Comenzó gran movilización indígena en Brasil. 500 comuneros acampan en la capital y sitian Brasilia. Marchas y bloqueos en diferentes ciudades

Si no hay acciones para delimitar sus territorios, están “listos para la guerra” contra los que pretenden invadir sus espacios originarios



Foto: En la Explanada de los Ministerios. Indios de 305 etnias participan en la Movilización Nacional Indígena, en rechazo de una reforma. EFE

Brasil: indígenas movilizados en defensa de tierra
Mié, 10/02/2013 - 11:17
AP

Indígenas brasileños comenzaron una movilización en todo el país para exigir la demarcación de sus tierras y rechazar un proyecto de reforma constitucional que a su juicio amenaza con debilitar sus derechos.

La movilización se registró en ciudades de todo el país, donde indígenas de diferentes etnias montaron campamentos, bloquearon carreteras y realizaron marchas para exigir el reconocimiento de sus territorios en momentos de intensificación de la lucha con intereses agropecuarios que también reclaman las tierras.

En Brasilia unos 500 indígenas instalaron un campamento en la céntrica Explanada de los Ministerios, el área gubernamental de la ciudad, donde se situaron frente a la sede del Congreso para manifestar su contrariedad por un proyecto de reforma constitucional que busca abrir la puerta para que el Poder Legislativo pueda intervenir en la definición de los territorios indígenas.

La iniciativa es impulsada por la bancada agrícola del Congreso y según los indígenas refleja un intento por debilitar a la gubernamental Fundación Nacional del Indio, actual responsable de la demarcación de las tierras, y abrir la puerta para que empresarios agrícolas accedan a los territorios.

“En esta semana de lucha y movilización venimos a decir que no vamos a cruzarnos de brazos y ver nuestros territorios ocupados, nuestros ríos envenenados y nuestras casas invadidas”, declaró a periodistas la dirigente Sonia Guajajara, de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil.

Aseguró que las comunidades pretenden conversar con la presidenta Dilma Rousseff y con dirigentes del Congreso para expresar sus puntos de vista, pero alertó que si no hay acciones para delimitar sus territorios, están “listos para la guerra” contra los que pretenden invadir sus espacios originarios.

“Los pueblos indígenas estamos unidos para defender la constitución, que reconoce nuestro derecho a la tierra y hoy sufre el mayor ataque que ha enfrentado en los 25 años desde su promulgación”, agregó Guajajara, vestida con un adorno emplumado en la cabeza y su rostro pintado con diseños en rojo y negro.

Datos del Consejo Indigenista Misionero, ligado a la Iglesia católica, revelaron que los pueblos indígenas brasileños sufrieron más con la violencia en 2012 que en años anteriores, llegando a registrar 54 asesinatos en el año, generalmente ligados a disputas de tierra. El año anterior hubo 46 asesinatos.

“En 2012 aumentaron, de manera preocupante, los casos de asesinatos, amenazas de muerte, golpizas y atropellos” de indígenas, según la entidad católica.

El mismo organismo apuntó que únicamente siete territorios indígenas fueron delimitados el año pasado, mientras otros 293 permanecen en estudio y 339 no han recibido ninguna atención.

Por su parte, el histórico líder indígena Raoní Metukitre, de la comunidad caiapó y reconocido defensor de la Amazonia, sostuvo que los pobladores autóctonos quieren dialogar con el gobierno sobre las amenazas que enfrentan en el Congreso para evitar más violencia entre blancos e indios.

“El gobierno tiene que dar resguardo a los pueblos indígenas, a nuestra cultura y nuestras tierras. Si eso ocurre, blancos e indios podrán vivir en paz, no podemos convivir más con la violencia entre nosotros, somos parte de un mismo país, Brasil”, expresó el dirigente. (AP)
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Indígenas sitian el corazón político de Brasil y protestan
AFP y EFE

Brasilia, AFP y EFE Jueves 03/10/2013 Los indios, que protestan desde el martes en Brasilia contra un proyecto de ley que tramita en el Congreso,bloquearon ayer el tránsito por la Explanada de los Ministerios, el considerado corazón político de Brasil. La protesta está dirigida contra una iniciativa que propone alterar las normas que rigen la demarcación de tierras indígenas. Los manifestantes montaron bloqueos en las dos pistas que atraviesan la Explanada y prácticamente sitiaron la sede del Congreso Nacional. Las movilizaciones provocaron un gigantesco embotellamiento en las vías de acceso y de salida de la Explanada. En ese sector están ubicados el palacio presidencial de Planalto y las sedes de la Corte Suprema de Justicia y del Legislativo brasileño, así como la mayoría de los ministerios. Una de las víctimas del embotellamiento es el vocero del Gobierno en la Cámara baja, diputado Cándido Vaccarezza, cuyo vehículo quedó parado en medio de la manifestación y fue rodeado por decenas de indios, que envolvieron el automóvil en papel higiénico y utilizaron sus lanzas para desinflar los neumáticos. Los bloqueos fueron montados frente al Palacio de Itamaraty, la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores y por el que hay que pasar para dirigirse al Palacio de Planalto y al Congreso, y frente a la sede del Ministerio de Justicia, por donde tienen que transitar obligatoriamente todos los vehículos que pasan o salen de la Presidencia. La Policía Militar reforzó la seguridad alrededor del Congreso, y hasta utilizó gas pimienta para frenar a los indígenas que, con sus ropas, pinturas, plumas y armas tradicionales, corrían intentando alcanzar una puerta de acceso al legislativo brasileño. Los cerca de 300 indígenas que sitiaron el Congreso, en su mayoría con collares de plumas en la cabeza y algunos armados con arcos y flechas, fueron bloqueados en su intento de invadir la edificación por la Policía, que tuvo que utilizar gas lacrimógeno para dispersar a los más exaltados. Según los organizadores de las manifestaciones, en las diferentes protestas en Brasilia participan unos 1 500 indios de 305 diferentes etnias procedentes de todo Brasil, que recibieron el respaldo de militantes de Greenpeace. El proyecto que generó las protestas se tramita desde el año 2000 en la Cámara de Diputados y, después de doce años casi archivado, fue desempolvado el año pasado y aprobado ya en varias comisiones. El punto más polémico del texto propone que la competencia sobre todo lo relacionado a la creación y demarcación de nuevas tierras indígenas, que corresponde en la actualidad al Poder Ejecutivo, pase a la órbita del Parlamento. Los indios se oponen y afirman que esa modificación les daría más poder a los latifundistas y a las empresas mineras, madereras y de otras áreas que operan sobre todo en la Amazonía, donde se sitúa la mayor parte de las reservas indígenas del gigante sudamericano. La llamada Movilización Nacional Indígena, con protestas convocadas en Brasilia y en otras ciudades del país por la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), se extendió ayer a una importante carretera en el estado de Bahía. La arteria vial fue bloqueada por cerca de 1 000 integrantes de las etnias pataxó y tupinambá. Igual cosa sucedió en una vía federal en el estado de Santa Catarina, donde el tránsito fue interrumpido por cientos de guaraníes. Luego del intento de entrar al Congreso, los indígenas negociaron el ingreso al legislativo de un grupo de sus representantes para presentar sus reclamos. Los indígenas permanecen acampados en las inmediaciones del Congreso. En abril pasado, centenares de indígenas ingresaron al Congreso e invadieron el plenario de la Cámara de Diputados con esos mismos reclamos. Las organizaciones de indios planifican protestas en otras ciudades de Brasil e incluso en el extranjero. Por ejemplo, una protesta fue organizada ayer ante la Embajada de Brasil en Londres, liderada por un indígena y un grupo de simpatizantes. Así lo informó la ONG Survival International. 89 900 indígenas En Brasil viven  89 900 indígenas de 305 etnias. Se trata de menos de 0,5% de la población de unos 200 millones de personas. Activistas de  Greenpeace se sumó ayer a una jornada de protestas convocada por tribus indígenas en Brasilia e izó un estandarte con el rostro de un indio en un mástil situado frente al Palacio presidencial de Planalto. El proyecto  que generó las protestas se tramita desde el 2000 en el Congreso. Después de 12 años, fue retomado el 2012.
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Indígenas intentan entrar en Congreso durante protesta en Brasil

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Indígenas intentan entrar en Congreso durante protesta en Brasil

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Agencia AFP

Un grupo de indígenas que llegaron a la capital de Brasil para reclamar sus derechos a tierras intentaron ingresar al Congreso este miércoles y fueron impedidos por la Policía, constató la AFP.

La policía militar reforzó la seguridad alrededor del Congreso, y hasta utilizó gas pimienta para frenar a los indígenas que, con sus ropas, pinturas, plumas y armas tradicionales, corrían intentando alcanzar una puerta de acceso al legislativo brasileño.

“Había unos 300 indígenas en la protesta frente al Congreso, intentaron invadir -uno de los accesos- la policía militar no lo permitió, hubo que usar gas pimienta, pero no hubo más incidentes”, informó un portavoz de la Policía Militar a la AFP.

Centenares de indígenas de todo Brasil viajaron esta semana a la capital para reclamar su derecho a la tierra y pedir a las autoridades que frenen un paquete de reformas que aseguran beneficia al poderoso sector agrícola.

Tras el intento de entrar al Congreso, los indígenas negociaron el ingreso al legislativo de un grupo de sus representantes para presentar sus reclamos.

Los indígenas permanecen acampados en las inmediaciones del Congreso y su presencia obstaculizaba el tránsito en la principal avenida de los edificios públicos de la capital.

En abril, centenares de indígenas ingresaron al Congreso e invadieron el plenario de la Cámara de Diputados con esos mismos reclamos.

Los indígenas planifican protestas en otras ciudades de Brasil e incluso en el extranjero. Una protesta fue organizada este miércoles ante la embajada de Brasil en Londres, liderada por un indígena y simpatizantes, informó la ONG Survival International.

En Brasil viven 896.900 indígenas de 305 etnias, menos de 0,5% de la población de unos 200 millones de personas.
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Nota del Profesor J

Las cifras estadísticas de casi un millón de miembros de comunidades originarias en Brasil son falsas e intencionadas para desconocer la presencia y exigencias que desde hace años realizan a las autoridades del estado impuesto por los protugueses. En los territorios controlados por el estado brasileño se han efectuada campañas de exterminio en la forma de expediciones genocidas, como las lideradas por el General Rondón, de donde viene el nombre de Rondonia de un estado en medio de la selva amazónica, que con sus tropas y mercenarios contratados especialmente para la “cacería de indios”, cortaban cabezas a destajo empujando a las comunidades hasta la parte impenetrable de la selva donde se tienen datos de que hay grupos que no permiten el contacto de los blancos con ellos.

Muchas comunidades salieron de la selva y se adentraron en regiones llanas como grupos campesinos, pescadores y ganaderos, mezclándose en ocasiones con hijos y descendientes de esclavos traidos de África, otros formaron quilombos como los afros y aún se hicieron diferentes maneras de miscigenación de donde fue originándose el genotipo del llamado nordestino y culturas de resistencia como los cangaceiros.

Al parecer, las autoridades escondiendo esas migraciones y formas de adaptación de sobrevivencia, califican de indios solamente a los que viven en forma tribal, que efectivamente son minoritarios, como en Chile, donde parte importante de la población mapuche vive en las ciudades, en especial Santiago. En Brasil está también el caso de los guaraníes, que siendo comunidades de miles de miembros en áreas rurales y selvátivas del sur occidente del país y además se relaciones con los guaraníes de Bolivia, paraguay y Argentina, su migración a las ciudades y su presencia en las periferias urbanas es multitudinaria.

En Uruguay, por ejemplo están las comunidades charrúas, que como ya no viven en tribus o comunidades rurales, sino solamente en periferias de ciudades y villas de campo, las cifras dicen que ya no hay gente de esa nación, pero los mismos charrúas se han ido organizando, lo que en Brasil debería comenzar ya a estas alturas a generar un nuevo fenómeno urbano de reconocimiento de la identidad de los pueblos originarios junto a los quilombolas y a las comunidades afectadas por represas, importantes grupos humanos hasta hace poco organizados y subordinados por el partido de Lula, el PT, pero que últimamente se han ido autonomizando. Todo ello sumado a la potente lucha autónoma de periferias y juventudes en torno al tema del pasaje y de los gastos por el mundial, debería en plazos breves dar una nueva dimensión y perfil a la lucha de los pueblos, que son más de 300 llamadas “etnias”.