13-05-2013
El 15M se reencuentra en Sol
Miles de personas claman en el 12-M contra las políticas del gobierno conservador
Página12
En vísperas del segundo aniversario del 15-M, miles de adherentes al movimiento de indignados se movilizaron por la capital española hasta la simbólica Plaza del Sol para rechazar las recetas del ajuste neoliberal impuesta por el gobierno de Mariano Rajoy, marcadas por los recorte sociales y políticas para salvar a los bancos de la crisis financiera, y reclamar una salida alternativa a la crisis económica. Las protestas se extendieron a Barcelona, Sevilla, Valencia, Palma, entre otras ciudades. Los militantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) encabezaron las marchas.
“De la indignación a la rebelión: escrache al sistema”, fue el lema con el que marcharon los indignados madrileños por el centro de la capital hasta confluir en Sol. Por su parte, los indignados de Barcelona se encolumnaron detrás de una pancarta con el mensaje “Paremos el genocidio financiero, juntos podemos”.
“Sí se puede, sí se puede”, coreaban miles de personas reunidas esta tarde en la madrileña plaza del Sol tras las convocatoria 12M-15M. “El pueblo, unido, jamás será vencido” o “que no, que no, que no nos representan”, fueron otros de los ya famosos gritos de los manifestantes.
La protesta se adelantó por ser el 15 un día laborable, y están previstas actividades y asambleas desde hoy hasta el miércoles. “Lo llaman democracia y no lo es, es una dictadura eso es”, coreaban los manifestantes desde Madrid hasta Barcelona. Dos años después hay más motivos que antes para la indignación, aseguran los propios protagonistas que, sin embargo, son mucho menos que cuando emergió el movimiento.
“No somos mercancías en manos de políticos y banqueros” fue el eslogan de la manifestación que, en vísperas de las elecciones municipales y regionales de España, el 15 de mayo de 2011 (de ahí toma el nombre 15-M), dio inicio a una acampada en la Puerta del Sol de Madrid, y luego se convirtió en un movimiento heterogéneo que se expandió como pólvora en España y el mundo.
Tras las elecciones de noviembre de aquel mismo año, Mariano Rajoy, líder del derechista Partido Popular (PP), llegó al poder en España, y no sólo profundizó el ajuste sino que implementó una reforma laboral y políticas recesivas que dejaron el desempleo en el 27 por ciento de la población activa, unos 6,2 millones de desocupados.
Desde entonces, los indignados perdieron cierto impacto a nivel de movilización aunque ganaron terreno en los barrios y comenzaron a trabajar con iniciativas más concretas como las de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) que exige una solución para el drama de las personas desalojadas por impago hipotecario.
De hecho la PAH, uno de los movimientos más activos de los últimos años, han liderado las marchas, que fueron muy heterogéneas, con la participación de jóvenes, familias, veteranos y muchas personas afectadas directamente por los recortes del gobierno como empleados del sector educativo y sanitario.
“Celebrar este aniversario es importante porque el 15-M despertó a mucha gente”, afirmaba Marta, una madrileña de unos 40 años, en declaraciones a la prensa en la plaza del Sol. La manifestantes reconoció que puede parecer que hay “desánimo o menos gente que antes, pero lo que pasó es que se está luchando en otros ámbitos, como en los barrios”.
“Hay motivos para seguir aquí, porque hay que defender nuestros derechos básicos, como salud y educación, y sobretodo tiene que haber un cambio en la dirección política, que incluya más presión a los que más tiene”, decía por su parte, Jose, de 38 años, en la manifestación de Barcelona. “Hay un lema que me gusta, ‘Vamos lento porque queremos llegar lejos’”, añadió este joven trabajador quien cree que es muy importante que existan grupos que sigan trabajando para mantener activo al movimiento de los indignados.
“Los que se movilizan en cada grupo son los que están en una situación más precaria, y el resto de la ciudadanía lamentablemente, aunque apoya, no lo hace”, reflexionó el indignado.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-219860-2013-05-12.html
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Vea galería de fotos: http://www.diagonalperiodico.net/solo-multimedia/12m-galeria-fotografica-madrid.html
Otra galería de fotos: http://www.eldiario.es/politica/imagenes_12_131706829.html
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El 15M se reencuentra en Sol
Miles de personas marchan en Madrid movidas por las mismas razones que aquel 15 de mayo de 2011, aunque exacerbadas tras dos años de más crisis y recortes.
Ana Requena Aguilar / Ander Iñaki Oliden - Madrid
12/05/2013 - 21:58h
El 15M ha vuelto a la Puerta del Sol, al lugar emblemático donde todo empezó. No ha sido, como sucedió hace dos años, en forma de manifestación, sino de columnas que, desde varios puntos de Madrid, iban tiñendo la ciudad de protesta. Las razones, muy parecidas a las de entonces, pero exacerbadas por tres años de recortes: hartazgo e indignación con la clase política, la corrupción, la dieta estricta de la austeridad, unos servicios públicos menguantes y una necesidad aún no satisfecha de más participación y transparencia.
Las marchas recorrieron Madrid poco a poco. Aunque la afluencia de gente en las primeras horas -algunas empezaron a andar ya por la mañana- no auguraban una gran convocatoria, alrededor de las siete de la tarde la cosa cambió. Entonces, cuando algunas mareas ya habían llegado a la Puerta del Sol y alguna gente empezaba ya incluso a dispersarse, una gran columna inundó la calle Alcalá y dio el empujón final a la manifestación. Sin embargo, la plaza nunca llegó a estar llena por completo.
Aún quedaba un buen rato hasta el grito mudo de las ocho de la tarde. Algunos buscaban la sombra, otros hacían pequeñas sentadas y dibujaban carteles, y cientos de personas formaban una asamblea al lado de la boca de metro, repitiendo así una de las imágenes más reconocibles del movimiento. Los gritos no cesaban: “No nos representan”, “Derecho a techo”, “Nuestra educación iba en esos sobres”.
Muchas pancartas aludían a la indignación que hace dos años encendió calles y plazas. Esta vez, sin embargo, iban un poco más allá: “Indignaos…y comprometeos”, “Organiza, de verdad, tu rabia”, decían muchas. Una sensación compartida por Marta, de 26 años: en mayo de 2011 estaba a punto de acabar su carrera de psicología; hoy, dos años después, está en el paro. “Entonces estaba indignada, ahora estoy indignada y cansada. Veo el futuro negro, pero, además, veo que la gente no acaba de salir a la calle como debería, hay mucha gente muy cabreada pero también muy resignada y eso no es bueno, hace falta algó más, más compromiso”, decía.
Con su camiseta verde en defensa de la educación, José María, de 59 años, ha acudido a la marcha, como también hizo en mayo de 2011. “Las razones para salir a la calle son iguales o peores. Somos muchos, esto es una de las gotas que irá colmando el vaso. Aún habrá que aguantar más tiempo para que esto surta efecto”, aseguraba.
Cuando el reloj de la Puerta del Sol marcó las ocho en punto, la plaza se llenó de silencio y de brazos tendidos hacia arriba. Cuando los sesenta segundos de grito mudo acabaron, cientos de personas rompieron en aplausos y los gritos de ‘Si se puede’ y ‘Dimisión’ sonaron con fuerza.
“No es una crisis, es una estafa”. Antonio -no es su nombre real porque prefería ocultarlo para evitar “represalias”- hacía suyo uno de los lemas que más ha gritado el 15M. Para él, las recetas aplicadas en los últimos años han hundido la economía y buscan refundar un capitalismo “con unas bases como las de China”. “Claro que hay dinero, está en las grandes fortunas, en las Sicav, en los paraísos fiscales…”, señala Antonio, que reclama unos servicios públicos de calidad lejos de recortes.
Bárbara, de 36 años, acudía a la marcha con un grupo de amigas, tal y como hizo hace dos años. Aquel día, recuerda, se sorprendieron de cómo aquella manifestación consiguió ser algo más, “el germen de todo un movimiento”. A su lado, Itziar, se pregunta qué motivos quedan para no manifestarse: “A mi lo que me flipa es que la gente no salga a la calle”.
Poco después de las ocho, la concentración fue dispersándose, y ocho plazas adyacentes a Sol acogían ocho asambleas diferentes. Sobre las once de la noche, todas habían acabado.