba y el camino de la libertad y la autogestión comienza desde la casa y el barrio, desde la comunidad, desde la mujer.


Una falla del pensamiento feminista es creer que la violencia de género es un problema de hombres y mujeres

Lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas, el desarraigo de un medio comunitario, familiar, local… en fin, el mundo se mueve de una manera que no pueden controlar y los deja en una situación de precariedad, pero no como consecuencia del empoderamiento de las mujeres, sino como una consecuencia de la precarización de la vida, de la economía, de no poder educarse más, leer más, tener acceso a diversas formas de bienestar. Y eso también va en dirección de otra cosa que vengo afirmando: que hay formas de agresión entre varones que son también violencia de género.Yo afirmo que los varones son las primeras víctimas del mandato de masculinidad.


Respuesta a una polémica distorsionada sobre Bolivia

Evo tuvo inmensas victorias en este tiempo y luego las arriesgó. Eso es algo que no se debe repetir.


No es Camacho o Evo, es necesario trascender esas dos posiciones

En mi comprensión de los sucesos, Evo cayó por su propio peso porque incurrió en acciones a lo largo del tiempo y sobre todo más hacia el presente que causaron un quiebre de la credibilidad y luego un quiebre de la gobernabilidad. Para mí, él no ha sido una víctima de un golpe, sino víctima de un descrédito general por varias de sus acciones.


Hay que demostrar a los hombres que expresar la potencia a través de la violencia es una señal de debilidad

Creo que la violación esconde un factor fundamental del orden patriarcal imperante. Hay que entender que la violación no es un crimen como cualquier otro. La violación se aleja, a la vez, de esa imagen del hombre como lobo hambriento que viola porque no puede controlarse, y también de la imagen del hombre como ladrón, que roba el sexo de la mujer. La violación no es un crimen sexual; es, más bien, un crimen expresivo, por un medio sexual. Con la violación se dicen dos cosas: una a la mujer y otra a los otros hombres.
A la mujer se le comunica una lección moral: la mujer es sospechosa de inmoral desde el comienzo de los tiempos, y la violación le castiga por desobediente. A los otros hombres, la violación les comunica la potencia. La masculinidad, para mantenerse, tiene que confirmarse por los interlocutores masculinos y, para ello, necesita exhibirse.


Por qué la masculinidad se transforma en violencia

–¿Cómo es la ideología del macho?
–Aquello que hace pensar al hombre que si él no puede demostrar su virilidad, no es persona. Está tan comprometida la humanidad del sujeto masculino por su virilidad, que no se ve pudiendo ser persona digna de respeto, si no tiene el atributo de algún tipo de potencia.
–¿Cuáles son esas potencias masculinas?
–No sólo la sexual, que es la menos importante, también la potencia bélica, de fuerza física, económica, intelectual, moral, política. Todo esto está siendo concentrado por un grupo muy pequeño de personas y hoy el hombre es una víctima también del mandato de masculinidad.


¡Ningún patriarcón hará la revolución!

Reflexiones sobre las relaciones entre capitalismo y patriarcado.


El cuerpo de las mujeres es un lugar en el que se manifiesta el fracaso del estado

Estas nuevas formas de violencia machista son signo de una amplia transformación económica y política, que tiene que ver con el desarrollo de la economía informal y criminal y con la descomposición del Estado como monopolista de la violencia. En este marco, el cuerpo de la mujer se convierte en un soporte en el que se inscriben nuevas formas de dominio y de soberanía. Se trata por ello de una violencia pública, sistemática, impersonal, en la que grupos criminales y corporaciones establecen una forma de control sobre el territorio que se expresa públicamente a través del sometimiento total del cuerpo de la mujer.


Los cr?menes contra las mujeres no son motivados por el odio, son de orden pol?tico

El violador no es un enfermo, an?malo, no es un tipo raro, es una persona completamente normal que en su acci?n expresa un contenido que est? en la sociedad.