La fragilización del mito de la “invencibilidad” de Correa. Yasuní: protesta exitosa, buena causa

El gobierno de Ecuador se ha enredado en sus propias contradicciones



Protesta exitosa, buena causa

Jueves 05/09/2013

Las manifestaciones defendiendo al Yasuní, contra la amenazante extracción petrolera, se multiplican, ya no solo en Quito. Sorprende la persistencia y ahínco de los manifestantes aunque el Gobierno moviliza los suyos para contrarrestarles junto con tantos policías para que su expresión no gane espacio. Lentamente así se está fisurando el halo de intocable de Correa. Algo indica que la polarización creada por el núcleo del poder como estrategia política y su impresionante sistema de definir la noticia y el reino de la propaganda, pierden eficacia con algunos sectores sociales. Puede ser este un indicio de los límites de este modo de hacer política, sin que se devalúe en otros sectores. Al Gobierno, fuera de su éxito en responder a ciertas necesidades populares, también le ha dado muchos frutos la combinación establecida por el núcleo en el poder, de propaganda sistemática en su favor, de ataque a los contrincantes para desacreditarlos e impedir que se expresen o no sean creíbles, así como la cooptación de ciertos dirigentes de organizaciones y personas de opinión, en alternancia con amenaza o coerción. En particular, existe una retención de los conflictos, un descrédito de las voces contrarias y una pérdida de convocatoria de las organizaciones sociales, además del consabido debilitamiento de la oposición. Pero varios indicios hay ahora que este sistema se fisura lentamente. Reiteradamente advertimos que la omnipresencia de propaganda y discurso presidencial tiene límites. La propaganda satura, y su imposición a todo transe (como en la campaña electoral) va creando dudas en sus simpatizantes. El discurso omnipresente indefectiblemente se contradice, se miente y desmiente. Los hechos tan dinámicos se encargan de exigir pronunciamientos que construyen contradicciones. Lo es para el Yasuní, entre promover sus virtudes y ponerlas de lado. Las justificaciones se vuelven frágiles. La ecología convoca personas con convicciones e ideas para sostenerlas, voluntad de expresarlas, y ahora su voz adquiere eco, su acción atrae seguidores, como acontece cuando la contestación adquiere legitimidad. Esto porque el sistema de poder, muestra contradicciones consigo mismo y los hechos, se resquebraja pues hay personas que se indignan y pierden miedo a la amenaza. Entonces, la afirmación o los desplantes de la autoridad se vuelven un desafío que convoca más, pues su palabra pierde autoridad. Los que protestan ya tienen una “causa moral”, una idea de causa justa, que convoca ya no son solo a los convencidos. La mayor magia de la protesta exitosa, es existir y persistir. Estas fisuras de un poder que se quiere invencible podrían subsanarse, si se distanciara de la lógica autocrática. Pero en la cúspide del poder se tiende más bien a hundir más el clavo. Ahondan las contradicciones que algún rato adquirirán más eco.