01/01/2018 - 16:39Clarin.com Mundo
Protestas en el país persa
Las claves del conflicto en Irán
La República islámica es la gran potencia shiíta de Oriente Medio. La crisis económica es sólo una de las causas del descontento social.
Irán, sacudido por un movimiento de protestas contra el costo de la vida y el poder, se afirma como gran rival shiíta de Arabia Saudita, sunnita, otro peso pesado regional.
Irán, un país con más de 80 millones de habitantes con una clase media relativamente importante, es miembro fundador de la OPEP y dispone de las segundas reservas mundiales de gas, después de Rusia, y de las cuartas reservas mundiales de petróleo.
Un año después de que entrara en vigor el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, en enero de 2016, se levantó una parte de las sanciones económicas impuestas al país, lo que permitió una reanudación de las exportaciones de crudo y una aceleración de los intercambios comerciales con la Unión Europea (UE).
Pero, en general, las compañías extranjeras siguen siendo reticentes a invertir en el país a causa de las sanciones estadounidenses que continúan vigentes.
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Según el Banco Mundial (BM), el PBI nacional bruto ascendía a 5.470 dólares per cápita en 2016, en comparación con 6.950 dólares en 2013.
En marzo de 2015 se adoptó una política de austeridad presupuestaria tras una importante caída de los precios del petróleo. El desempleo afecta a un 12,5% de la población activa, y del 27% entre los jóvenes.
Heredero del Imperio Persa, monarquía gobernada por un sha (emperador), Irán estuvo dominado por la dinastía Pahlevi desde 1925 a 1979.
En 1997, Mohamed Reza, en el poder desde 1941, fue derrocado por la población. El ayatollah Ruholá Jomeini, que estaba exiliado desde 1964, regresó triunfalmente a Teherán. El 1 de abril de 1979 se proclamó una República islámica.
De 1980 a 1988, una guerra con Irak dejó un millón de muertos en los dos países.
Irán es el gran rival regional de Arabia Saudita, peso pesado de la Liga Árabe, y ambas potencias apoyan a bandos diferentes en los varios conflictos regionales, como en Siria y en Yemen.
Desde el comienzo del conflicto en Siria, en 2011, Teherán, con la ayuda del movimiento shiita libanés Hezbollah, es el principal apoyo regional, militar y financiero del régimen de Bashar Al Assad, que pertenece a la minoría alauita, una rama alejada del shiismo. Arabia Saudita apoya a los rebeldes sirios.
Riad también acusa a Irán de apoyar militarmente a los rebeldes shiitas hutíes en Yemen, algo que Teherán niega.
Después de la muerte de Jomeini en 1989, el ayatollah Ali Jamenei fue nombrado guía supremo, y el conservador moderado Akbar Hashemi Rafsandjani, elegido presidente, inició reformas económicas.
En 1997, el reformista Mohamed Jatami lo sucedió, hasta que en 2005 fue elegido el populista Mahmud Ahmadinejad, lo que provocó unas manifestaciones duramente reprimidas. En 2009, Ahmadinejad fue reelegido, en unos comicios denunciados por fraude, que desataron otra feroz ola de protestas.
El 3 de agosto de 2013, el moderado Hassan Rohani asumió el cargo de presidente, prometiendo trabajar para levantar las sanciones “injustas” impuestas por los occidentales a causa del programa nuclear iraní.
El 14 de julio de 2015, Irán y las grandes potencias cerraron un acuerdo sobre el programa nuclear con el fin de garantizar el carácter civil del mismo a cambio de un levantamiento progresivo de las sanciones internacionales.
Israel y los países occidentales acusaban a Teherán de intentar fabricar el arma atómica bajo pretexto de su programa nuclear civil, en particular por su producción de uranio enriquecido. Algo que Irán siempre desmintió.
El pasado octubre, el presidente estadounidense Donald Trump rechazó “certificar” el acuerdo ante el Congreso.
El 19 de mayo de 2017, Hassan Rohani fue reelegido presidente por cuatro años, con el 57% de los votos en la primera vuelta, derrotando al candidato conservador Ebrahim Raisi.
La Constitución otorga el grueso del poder al guía supremo. El presidente, elegido por cuatro años por sufragio universal, nombra al gobierno, cuyos miembros deben obtener la confianza del Parlamento.
La Asamblea de expertos se encarga de nombrar, supervisar y eventualmente destituir al guía supremo.
El Parlamento tiene poderes limitados en comparación con otras instituciones como el Consejo de los Guardianes de la Constitución, compuesto en parte por religiosos nombrados por el guía supremo.
El Consejo de Discernimiento se encarga de asesorar al guía supremo y de resolver los diferendos entre el Parlamento y el Consejo de los Guardianes de la Constitución.
Los Guardianes de la Revolución son el ejército de élite de Irán.
Fuente: AFP