Movilización social y crisis en Alhucemas
Informe sobre la movilización social y la crisis en Alhucemas: antecedentes, desarrollo del Movimiento Popular, el papel de los medios de comunicación en la crisis del Rif –marroquíes y españoles)– y la gestión de la crisis por parte de la autoridades.
04 de Julio de 2017
http://www.mundiario.com/articulo/sociedad/movilizacion-social-crisis-alhucemas/20170704175040093800.html
Clara Riveros
Politóloga, consultora y analista política de temas relacionados con América Latina. Fundadora y coordinadora de Análisis Político en América Latina, observatorio de seguimiento de la coyuntura política y la actualidad regional y plataforma de servicios especializados de consultoría y análisis. Colaboradora de MUNDIARIO @clarariveros
Alhucemas o Al-Hoceima [en árabe] está localizada en la región del Rif -al norte del Reino de Marruecos y a unos 160 kilómetros de España- tiene 60.000 habitantes y se ha convertido en un importante escenario de movilización social que ha logrado la atención de Europa y de Estados Unidos[1]. De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, realizó una visita a Rabat el 14 de junio, el líder francés observó que Mohamed VI estaba preocupado por la situación en el Rif y expresó su confianza en que el rey daría una repuesta oportuna a la situación.
Marruecos ha experimentado una importante modernización de sus infraestructuras, una significativa reducción de la pobreza y cierta apertura política, primero, con el ascenso al trono de Mohamed VI (1999) y, luego, con la promulgación de una nueva Constitución (2011). No obstante, medios y organizaciones internacionales han observado el estancamiento en las reformas iniciadas y la amenaza que ello conlleva para el país magrebí que hasta ahora ha logrado mantener la estabilidad a diferencia de otros países árabes y africanos.
Las protestas pacíficas en Alhucemas iniciaron a finales de octubre (2016). ¿El detonante? La muerte de Mohcine Fikri, un vendedor de pescado que falleció triturado en un camión de basura cuando intentaba salvar su mercancía
Las protestas pacíficas en Alhucemas iniciaron a finales de octubre (2016). ¿El detonante? La muerte de Mohcine Fikri, un vendedor de pescado que falleció triturado en un camión de basura cuando intentaba salvar su mercancía. Los rifeños salieron a la calle para protestar contra la injusticia, la corrupción y la marginación, contra el incumplimiento de las autoridades a previos acuerdos, elevaron reivindicaciones específicas en materia social y económica. El sistema de justicia en Marruecos ha merecido críticas dentro y fuera del país y este caso no fue la excepción, las leves condenas a los responsables de la muerte de Fikri incrementaron el malestar de la población.«Las manifestaciones, tras la muerte de Mohcine Fikri, desde el principio pidieron justicia y el esclarecimiento de los hechos en que se produjo la muerte del vendedor de pescado. En otros lugares de Marruecos es costumbre que las personas salgan a la calle para manifestarse y reclamar sus derechos sin ningún impacto negativo. El Rif presenta una situación histórica particular que tiene relación con el rumbo que tomaron las manifestaciones. Se debe considerar la situación que vive la zona desde hace muchos años, particularmente desde los años cincuenta, incluso más atrás en el tiempo con la derrota del guerrillero Abdelkrim, que en su momento reclamó una república independiente, una lucha heroica contra los españoles y los franceses para defender un territorio y una identidad particular», sostuvo el escritor Abdelkader Chaui.
El Movimiento Popular [Hirak Chaabi / Hirak al Rif en árabe] ha completado ocho meses, los manifestantes persisten en sus demandas [salud -un hospital especializado en oncología-; educación -una universidad porque hasta ahora los jóvenes deben emigrar a otras regiones-; generación de puestos de trabajo -el desempleo llega al 65%-; infraestructuras -vías para comunicarse con el resto del país-; desmilitarización de la región y, recientemente, la liberación de todos los detenidos, procesados y juzgados en el marco de las protestas]. «Las manifestaciones defendieron pacíficamente demandas puntuales pero al no obtener respuesta para las exigencias sociales fue tomando la dimensión y amplitud de una revuelta, controlada, asociada a reivindicaciones determinadas de tipo social. Las autoridades han asumido una política represiva para acabar con la situación y se elevaron las detenciones a más de 150 personas entre ellos los dirigentes del Movimiento. Se han desarrollado protestas en otras ciudades de Marruecos para apoyar y defender la revuelta», contextualizó el intelectual.
The New York Times -como lo han hecho diferentes medios, organizaciones y think tanks de Europa y Estados Unidos- subrayó la cuestión de fondo: «las reformas prometidas han resultado insuficientes»
The New York Times -como lo han hecho diferentes medios, organizaciones y think tanks de Europa y Estados Unidos- subrayó la cuestión de fondo: «las reformas prometidas han resultado insuficientes». La monarquía conserva intacto su poder y los consejeros del rey tienen más influencia que los funcionarios electos. El respeto que los marroquíes profesan al rey no está en discusión, en cambio, si han sentado sus críticas y oposición al poder que existe alrededor de la monarquía. El análisis del diario considera que la crisis en Alhucemas expuso las divisiones del país, por un lado, las ciudades costeras desarrolladas y, por el otro, el interior que ha sido descuidado y tiene razones para estar resentido. Los jóvenes se muestran dispuestos a desafiar la autoridad y el Movimiento Popular no cuenta con líderes tradicionales.
Oriundos de la región del Rif explicaron que esa zona del país es pobre, sin demasiados recursos naturales y que, efectivamente, padeció durante décadas el abandono y la marginalización del poder central. La combinación de esos factores obligó a muchos rifeños a emigrar a Europa. En la actualidad miles de rifeños -de tercera generación- viven en Alemania, Holanda, España y Bélgica. La población del Rif vive de la pesca tradicional, de las remesas y también del cultivo y del tráfico de hachís. «En el Rif, debido a la pobreza, la gente vive de la emigración y del cannabis. Con la crisis en Europa las remesas disminuyeron, el gobierno lucha contra los cultivos ilícitos sin dar alternativas. El problema se agrava por algunos barones de la droga que viven en Bélgica y en Holanda y financian los medios logísticos para las manifestaciones», anotó el jurista, ex diplomático y colaborador de algunos medios en España y Marruecos, Jamal Mechbal.
¿Se financian las protestas desde el exterior? Chaui sugirió que «no hay que descartar el apoyo económico financiero y logístico desde el extranjero. Se sabe que la comunidad rifeña en Bélgica, Holanda y Alemania es muy activa, con elementos identitarios muy arraigados y de carácter etno-nacionalista [nacionalismo étnico]. En la actualidad -aunque no hay muchos- si existen movimientos que reivindican desde Holanda la independencia y autodeterminación del Rif, el Movimiento 18 de Septiembre para la Independencia del Rif es un ejemplo. El Rif vive una situación muy compleja. En la política hay que tener visibilidad y coraje para descifrar lo posible de lo imposible en relación con las reivindicaciones y sus efectos colaterales».
Nawal Ben Aissa, ama de casa, madre de familia y una de las líderes del Movimiento precisó hace algunas semanas al diario El País que las demandas de los rifeños «nada tienen que ver con aspiraciones secesionistas ni políticas, sino que son sólo de orden social y económico, aunque es cierto que podrían derivar en una crisis mayor». La precariedad económica y el desempleo han posibilitado el ascenso de la delincuencia y del narcotráfico en la región. Las protestas de Alhucemas -ya se han reproducido en otras ciudades- y dan cuenta de una sociedad insatisfecha que precisa de medidas efectivas para paliar su sufrimiento y sus necesidades. Durante las movilizaciones arengan contra la corrupción, el desempleo y la falta de oportunidades, enfatizó Chaui.
Las reivindicaciones en el Rif no solo son, como suelen decir los demás, normales, democráticas y legítimas, son más bien elementales y demuestran que el tema del desarrollo socio-económico está en la base de las demandas
«Las reivindicaciones en el Rif no solo son, como suelen decir los demás, normales, democráticas y legítimas, son más bien elementales y demuestran que el tema del desarrollo social-económico está en la base de las demandas. La zonas del Rif y del norte han sido, durante décadas, sometidas a un régimen voluntario de marginalización constante y decidida por los gobernantes. Las manifestaciones sociales tomaron otra dimensión debido a la alarmante e insostenible situación económica y social. Se suma el rotundo fracaso de la política regional que no tiene ni los medios ni los recursos para gestionar las inversiones, además de la corrupción y la represión. Las fuerzas políticas fallaron por muchas razones y no han logrado ningún impacto en la zona. El desencanto de las nuevas generaciones frente a la política tradicional ha procurado la emergencia de una oposición política basada en la legalidad y en la no-violencia de jóvenes desempleados y sin posibilidades de lograr sus aspiraciones. Esa juventud revela una consciencia política muy determinante. Las manifestaciones se extinguieron durante un tiempo pero no hubo ninguna reacción por parte de las autoridades. Todos los proyectos anunciados no han sido realizados, la gente continúa sintiéndose marginada y castigada. A la precaria situación social de siempre se sumaron nuevos factores que llevaron a la crisis actual».
Mechbal admite que la democracia en su país es un proceso incipiente y que la zona donde se han desarrollado las protestas presenta dificultades como otras regiones del país.
«El Rif es zona pobre y carece de recursos pero su situación no es peor que la región de Ouarzazat donde la pobreza es mayor. La construcción de la carretera que une Taza-Al-Hoceima se debería haber construido hace un par de años pero Abdelaziz Rebbah -Ministro de Equipamiento, Transporte y Logística durante la gestión de Abdelilah Benkirane del islamista Partido Justicia y Desarrollo- desvió el dinero a otras obras. El propio rey inauguró un plan integral compuesto por unos 700 proyectos hace dos años pero pasó 2016 sin que empezaran los trabajos. La Constitución estableció un Marruecos descentralizado, se crearon Regiones, sin embargo, pasaron cinco años sin el traspaso del poder central que resiste dando largas a la descentralización. Se crearon regiones con estructuras pero sin poderes ni medios financieros».
El papel de los medios de comunicación en la crisis del Rif
El ejercicio periodístico en Marruecos -como en los otros países del Magreb- enfrenta grandes desafíos y serias dificultades. Las críticas y alertas sobre la situación para la prensa son constantes en los informes y rankings que elaboran anualmente Freedom House y Reporteros Sin Fronteras. De hecho, Reporteros Sin Fronteras denunció abusos en contra de los periodistas que cubren las manifestaciones del Rif[2]. Mohamed El Hilali, director del sitio Rif Presse fue condenado a cinco meses de cárcel. El acusado apelará la sentencia.
Los eventos de Alhucemas han sido durante estos meses un termómetro para los medios de comunicación, nacionales, extranjeros, públicos, privados, digitales y tradicionales. Las redes sociales han sido un instrumento clave para el Movimiento. La estrategia se ha orientado a la difusión de sus reivindicaciones dentro y fuera del país, hacer que sus vídeos sean virales, con contenidos en diferentes lenguas (castellano, catalán, dariya [árabe marroquí]), también han convocado concentraciones de apoyo en diferentes ciudades de Europa. Mehdi Mesmoudi, académico marroquí en la Universidad de Baja California (México) se refirió al papel que están jugando las redes sociales «como medios alternativos a la comunicación oficial tildada de “majzení” [cercana al entorno de la monarquía]. Desde la Primavera Árabe de 2011 estamos presenciando una nueva revolución en la prensa como la que tuvo lugar en la revolución liberal de 1830».
En los primeros seis meses las protestas fueron silenciadas en los medios locales y luego el Estado central dio un giro en su política de comunicación, subrayó El País hace algunas semanas. Los medios digitales marroquíes –Le Desk y TelQuel– han denunciado la propaganda estatal en detrimento de la información. Los medios públicos tradicionales acuden al ocultamiento y a la desinformación en un esfuerzo por edulcorar la realidad y desviar la atención o minimizar el alcance de las protestas, también se documentó la manipulación de imágenes en la televisión pública para distorsionar y deslegitimar las protestas. Lo anterior incide en la percepción de las audiencias y en su pérdida de confianza en los medios públicos que terminan retransmitiendo la versión oficial de los hechos. TelQuel ha llamado a retomar la actividad periodística con profesionalismo, recordando que los medios de comunicación saben hacer periodismo e investigación y además son una piedra angular de la democracia.
Para El País «La crisis del Rif sitúa a Mohamed VI ante la opción de aumentar la represión o abrir la mano y fortalecer las instituciones». El Mundo sostiene que «Marruecos debe hacer reformas para garantizar su estabilidad» e insiste en que «El desarrollo económico de Marruecos y su estabilidad política son por tanto de vital importancia para España, que debe prestar toda la ayuda posible a conseguirlos». El Confidencial ha incluido en diferentes notas el término rebelión[3] para referirse a las protestas. Algunos marroquíes -simpatizantes y críticos de las manifestaciones- consideran que ese término es inexacto y confunde sobre el carácter de las demandas que no están orientadas al cambio de sistema sino a reivindicaciones sociales y económicas específicas[4]. La información -forma y contenidos- que presentan los medios españoles es relevante porque esa es la vía a través de la que se informan las audiencias de habla hispana sobre Marruecos.
Mehdi Bouchotroch, marroquí del norte, residente en Reino Unido y muy activo en redes sociales y foros de discusión sobre el Magreb señaló que respalda las protestas pacíficas y la legitimidad de sus demandas no así la violencia en que han derivado las manifestaciones. «El destrozo de bienes públicos y las agresiones a la policía serían sancionados en cualquier país», apuntó Bouchotroch quien considera que «la prensa española se ha caracterizado por su “animosidad” hacia Marruecos» y -como lector- la percepción que tiene del cubrimiento de los medios españoles es que «la información está parcializada», algo que para él tiene elementos históricos y de cierta “apatía al moro”. «No considero que ese enfoque cambie en el corto plazo», zanjó.
Para el profesor Mesmoudi «no hay ninguna información, ninguna noticia, ningún hecho, ningún evento sin sesgo porque justamente lo que se devela es una versión de los hechos, una observación limitada, temporal y por ende, caduca; por lo tanto, nunca llegaríamos al fondo de los hechos. Se podría decir que hay una condición detectivesca en el quehacer periodístico. Honestamente pienso que acusar a un periodista de “rojillo” o “poco neutral u objetivo” es no comprender la naturaleza y la condición de la información y su carácter de reproductibilidad. Niklas Luhmann [teórico y sociólogo alemán 1927-1998] sostiene que lo que en verdad importa no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta; por tanto, cada vez que contamos algo ese cómo cambia. Yo no concebiría el periodismo lejos de la ficción y aquí me refiero a la crónica en particular. Dicho lo anterior, es de esta forma cómo abordaría las protestas en el municipio de Hoceima porque a pesar de que conceptualmente se le ha denominado a este movimiento social como “Hirak del Rif” no es en toda la región. Hoy [29-06-2017], por ejemplo, apenas salieron a la calle los manifestantes en Nador o al menos eso es lo que percaté en los medios de comunicación. Esto es una muestra de que siempre una noticia es una magnificación de los hechos, existe una condición épica que se despliega en el discurso periodístico en el sentido de que se cuenta “solo lo que es digno de ser contado”».
Torpeza y arbitrariedad en la gestión de la crisis
La reacción del gobierno -comandado por el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD)- fue acusar a los manifestantes de separatistas y de servir a fines extranjeros aunque, posteriormente, algunos representantes del PJD se han expresado en contra del uso de la violencia para reprimir las protestas. En todo caso, las acusaciones caldearon todavía más los ánimos de los manifestantes.
¿Por qué la pretensión de deslegitimar e ignorar a los voceros y líderes del Movimiento? La delegación de ministros de diferentes sectores que se desplazó desde la capital -Rabat- a la región del Rif a finales de mayo no hizo todo lo que estaba a su alcance. Si bien reconocieron que las demandas eran justas, no tuvieron en cuenta para el diálogo a quienes habían liderado el Movimiento durante estos meses.
¿Hubo personalismo e intransigencia por parte del líder del Movimiento y cierto rechazo de las vías institucionales? Integrantes del Movimiento Popular aseguraron no haber sido invitados al diálogo por ningún ministro durante la visita a Alhucemas. Para el líder del Movimiento, Nasser Zafzafi, las autoridades no son interlocutores válidos por considerarlos parte del problema, Zafzafi demandó directamente la presencia del rey en el lugar. Los seguidores y simpatizantes del activista acusaron a las autoridades de intentar frenar y dividir al Movimiento.
¿Oportunismo político? Da la impresión que en medio de la crisis diferentes actores han buscado réditos políticos más allá de aportar propuestas tendientes a la solución del conflicto, entre estos, los grupos islamistas, legales (PJD) e ilegales como Justicia y Espiritualidad (JyE) y agrupaciones de izquierda radical como Vía Democrática y la Federación de la Izquierda Democrática. Apoyos que, al menos públicamente, no rechazó el Movimiento Popular.
¿Por qué empeoró la situación? Aumentó la represión, los líderes y voceros fueron detenidos -Nasser Zafzafi uno de ellos- y condenados en procesos que dejan muchas dudas. Activistas denunciaron, a finales de junio, casi 200 detenciones. Las autoridades han confirmado un total de 184 activistas rifeños arrestados por su participación en las protestas. Fuentes oficiales señalaron que 45 activistas están a disposición policial, la mayoría en Alhucemas; 97 están ante el juez de Instrucción, de ellos 48 están Casablanca; y, unos 18 están procesados en libertad condicional. Cuarenta activistas han sido condenados a diferentes penas que alcanzan hasta los 18 meses de cárcel. Mohamed VI ordenó investigar las acusaciones de tortura y malos tratos que denunciaron los detenidos [66 solicitudes de peritaje médico fueron aceptadas].
Las autoridades insisten en las acusaciones a los manifestantes por atentar contra la seguridad del Estado y recibir apoyo del exterior. Los manifestantes han sido dispersados aun cuando no causaron desórdenes ni actos violentos.
En algunas jornadas hubo disturbios, enfrentamientos y los manifestantes lanzaron piedras a las fuerzas del orden. El día en que se celebró el fin del Ramadán, se denunció que 108 policías fueron agredidos y heridos por los manifestantes. Ese día también circuló un vídeo en redes sociales y medios digitales que develaron el abuso de autoridad y la violencia ejercida por los agentes del Estado contra hombres y mujeres desarmados. La tensión escaló y el malestar crece con el paso de los días.
«El gobierno no solo es responsable, ha sido torpe en la forma de solucionar el problema. Lo que pasa en el Rif puede repetirse en cualquier región de Marruecos», precisó Mechbal. En suma, una gestión de la crisis inapropiada por parte de las autoridades, criminalización de la protesta e incapacidad para promover un diálogo plural e incluyente. Académicos, intelectuales y columnistas marroquíes han sugerido que Marruecos experimenta una crisis en su transición democrática.
Efectos de una crisis mal gestionada
Las autoridades -con su inapropiada gestión de la crisis- han minado la confianza de la sociedad en las instituciones. Activistas, periodistas y políticos han hablado de la desproporcionalidad en el uso de la fuerza y de las detenciones arbitrarias, se han denunciado episodios de tortura a los detenidos y, entre los más críticos, hay quienes se preguntan si Marruecos pretende el retorno a los “años de plomo”.
Luego de la jornada de represión, disturbios y enfrentamientos acaecida el lunes -fin del Ramadán- cinco alcaldes de municipios rurales de la región de Alhucemas [Beni Uriaghel, Luta, Ruadi, Imrabten y Bni Hudifa y pertenecientes a los partidos Autenticidad y Modernidad PAM (3) opositor; Unión Socialista de Fuerzas Populares USFP (1) en el gobierno de Rabat; e Istiqlal Partido de la Independencia (1)] presentaron su dimisión. Los funcionarios elegidos dejan sus cargos en protesta por “los excesos repetidos y continuos” de las autoridades y por el “tratamiento policial” con el que se responde a las reivindicaciones y demandas de los habitantes de la región. «El uso del enfoque policial para tratar con las manifestaciones pacíficas más la detención de decenas de jóvenes de los municipios que representamos nos ha puesto en una situación comprometida con sus familias y el resto de habitantes», expresaron en el comunicado.
Mohammed VI presidió en días pasados una reunión con el gabinete en la que abordó la situación de Alhucemas. El rey expresó su “decepción” y “preocupación” frente al incumplimiento en la ejecución de las obras y el desarrollo del programa para Alhucemas conocido como «Faro del Mediterráneo» y cuya ejecución debe alcanzar una inversión en infraestructuras de 600 millones de euros durante el periodo 2015-2019. El monarca ordenó una investigación sobre los hechos para determinar responsabilidades por incumplimiento y los ministros de las carteras responsables tuvieron que ponerse al frente de la situación, también los representantes a nivel regional. Ilyas El Omari, presidente de la región de Tánger-Tetuán-Alhucemas y Secretario General del Partido Autenticidad y Modernidad será escuchado por una comisión de investigación integrada por representantes de los Ministerios de Finanzas y del Interior para explicar y determinar el incumplimiento en la ejecución de los proyectos.
En los efectos de derrame El Confidencial detalla el aumento en la llegada de marroquíes a España, procedentes del Rif, en las últimas semanas. Durante el mes de junio (2017) la llegada de jóvenes marroquíes a Andalucía se disparó y superó el arribo de subsaharianos, una situación que prevalecía hace 15 años. Los cálculos sugieren la llegada «en los últimos diez días [de] unos 500 marroquíes». «Desde principios de año 5.082 “sin papeles” han desembarcado en Andalucía en 207 pateras, una cifra que supone un aumento del 192% respecto a la registrada durante los seis primeros meses de 2016 que ya fue un mal año. El repunte de las cuatro primeras semanas de junio, sobre todo el pasado fin de semana, es aún más llamativo: 1.596 inmigrantes, un 446% más que en ese mes de 2016».
Más allá de la crisis -y su mala gestión- está claro que Marruecos no experimenta ninguna revolución. Tal y como sostuvo la directora del semanario TelQuel, Aïcha Akalay: «Los manifestantes no reclaman un cambio de régimen político ni atacan a las instituciones (…) Lo que atraviesa Marruecos es una crisis seria y grave (…) El Gobierno ha insultado a los rifeños [en referencia a un comunicado donde aseguró que actuaban bajo intereses separatistas], el aparato de seguridad ha reprimido y la justicia ha tenido hasta ahora la mano demasiado pesada. Es tiempo de frenar la escalada. (…) Si se encuentra una solución institucional a esta crisis, Marruecos saldrá reforzado».
¿Hacia dónde van las protestas?
«La salida a la crisis comienza poniendo freno a la deriva de la violencia policial y con la libertad de los presos políticos. Investigar los hechos con la intención de encontrar soluciones. Acelerar el cumplimiento de los proyectos y acuerdos para la región. En definitiva, posibilitar el diálogo constructivo y restaurar la calma, borrar del camino todo tipo de inferencia en aquella situación infamante y flamante. Se debe impulsar un diálogo nacional para determinar el Marruecos en donde queremos vivir», argumentó Abdelkader Chaui.
Las protestas han dado cuenta de la insatisfacción y el coraje de jóvenes y ciudadanos ante la falta de oportunidades, hablan también de grandes expectativas en un país que ha tenido una apertura relativa y al que le queda un largo camino por transitar.
Transcurridos ocho meses de crisis y manifestaciones encontrar una salida es tan urgente como importante. Las autoridades tienen dos opciones: el diálogo y la búsqueda de consensos (como se hace en democracia) o el aumento de la represión (instrumento eficaz de los sistemas autoritarios). Silenciar las protestas no significa silenciar las demandas. Apostar a la represión solo va a profundizar las heridas. Llegados a un punto tan crítico no solo las autoridades enfrentan un gran desafío también los manifestantes, activistas y líderes del Movimiento deben mostrar su compromiso democrático y su respeto por las instituciones. No todos los medios son válidos, legales o legítimos. La ciudadanía debe tener claras las implicaciones de acudir a la violencia y a los disturbios como forma de lucha. El monopolio de la coerción reside en el Estado. Las fuerzas del orden tienen como misión preservar la seguridad y la integridad del territorio dentro del ordenamiento constitucional. Es evidente que se han excedido en el uso de la fuerza. Las conductas de los agentes del Estado deben ser investigadas así como sancionados los responsables.
La protesta pacífica es un gran mecanismo de presión para visibilizar una problemática, generar cambios y lograr soluciones pero debe encaminarse en la dirección correcta. El activismo no debe abandonar las vías pacíficas y democráticas. Los manifestantes necesitan garantías para la protesta, seguirán denunciando los abusos y tendrán que, paralelamente, afianzar su capacidad de diálogo y negociación con las autoridades. Los reclamos se hicieron, las autoridades demandan tiempo para avanzar en la ejecución de las obras, los ciudadanos han de mantenerse atentos y vigilantes para su estricto cumplimiento. Si las autoridades hubiesen respondido y asumido oportunamente los proyectos existentes, probablemente, esta crisis se habría podido evitar. Los compromisos –los nuevos y los previos– deben llegar a buen término en tiempos específicos. La salida implica el diálogo franco, abierto y directo con todos los actores y sectores, sin oportunismo ni mezquindad. Las soluciones deben trascender la coyuntura y lo cosmético.
CPLATAM -Análisis Político en América Latina- Julio, 2017
[1] La región del Rif consigna en su historia eventos de rebelión y resistencia. The New York Times resumió la insurrección de los rifeños contra España. Abdelkrim el-Khattabi (1882-1963) llevó a las tribus del Rif a establecer un territorio independiente (1921-1926). Posteriormente tuvo lugar el desembarco de Alhucemas donde españoles y franceses atacaron y derrotaron a Khattabi quien terminó sus días exiliado en El Cairo*. Tras la independencia de Marruecos (1956) el príncipe Hassan II dirigió una sangrienta represión militar contra la región y, durante su reinado, el Rif se vio marginado, sin inversiones, servicios e infraestructuras durante cuatro décadas. La llegada de Mohammed VI revirtió esa política y se iniciaron enormes proyectos de infraestructura en el norte del país, las promesas de ingentes inversiones generaron grandes expectativas pero las obras no se han llevado a cabo o todavía están en marcha, según describió el diario norteamericano.
*Sobre intervenciones previas de España en Alhucemas se encuentra el relato del colombiano Pablo Emilio Nieto en el que da cuenta de la campaña militar desplegada en esa región entre 1911 y 1912. El texto fue publicado en Barcelona en 1912 y premiado por el Ministerio de Marina y por el Ministerio de Guerra de España. NIETO MARTÍNEZ, Pablo Emilio. En Marruecos (1912). Chile: Centro Mohamed VI para el Diálogo de las civilizaciones, 2016. 216p. ISBN 978-956-8888-61-9
[2] Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional también han advertido sobre la oleada de detenciones a los activistas, manifestantes y blogueros que protestan y exigen poner fin a la marginación de la región.
[3] Según la RAE, la palabra rebelión puede entenderse como: 1. f. Acción y efecto de rebelarse. 2. f. Der. Delito contra el orden público, penado por la ley ordinaria y por la militar, consistente en el levantamiento público y en cierta hostilidad contra los poderes del Estado, con el fin de derrocarlos.
[4] A este respecto ver El Confidencial. [El islam político se echa a la calle en Marruecos para apoyar la rebelión del Rif; Una mujer asume el liderazgo de la rebelión del Rif; Marruecos opta por la represión en el Rif: intenta decapitar la rebelión]