La tribu de las ratas, un millón de personas que solo pueden vivir en el subsuelo de Pekín
Se trata de miles y miles de inmigrantes ilegales que no tienen acceso a ninguna vivienda salvo a pequeños sótanos de 10 metros cuadrados.
Por Javier Taeño | Gaceta trotamundos – jue, 19 feb 2015
Han sufrido en sus carnes desde el principio las dificultades para abrirse paso en una ciudad como Pekín (China), pero aún mantienen la esperanza de poder progresar igual que lo han hecho otros inmigrantes en el país y dejar atrás la delicada situación que viven ahora mismo.
Una situación muy precaria que hace que incluso los medios de comunicación chinos les hayan apodado la ‘tribu de las ratas’, cientos y cientos de personas que viven bajo tierra, fundamentalmente en sótanos, porque no se pueden permitir otra cosa. Su ilusión es poder darle la vuelta a esta situación.
Estos inmigrantes ilegales suelen venir de países vecinos como Nepal o Myanmar queriendo progresar, por lo que no pueden acceder de primeras a trabajos bien remunerados. Este hecho, unido a que no tienen acceso a las viviendas del gobierno de bajo coste porque carecen del permiso de residencia, hace que se tengan que buscar la vida de cualquier manera. Al no poder permitirse una vivienda privada, tienen que recurrir a algo más humilde como es las casas bajo tierra.
Se estima en más de 1 millón el número de personas que viven en sótanos y refugios en el subsuelo de la capital china. Espacios de apenas 10 metros cuadrados en los que no hay sitio para las escasas pertenencias que poseen y que les cuestan unos 70 dólares al mes.
Un trabajador inmigrante descansa junto a un edificio. (AP)Un trabajador inmigrante descansa junto a un edificio. (AP)El motivo por el que hay tantos inmigrantes en esta situación es porque desde los años 50 una política de defensa nacional, en un contexto de comienzo de Guerra Fría, hizo que todos los edificios que se construyesen en Pekín debían tener sótano, aunque desde 2010 ya hay limitaciones para poder vivir en ellos.
Pero evidentemente las autoridades chinas no pueden controlar ni desalojar a todos los inquilinos porque se generaría un problema muy grave, ya que se estaría obligando a más de 1 millón de individuos a vivir en la calle.
Además esta gente se suele encontrar los problemas habituales de relación con la población local. Y es que sufren marginación y tienen poco contacto con ellos. El propio mote con el que se les conoce ‘las ratas’ deja a las claras el desdén y el desprecio que tienen que sufrir.
Afortunadamente hay casos exitosos que hacen que no pierdan la esperanza. Ha habido ya varias personas que han conseguido progresar en el sistema y han terminado abandonando los sótanos, siendo capaces de comprarse su propia vivienda. De lo que no cabe duda es que la ilusión por un futuro mejor es una de las pocas armas que aún le queda a esta gente. Toca seguir peleando.
Fuente: CNN