Venezuela: las disyuntivas del Arco Minero (I)

El ex viceministro de Planificación de Chávez, simpatizante de las experiencias de autonomía y autogobierno zapatista y kurda, abre el debate sobre este tema que Maduro llama de conversión de la matriz petrolera a la matriz minera.
La propuesta del Arco Minero, paradógicamente, es al mismo tiempo una victoria de la clase trabajadora (quizás la más importante entre todas las ramas de dicha clase ya que es la única a la cual el gobierno ha aceptado una copartición de tierras y su riqueza mineral mediante asociaciones estratégicas, algo que no han logrado ni el movimiento campesino ni obrero fundamentalmente en sus respectivos espacios de producción), pero a la vez con una cúpula gobernante como la que tenemos, es al mismo tiempo una estrategia que prepara las condiciones de múltiples fatalidades ambientales, etnocidas y de soberanía nacional que se delatan en el comportamiento no solo de la situación de cuasi guerra civil que sigue aumentando en la zona, sino la misma política de explotación mineral que viene implementando el gobierno, cada vez mas lejana de la idea original sobre el Arco Minero que nace desde las bases mismas del movimiento minero. Un sustituto bestial y hambreador a una economía petrolera y rentista que desde adentro han ayudado a desmoronar. Dos alternativas tenemos en este campo, o una minería soberana en manos de la clase trabajadora minera o el nuevo esclavismo extractivismo que vemos florecer.



Las disyuntivas del arco minero (I)
Por: Roland Denis |
Miércoles, 17/10/2018
Aporrea

Estamos llenos de circunstancias completamente desastrosas para este país. La última es el fracaso completo de la intentona monetaria queriendo darle valor a un ámbito nacional que no produce valor concreto, es decir ha desmantelado su capacidad de producción de valores de uso y así mismo se quiere promover una economía cuyo valor de cambio que no tiene soporte alguno (el nuevo cono monetario, la leyenda del petro, el mismo bolívar “soberano” etc). Las maniobras monetaristas de últimos meses han servido no solo para ahondar la hiperinflación sino ha reventado los derechos laborares en los ámbitos esenciales de la clase trabajadora, devaluando hasta el infinito la capacidad de intercambio de bolívar, y por ende el valor del salario, convirtiendo a esta sociedad en una sociedad esclavizada. Una verdadera cámara de tortura para la sociedad entera a favor de los atrapadores de divisas y el Estado mafioso que mantiene el mando, cuyo único propósito no es otro que el atraer capitales a un país de esclavos que ellos mismos han ayudado a construir –y a tener en sus manos lo que es el fruto de los trabajadores- o la gigantesca masa de capital de divisas que la burguesía parásita tiene enquistada en la banca internacional.

Por supuesto son circunstancias que llenan de controversias la palabra dicha y escrita. Pero previa a esta situación estrictamente monetarista que se asomó desde hacer obvio el desfalco producido a la nación, la propuesta del Arco Minero como advirtiendo la situación por venir, admitir una coyuntura que ya se mostraba desastrosa, y buscar por parte del gobierno una salida desesperada, se produjo una igual controversia, pujanza que continúa y continuará mientras tengamos este síndrome de colapso interminable en vida y sus agentes gobiernen nuestros destinos.

La propuesta del Arco Minero, paradógicamente, es al mismo tiempo una victoria de la clase trabajadora (quizás la más importante entre todas las ramas de dicha clase ya que es la única a la cual el gobierno ha aceptado una copartición de tierras y su riqueza mineral mediante asociaciones estratégicas, algo que no han logrado ni el movimiento campesino ni obrero fundamentalmente en sus respectivos espacios de producción), pero a la vez con una cúpula gobernante como la que tenemos, es al mismo tiempo una estrategia que prepara las condiciones de múltiples fatalidades ambientales, etnocidas y de soberanía nacional que se delatan en el comportamiento no solo de la situación de cuasi guerra civil que sigue aumentando en la zona, sino la misma política de explotación mineral que viene implementando el gobierno, cada vez mas lejana de la idea original sobre el Arco Minero que nace desde las bases mismas del movimiento minero. Un sustituto bestial y hambreador a una economía petrolera y rentista que desde adentro han ayudado a desmoronar. Dos alternativas tenemos en este campo, o una minería soberana en manos de la clase trabajadora minera o el nuevo esclavismo extractivismo que vemos florecer.

. ¿En qué acierta y en que no el movimiento ecologista?. Extractivismo no es igual a hablar de minería. El extractivismo es un modelo destructivo de naciones y ambiente que hace puente entre el colonialismo y la fase superior del capitalismo imperialista, de dependencia y máxima explotación del ser humano. Mientras que la minería como tal y toda la sabiduría que la acompaña, es decir el tratamiento, exploración y aprovechamiento como del mineral escaso, por el contrario es una actividad absolutamente necesaria y vital a la civilización humana –que de hecho comienza con la edad del bronce-. De allí la falta de fuerza y convicción de un movimiento anti-arco minero y ecologista que de no ser por no delimitar y diferenciar estas dos circunstancias completamente distintas tendría todas las razones del mundo. Tomando como ejemplo el proyecto eléctrico de la carbonífera del Zulia, cosa completamente absurda y hasta criminal que en caso de ejecutarse explotando una tierra donde no hay minería ni mineros, son tierras maravillosas de culturas ancestrales, es decir, el cordón carbonífero de la Sierra de Perijá, dejaría a todo un estado sin agua y destrozadas sus comunidades y culturas. Esta es la típica mentalidad extractivista que en realidad se hace no por el aprovechamiento racional y colectivo de nada y por nada sino por el negocio que implica, de mandos de gobierno, capitalistas y transnacionales. Un proyecto absolutamente innecesario y cuya alternativa con le energía eleóica en todo el norte del Zulia y Falcón, y fuentes de gas que dominan el Golfo de Venezuela, en este caso sí estamos hablando de esfuerzos absolutamente necesarios,creativos y productivos para todo nuestro país.

. ¿Ahora qué pasa con el Arco Minero como tal?. Es exactamente esta disyuntiva entre una minería creadora, necesaria, que podría hacer de una tercera parte de este país un paraíso que combina la tecnología minera, la agrominería y con ello un verdadero proyecto de transformación nacional, y un devastador extractivismo cuya culpa nada tienen que ver los pequeños mineros (que más bien décadas atrás hasta mediados del siglo pasado en esta vastísima zona produjeron las primeras tecnologías artesanales de una minería limpia que se exportaron a toda América pero que luego se llenó de mercurio y cianuro con la llegada de las transnacionales y los negociantes de dichos venenos). En realidad actualmente de no ser por la iniciativa de agrupaciones mineras de larga tradición de trabajo y lucha dentro de las diferentes zonas que luego nombraremos, y que ya tienen preparados importantes proyectos que combinan la minería de tecnología limpia, la alianza con los productores agrícolas, la seguridad de zonas, y sobretodo el beneficio de renta y divisas que traerá con el aporte de estas explotaciones a comunas y comunidades cercanas, que son parte del trabajo minero como tal, toda esta inmensa capa terrestre no sería otra cosa que una despiadada lucha por la tierra, una guerra como se diría en el marxismo por el capital originario. ´(En estos días continuando la larga batalla en la mina “Corregente” se produjo un enfrentamiento en lo que dicen ser la guerrilla colombiana y las bandas de delincuentes que puede aproximarse a más de veinte muertos, informaciones de las cuales el gobierno no dice nada). Lo que pasa en el Arco Minero es que ni principales del movimiento minero agrupados en el Consejo Popular Minero (con el perdón de grandes líderes y sobretodo maravillosas liderezas, absolutamente trabajadoras, que lo constituyen pero están allí anclados y neutralizados por sus cabezas).

Ni el gobierno ha sabido ni quieren saber de construir un plan nacional integral de minería, que incluya la organización, la defensa ambiental y poblacional, la formación (escuela de minería tal y como se pensó en los años noventa), la tecnología limpia que ya está diseñada por nuestros propios ingenieros y geólogos, agricultura, industrias propias, etc, y obviamente un proyecto de reinversión de recursos sobre la misma tierra. El problema de Maduro se reduce en su cabeza a tener la capacidad de comprarle al ámbito minero, dicho por sus propias palabras, hasta ocho toneladas mensuales, y negociarlas con el patán de Erdogan en Turquía (actualmente esa pequeña minería debe estar produciendo alrededor del 30 toneladas anuales –a 40 dólares promedio el gramo calculen- solo de oro de las cuales cerca de las dos terceras partes salen en contrabando garantizado en muchísimos casos por los mismos cuerpos de seguridad y militares. Contrabando que nada tiene que ver con los pequeños mineros, que más bien son los grandes explotados de esta historia, sino los monopolios de compra ligados en su mayoría a todos los “angeles de gobierno” y mafias militares. La lucha es despiadada y no solo a fuego limpio, lo es en los ambientes burocráticos que se pelean las firmas de las asociaciones estratégicas, donde solo los verdaderos voceros del movimiento minero han sabido al menos negociar con inteligencia el poder sobre las tierras ricas en mineral.

La tragedia del pequeño minero ha sido arrinconarlo a una economía de efectivo que ha hecho de este billete real un negocio tan lucrativo como el oro mismo, generando un desastre que se extiende a nivel nacional ya que lo absorbe tanto como la frontera colombiana, y que poco a poco reaparece como fenómeno con el bolívar soberano.

El gobierno al menos por una iniciativa mínima que se le pueda ocurrir y que se le ha pedido mil veces, no quiere –por intereses capitalistas y corruptos internos a él- obligar a los comerciantes a utilizar los puntos de cuenta (que utilizan ese efectivo para volver comprar oro o renegociarlo a porcentajes que pronto llegarán al 500%), otorgando al minero su cuenta bancaria y una bolsa de recursos disponibles de inmediato. Principio que más adelante puede transformarse en la creación en todo el sur del país de una moneda oro, cuyo valor es propio a su propio equivalente, sin ninguna paridad que no sea el precio del oro mismo (una moneda un punto de oro real –décimo de gramo-, dispuesto en una caja de reservas enmanos del movimiento minero que puede comenzar con cien kilos de oro, producidos y manejados por un auténtico Consejo Popular Minero, incluidos los representantes indígenas). Esto acabaría por completo desde la superexplotación del minero, la pérdida y mafias del efectivo, los monopolios contrabandistas, y abriría una nueva era no solo del oro sino de la misma moneda nacional. Es por esta razón que esta tan ligado el asunto monetario al asunto mineral y de los cual el gobierno como forjador de política no ha dado pie con bola en absoluto. Y no va a querer hacerlo ni intentarlo mientras este no sea más que un gobierno que reivindica legados ya legendarios que decimos chavistas, pero en realidad ha creado un verdadero colapso dirigido dirigido a vender a los zombies –como diría este famoso comentarista financiero de RT- la enorme riqueza nacional.

La alternativa al Arco Minero no es por tanto decirle No, y recordar como efectivamente se están haciendo devastaciones terribles que abarcan territorios esenciales hasta para la biodiversidad hasta del mundo. Es acabar con ellas (increíble que el gobierno por ejemplo acaba de comprar alrededor de veinte plantas de procesamiento de material mineral en base al veneno del cianuro y luego se llame “ecologista” ¡que cinismo!) es acabar entonces con esa burocracia corrupta, devastadora y contrarevolucionaria. Pero aún así no se trata decirle simplemente NO en foros y páginas web a algo que reúne doscientos mil trabajadores y más de dos siglos de experiencia, y mucho menos por personas que muchas veces ni conocen la zona ni la especificidad geológica, cultural, histórica, de la región y solo la han visto desde computadoras, alegres vacaciones a esa belleza de tierra, y que bien saben que sin el coltán y el tantaglio dispuesto en él ni existiría su máquina. Lo que se necesita es la creación de un movimiento minero apadrinado por los saberes técnicos y ecológicos, de los mismos mineros de larga data en el oficio y nuevas generaciones formadas para ello, que reviente la lógica del extractivismo hoy impuesta y reimpuesta desde chinos hasta gringos, rusos, canadienses, en la nueva división internacional del trabajo, para convertir la producción mineral y particularmente del oro y diamante, en el puente de partida del renacimiento de regiones enteras del país (en otras palabras que los recursos de la renta mineral al menos del oro y diamante se queden en el país y sus propias regiones de producción en el caso de los minerales).

Impedir esto es igualmente impedir que a través de las transnacionales que están como caimán en boca de caño esperando apropiarse del territorio con la anuencia del mando político que se prepara para ello legal y políticamente (INSISTIREMOS MIL VECES VENEZUELA NO NECESITA DE LA MINERIA TRANSNACIONAL Y SUS DESVASTADORAS CONSECUENCIAS) necesita de un ejemplo trabajador donde se establezca una plena integración entre el hombre y la naturaleza. Tantas veces se repite la necesidad de pasar a manos de la clase trabajadora las fuerzas productivas que ya han destrozado burócratas, monopolios capitalistas y mafias de todo estilo. Bueno aquí hay un ejemplo evidente de la necesidad de este horizonte emancipador que hoy lo ahorcan mafias y el fuego de una pelea que en el fondo no es más que una guerra por salvarse dela pobreza que los traidores a nuestra revolución han generado.