A pesar de los esfuerzos del PT de “lulizar” a Haddad, sigue siendo Marina Silva la única con posibilidades serias de disputar la segunda vuelta al fascista Bolsonaro en Brasil

Según la última encuesta de Ibope, divulgada el jueves pasado, el dirigente del PT marcha quinto con 6% de intención de voto, detrás de Jair Bolsonaro, Marina Silva, Ciro Gomes y Geraldo Alckmin. Si observamos que Alckmin fue acusado de corrupción y Gómez va detrás de Marina, lo más probable es que ella irá a la segunda vuelta con el fascista Bolsonaro, con lo que los votos de Addad, Gómez y Alckmin irán a Marina. De ser así, sería la gran oportunidad de los ambientalistas, afros, comunidades y en general de los defensores de la tierra, hasta ahora muy manipulados por el PT y su brazo agrario del MST, que se han farreado su gran control territorial y económico en los asentamientos y tomas rurales que han subordinado al programa neoliberal de Lula.



‘Lulizar’ a Haddad: el plan del PT para ganar las presidenciales
09 SEPTIEMBRE 2018
TotalNews

“Viví en la piel lo que leí en los libros”. Fernando Haddad resumió, mejor que nadie, cómo fue su paso de los claustros universitarios a la actividad política, cuando sintió en carne propia el rigor de las críticas de la prensa a su gestión en la alcaldía de San Pablo, de la oposición y, en ocasiones, de sus compañeros de militancia. Abogado, magíster en Economía y doctor en Filosofía, el actual candidato a vicepresidente se convertirá entre mañana y el martes en el presidenciable del Partido de los Trabajadores (PT), la figura que reemplazará a Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones del 7 de octubre.

Durante una caminata por San Pablo admitió ayer que “probablemente” sustituirá a su jefe político, inhabilitado por el Tribunal Superior Electoral (TSE), tras las condenas en primera y segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero. Así, Haddad reconoció que está ante la gran oportunidad: será la carta del PT para intentar recuperar el poder, tras el impeachment de 2016 a Dilma Rousseff. Pero para lograrlo deberá culminar aquella metamorfosis que describió un año atrás en la revista Piauí y “lulizar” su campaña.

Ex ministro de Educación, Haddad es una rara avis en el PT. No cultiva un perfil cercano a la militancia de base, como Lula, ni tiene un pasado sindical. Se siente más cómodo en la Universidad de San Pablo que en el nordeste del país, donde el ex presidente es una estrella de rock.

Según Veja, la cúpula del partido intenta convencer al 39% del electorado, que en las últimas encuestas dice que votaría por el ex presidente, de que “Haddad es un Lula sin barba”. Para eso, la estrategia de la campaña apunta a mimetizar al candidato con el líder del partido, para lograr la tan ansiada transferencia de votos que le permita disputar una segunda vuelta.

El politólogo José Alvaro Moisés, juez de su tesis de maestría y compañero en la Universidad de San Pablo, lo define como un buen intelectual, pero critica su actividad partidaria. “Como político tuvo un buen gobierno en San Pablo, muy orientado a la clase media. Hizo mucho menos de lo que se esperaba para la población de bajos recursos”, confió a PERFIL. Al inicio de su mandato, se opuso al aumento del transporte que ordenó Rousseff y provocó protestas violentas en las calles.

“En cuanto a su posición en el PT, no recuerdo haber visto una condena suya con respecto a la implicación de su partido y del ex presidente Lula en hechos de corrupción, algo que desde el Mensalão fue muy claro y decepcionó a muchos seguidores”, cuestionó.

Lanzamiento. El PT sabe que el reloj de arena está por agotarse. El plazo que concedió el Tribunal Superior Electoral (TSE) para que cambie su fórmula presidencial vence el 11 de septiembre, a menos de un mes de las presidenciales. Con eso en mente, Lula recibirá mañana a Haddad en su celda, donde definirán cómo y cuándo será el enroque electoral. El anuncio será ese mismo día o, a más tardar, el martes.

Según la última encuesta de Ibope, divulgada el jueves pasado, el dirigente del PT marcha quinto con 6% de intención de voto, detrás de Jair Bolsonaro, Marina Silva, Ciro Gomes y Geraldo Alckmin.

Para ser más competitivo el 7 de octubre, el partido necesita instalar que Haddad es a Lula lo que Héctor Cámpora fue a Juan Domingo Perón en Argentina. La tarea no es fácil: el delfín no cuenta con el carisma de su jefe político, ni tampoco es conocido en todo el país. “Es difícil saber si habrá transferencia de votos. Haddad es un intelectual de clase media, no tiene el perfil de Lula y sufre resistencias dentro de su propio partido”, explicó Moisés. Pero esas diferencias ya comenzaron a limarse: el ex ministro de Educación adoptó un lenguaje más coloquial, visitó la localidad donde nació Lula en Pernambuco, y hasta visitó las plantas de Mercedes-Benz y Volkswagen, en São Bernardo do Campo, donde rememoró la huelga liderada por el ex presidente en 1978.

“Soy hijo de un comerciante libanés y una docente normalista. Aprendí en casa a negociar y conversar, y tengo un temperamento en general tranquilo, incluso en las situaciones más adversas. La gente confunde eso con frialdad, pero no lo es”, se describió a sí mismo en Piauí. Hoy, más que nunca, Haddad necesita cambiar esa imagen y replicar la sintonía de Lula con sus votantes.