El rocambolesco recorrido del surrealista proceso electoral brasileño

No bastando que el favorito de las encuestas se encuentre prisionero dejando de favorito a un ex militar de corte fascista, ahora hay dos candidatos acusados de actos de corrupción y que podrán participar pero con grave deterioro de imagen, uno de ellos es Haddad el delfín de Lula, el prisionero, que con eso queda fuera de disputar el segundo lugar, y el otro es Alckmin, socialdemócrata de derecha, que tampoco podrá disputar el segundo puesto, lo que deja solamente a Ciro Gómez, socialdemócrata de izquierda, y a Marina Silva, la ecologista, que está mejor posicionada y que si va a la segunda vuelta ganaría por lejos al fascista Bolsonaro.



Brasil: Campaña surrealista y elecciones imprevisibles

Río de Janeiro, Brasil
AFP
Por Pascale TROUILLAUD

A un mes de las elecciones presidenciales en Brasil, la campaña se ha convertido ya en la más surrealista y su resultado en el más imprevisible de los tiempos modernos en el país.

Hasta la semana pasada, más de la mitad de los 147 millones de electores estaban dispuestos a lanzarse a los brazos del prisionero más famoso del país, el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva -encarcelado por corrupción-, o en los del exmilitar de extrema derecha Jair Bolsonaro, conocido por sus declaraciones racistas, misóginas y homófobas.

Señal de que Brasil va mal
Violencia incontrolable, corrupción endémica, desempleo, crisis presupuestaria e impopularidad récord del presidente Michel Temer: los brasileños están saturados. Casi un 30% del electorado se declara indeciso. Los mercados están nerviosos, y el real se deprecia frente al dólar.

El Tribunal Superior Electoral (TSE) acaba de declarar a Lula inelegible para las elecciones del 7 de octubre, con una segunda vuelta el 28 de ese mes. Situación grotesca en sí: el exmandatario (2003-2010) hubiera ganado con casi toda seguridad, convirtiéndose en presidente por tercera vez.

Pero la descalificación del jefe incontestable de la izquierda, lejos de aclarar la situación, ha creado un nuevo embrollo.

Lula apeló ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y ante la corte suprema. “Legalmente todavía hay una posibilidad de que pueda presentarse”, afirma Michael Mohallem, analista de la Fundación Getulio Vargas, para quien “esta elección no se parece a ninguna”.

“La estrategia de todos los demás candidatos depende de Lula. Él es la clave de la elección”, añade.

Brasil está inmerso en lo desconocido, a lo que se añade una campaña especialmente corta, dado que se redujo de 90 a 45 días tras una reforma electoral.

Protagonismo judicial
Otro hecho inédito que deriva de la enrevesada novela de la candidatura de Lula es que “el poder judicial ha desempeñado, como nunca antes, un papel central” en la elección, subraya Mohallem, que se pregunta si “en democracia no es más bien el pueblo quien debería tener la última palabra”.

Con Lula dentro o fuera de la liza, el excapitán Jair Bolsonaro, defensor del uso de la tortura durante la dictadura (1964-85), tiene casi asegurado, según los sondeos, alcanzar el segundo turno electoral.

“Ese es otro aspecto surrealista de esta campaña”, afirmó David Fleischer, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia. Brasil atravesó “21 años de régimen militar y la mayoría de los que apoyan a Bolsonaro tienen menos de 35 años y nacieron después de la dictadura”.

Otro hecho curioso: como su Partido Social Liberal (PSL) solo tiene nueve diputados, poco importa que Bolsonaro cuente con 8,5 millones de seguidores en Twitter, Facebook e Instagram; en la campaña televisiva solo dispone de ocho segundos.

Por ello, en su primer anuncio apenas pudo decir: “En defensa de la familia y la patria”.

Otros cuatro de los 13 candidatos aprietan los codos para disputar con Bolsonaro el segundo turno. Mientras el Partido de los Trabajadores (PT) aplaza la designación oficial del sustituto de Lula, los otros tres no consiguen despegar.

El equipo de Geraldo Alckmin, del PSDB (centro-derecha), favorito de los mercados, espera que el exgobernador de Sao Paulo logre multiplicar en los próximos días el magro 7% de intenciones de voto que le dan los sondeos, gracias a sus más de 5 minutos de propaganda por televisión.

La ecologista Marina Silva y el candidato de centro-izquierda Ciro Gomes deberán hacer una campaña excelente, lo que hasta ahora no ha ocurrido.

El ‘poste’ de Lula
El PT ha optado por una vía arriesgada -para algunos, suicida- manteniendo y peleando “hasta el final” por la candidatura de Lula, lo que le ha hecho postergar la designación oficial de un sustituto que ya podría estar haciendo campaña.

La notoriedad del probable comodín, Fernando Haddad, compañero de fórmula del líder como vicepresidente, apenas trasciende Sao Paulo, donde fue alcalde.

Su nombre es tan poco conocido que muchos brasileños lo llaman “Andrade” por su proximidad fonética en portugués. Quizás ahora no tarde en ser más célebre, pero no por buenas razones: acaba de ser acusado de corrupción por la Fiscalía.

Haddad se dice modestamente listo para ser el “poste” de Lula, en referencia a la expresión que dice que el carisma del expresidente “podría hacer elegir incluso a un poste”.

Aún así, brillar se ve complicado para un “poste” que ronda el 4% de las intenciones de voto. Incluso si el PT se esfuerza cada vez más en destacar en sus anuncios la fortaleza de la relación entre Lula y Haddad.

Última rareza: la cobertura mediática excepcional del expresidente. Canales de televisión, radios, periódicos y, sobre todo, las redes sociales no pierden detalle de los avatares de su candidatura.

“¡Es una paradoja!” Lula se ha beneficiado del mayor tiempo imaginable para cualquier campaña”, juzgó Joaquim Falcao, profesor de Derecho Constitucional, citado por O Globo.
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Brasil se queda sin otro candidato a presidente
Por Luis Alberto Laborda | amlat@rcinet.ca
miércoles 5 septiembre, 2018

Otro candidato presidencial en Brasil podría ver sus aspiraciones para presentarse en las elecciones, previstas para octubre de este año, bloqueadas por la justicia.

En esta ocasión se trata del centrista Geraldo Alckmin, quien fue acusado por los fiscales federales de haber cometido delitos administrativos, por lo que solicitaron que se le retiren sus derechos políticos.

La medida significaría que Alckmin no cumpliría los requisitos exigidos para poder ser candidato a la primera magistratura de su país, entre los que figura estar exento de causas judiciales por corrupción.

La constructora se ha convertido en un dolor de cabeza para los políticos de la región. REUTERS/Paulo Whitaker.

Los medios de Brasil se hicieron eco de una información publicada por una página de Internet especializada en información judicial, conocida bajo el nombre de Jota, que señala que los fiscales sostienen que cuentan con elementos suficientes, para considerar que el político recibió de la firma Odebrecht cerca de 2 millones y medio de dólares estadounidenses en fondos para su campaña electoral, cuando competía para convertirse en gobernador del estado de San Pablo.

Alckmin se desempeñó como jefe del gobierno estadual por primera vez entre 2001 y 2006 y fue reelegido para un nuevo período entre 2011 y 2018.

Se trata de un político de centro, partidario de la libertad de mercado, que detenta la candidatura presidencial por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), principal adversario del Partido de los Trabajadores, al que pertenecen los ex mandatarios Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Odebrecht SA es una firma constructora brasileña que se encuentra en el centro de un escándalo mayor, acusada de pagar sobornos y blanquear dinero gracias a sus contactos con diversos políticos en Brasil y otros países de América Latina.

El propio presidente Temer se encuentra bajo investigación en la causa Odebrecht. REUTERS/Themba Hadebe/Pool via REUTERS.

Mediante una verdadera maraña de coimas, la firma buscó asegurarse diversos contratos de construcción en distintos países de la región, de África e incluso en Estados Unidos.

En Brasil, la justicia investiga a Odebrecht por contratos con la petrolera estatal Petrobras, en una pesquisa que salpica a funcionarios de distintas administraciones, incluyendo al actual presidente, Michel Temer.

La decisión de los fiscales arroja más incertidumbre en el escenario político de la mayor nación sudamericana, pocos días después que otra decisión judicial bloqueara la postulación del ex presidente Inacio Lula da Silva, en momentos en que este se encontraba primero en los sondeos de preferencia entre los electores.

En un fallo adoptado con una celeridad inusitada en Brasil, la corte rechazó una apelación presentada por la defensa de Lula, que buscaba anular la interdicción.