Los chalecos amarillos y el movimiento feminista, horizonte de vanguardias

El argentino Rabanal, hace uno de los mejores an?lisis, pero cae en la trampa de su cultura occidental porque invoca la posibilidad del fin del viaje mediante la inteligencia artificial permaneciendo as? en la interpretaci?n sociol?gica y mec?nica de los acontecimientos, adem?s que deja de lado los notables avances mundiales de las experiencias y contribuciones de los pueblos originarios en torno a las formas de vida comunitaria y los autogobiernos (zapatistas, amaz?nicos, kurdos, mapuche, etc), que si usted lo analiza interrelacionando con estos dos an?lisis que hemos tra?do hoy, podr? ver que las perspectivas de futuro no est?n en la teconog?a, sino al contrario, en los cuerpos y los afectos.



Chalecos amarillos ejecutar?n la ?operaci?n seamos m?s? en toda Francia
La iniciativa busca atraer nuevas personas a las movilizaciones contra las pol?ticas de Emmanuel Macron

Agencias
CHARILIN ROMERO
JANUARY 18, 2019

Miles de franceses preparan hoy, el X acto del movimiento de los chalecos amarillos, como nueva jornada de manifestaciones en el territorio franc?s que se desarrollar? este s?bado, con el prop?sito de seguir sumando apoyos.

En la red social Facebook, los chalecos amarillos hicieron las convocatorias para que la ciudadan?a participe en las diversas acciones en la capital del pa?s, as? como las que se efectuar?n las ciudades y pueblos de toda la naci?n, con la meta de ampliar a?n m?s el respaldo ciudadano.

Varias iniciativas se ensayan como ?la operaci?n seamos m?s?, que consiste en atraer a nuevas personas a las demostraciones.

?Vengan todos con al menos dos amigos que no hayan venido nunca. Den muestra de persuasi?n, d?ganle que aqu? se pasa bien, que deben venir a verlo con sus propios ojos?, detalla la convocatoria publicada en las redes sociales.

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Otro objetivo de la movilizaci?n busca mostrar el rechazo al debate nacional lanzado por el presidente, Emmanuel Macron, para intentar desmovilizar la crisis provocada por los chalecos amarillos calific?ndolo como una acci?n ?est?ril?.

Agreg? que el llamado ?no servir? de nada y todo el mundo sabe ya lo que el pueblo demanda: menos pol?ticos, menos privilegios, m?s transparencia, que el pueblo sea consultado sistem?ticamente?. advirti? Macron.

Con el denominado acto X, los chalecos amarillos cumplen los dos meses del inicio del movimiento y pretenden mantener viva las protestas en defensa de sus demandas, pese a que el origen de las manifestaciones estuvo destinada a frenar el aumento de precios del combustible decretado por el Ejecutivo, las reivindicaciones se ampliaron al aumento de impuestos en general y la p?rdida del poder adquisitivo como resultado de la pol?tica gubernamental.

Los chalecos amarillos ahora reclaman tambi?n reformar la Constituci?n en aras de una democracia plena y que los ciudadanos tengan la posibilidad de pedir e impulsar la realizaci?n de referendos nacionales sobre temas relevantes.

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?Qui?nes son los chalecos amarillos?
Algunos pol?ticos consideran que el movimiento de los chalecos amarillos contin?a sin organizaci?n, sin direcci?n ni portavoces oficiales. Sin embargo, esta organizaci?n surgi? de manera espont?nea y en ella hombres y mujeres de diversa procedencia y sensibilidad se agrupan y nadie revela sus estructura.

Estos grupos de clases medias y pensionistas de provincias, en pareja, en familia, enarbolando banderas de Francia, ped?an ?comprensi?n?, denunciando a Macron con una terminolog?a tradicionalmente conservadora.

Tambi?n est?n j?venes de la periferia de Par?s y otras grandes ciudades, que en las manifestaciones enarbolan proclamas contra el mandatario franc?s, sin llegar a los enfrentamientos f?sicos con las fuerzas del orden. Otros un poco m?s radicales, prefieren encapucharse y mostrar su ideolog?a radical alegando que son parte de la extrema izquierda y extrema derecha. Adem?s, usando m?scaras anti-gas, aprovechan para generar la confusi?n y lanzar una batalla campal contra las Compa??as Republicanas de Seguridad (CRS).

Los chalecos amarillos sin duda alguna est?n contra las ?lites parisinas, que Emmanuel Macron encarna de manera arquet?pica y entre sus demandas se hallan que no suban los carburantes, recuperar el poder adquisitivo perdido, recuperar los servicios p?blicos perdidos en la Francia perif?rica que no tiene las ventajas de Par?s y las grandes ciudades.

El portal web ABC de Espa?a public? en un art?culo que entre el 70 y el 80% de los franceses dicen apoyar o comprender el movimiento, que contemplan con aparente simpat?a, de momento.
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18 de enero de 2019
Horizonte de vanguardias
Por Rodolfo Rabanal
P?gina12

Esta reflexi?n procura abordar el tema de los chalecos amarillos y el movimiento feminista en t?rminos de vanguardias pol?ticas como no se ve?an en d?cadas. La idea de que algo acaba de terminar sin que se advierta lo que est? empezando es la clave de las incertidumbres que descorren los telones de la Historia.

Por eso la mezcla ideol?gica que se percibe en las manifestaciones de Francia es potente e inquieta a los desprevenidos: hay ?fachos? y ultraizquierdistas y tambi?n simples trabajadores entre los franceses que protestan ? ?Contra Macron? No s?lo contra Macron sino, y sobre todo, contra el sistema, contra la ?bancarizaci?n? de la pol?tica, contra la desnaturalizaci?n de la social democracia, contra las desigualdades sociales y tributarias e inclusive contra el funcionamiento formal de las actuales instituciones.

Hoy, la democracia liberal ?con unos doscientos a?os de existencia? ya no parece responder a los mecanismos de representatividad que constituyen su naturaleza de origen: los representantes que legislan apenas nos representan cabalmente o, directamente, no lo hacen porque en su mayor?a responden a los hilos del capitalismo tard?o y a sus capitanes concentrados, por lo tanto no ser?a riesgoso decir que lo legal se est? volviendo ileg?timo. Y sospecho que es ileg?timo todo aquello que no corresponde a una necesidad soberana.

Entonces, ?qu? es lo que ocurre?

Las mujeres no dudan en salir a la calle para demandar la igualdad que siempre les fue negada, sobre todo por el poder de un patriarcado muy propio del capitalismo triunfante en la era moderna. En ese sentido, ellas son el verdadero ?proletariado? de la Historia, han puesto el cuerpo y lo siguen poniendo simb?lica y materialmente y lo hacen de manera tanto individual como colectiva.

Lo peculiar de estos dos imponentes movimientos es que no muestran l?deres pol?ticos ni partidos reconocibles, sino que son grandes oleadas en procura de una forma que s?lo parece buscarse fuera del sistema para no acordar con ?l y es esto precisamente lo novedoso. Al principio se cre?a que los chalecos amarillos s?lo reclamaban por el tema puntual del combustible para los veh?culos.

Ahora se huele algo m?s inquietante y perturbador, algo tambi?n m?s ?pico y ese algo es la insurgencia, palabra que las clases medias (por lo regular burguesas y aspiracionales) no digieren con facilidad. Es adem?s evidente que el feminismo como fuerza de choque va m?s all? de las discusiones sobre el aborto legal y la violencia de g?nero sino que sacude los estamentos destinados a la mujer en el orden social consagrado. Y es esto precisamente, lo que ?vanguardiza? y radicaliza al movimiento que, de la demanda puntual, trepa a las exigencias de un nuevo orden. Los chalecos amarillos, por su lado, no s?lo quieren que Macron ablande sus pol?ticas conservadoras, en realidad quieren que se vaya, sin m?s.

La crisis de la democracia liberal no s?lo se observa en la d?bil representatividad que hoy muestra sino tambi?n en su capacidad para llevar al gobierno agentes francamente adversos a los intereses genuinos de los propios votantes, impulsados estos por las pr?dicas propagand?stica de los medios de comunicaci?n ligados a los grandes capitales, sobre todo transnacionales. Por otro lado, y simult?neamente, una determinada elite del Poder Judicial opera a favor de los grupos pol?ticos familiares a sus intereses y naturalmente en contra de aquellos llamados populistas o de izquierda.

Es interesante la operaci?n de persistencia en la construcci?n de consignas etiquetadas que recortan la realidad atribuyendo y distribuyendo culpas, delitos o cr?menes a quienes ?y entre quienes? se sospecha o se sabe que no acompa?ar?n a las minor?as econ?micas hiperpoderosas, aplicando la t?cnica del infundio de manera reiterada, sin que importe en absoluto que haya o no pruebas verificables en un sentido o en otro.

Las concentraciones capitalistas apoyadas en las tecnolog?as comunicacionales m?s avanzadas quieren suponer que la pol?tica ?una forma proactiva del humanismo? se hunde en el pasado. El gran capitalismo cree en la robotizaci?n sistem?tica y en la progresiva eliminaci?n de la mano de obra humana, camino posible pero no todav?a mayoritario. Los hombres y mujeres no alineados en esas creencias descalificadoras del trabajo, reaccionan. El an?lisis debe partir de ah?. Debe partir de las crisis del humanismo y de la falta de herramientas te?ricas y pr?cticas para controlar, eventualmente, la aniquilaci?n de la presencia humana en el ?mbito de la producci?n. La hip?tesis facilista de que habr? tiempo libre de sobra para desarrollar otras actividades que compensen la desocupaci?n no s?lo es fantasiosa sino de una frivolidad aplastante e irresponsable.

La sospecha central ?retomando el eje tem?tico de esta reflexi?n? es que ambos movimientos, feministas y chalecos amarillos, se tocan en alg?n punto tangencial: ambos, como ya dijimos, carecen de una filiciaci?n pol?tica program?tica o partidista reconocible y tambi?n carecen de l?deres definidos (por lo menos hasta ahora).

Ser?a apresurado asegurar que estas dos insurgencias se dearrollar?n sin pausa hasta cambiar la realidad actual, pero no es insensato reconocerles un papel radical alentado por una furia combativa y disruptiva que ya no parece plegarse a la farsa del di?logo componedor, ni mucho menos a los autoritarismos ?simp?ticos? con que el neoliberalismo democr?tico enmascara su creciente embestida conformista.

Desde luego, el prop?sito derechizante conservador (no s? c?mo llamarlo de otro modo) es de una gravedad incalculable porque la pol?tica es sin?nimo de civilizaci?n y expresi?n cabal de la cultura convivencial ligada, precisamente, a la ?polis?, a la ciudad, a la plataforma habitacional interactiva que dio lugar a la formaci?n del pensamiento occidental en todas sus dimensiones.

Tal vez por eso, atentar contra la pol?tica es ?para utilizar una marca plat?nica? empujar nuestra forma de ser esencial hasta los bordes de un abismo desconocido.

Al preguntarnos de qu? modo y por qu? est? pasando esto, valdr?a la pena tener en cuenta que la propaganda medi?tica de los ?ltimos treinta a?os ha ido convenciendo a los consumidores de informaci?n a adoptar una actitud individualista ligada a la noci?n de libertad personal (construcci?n meritocr?tica de un individualismo aislante) al margen en lo posible de la ingerencia del Estado.

Esta pr?dica tiende a destruir la pol?tica ya que la pol?tica entorpece la facilidad de los negocios y dificulta la velocidad de los mismos.

Nadie parece tomar en cuenta, ni recordar, de qu? modo (cuantioso) fueron enga?ados millones de ciudadanos llevados a invertir sus ahorros en negocios imposibles por fraudulentos asesores financieros tanto en EE.UU. como en Europa y c?mo, hundidos en la miseria, cuando estall? la crisis de 2008 tuvieron que ver c?mo los Estados salvaron a los bancos de la ruina, y apenas condenaron con c?rcel y multas a un pu?ado de responsables poderosos mientras ellos viv?an sin trabajo, sin techo y sin ahorros.

Insisto en un punto dif?cil ?Qu? es hoy la democracia liberal representativa sino una dudosa plataforma de c?lculos, estad?sticas y oportunidades de negocios entre sectores p?blicos y privados? ?Qu? es hoy el Poder Judicial sino un sistema colegiado ?directo heredero de la monarqu?a en la rep?blica? favorecido por privilegios econ?micos inamovibles y ocupado, sobre todo en los pa?ses terceros, de judicializar la pol?tica?

Para ir terminando, se dir?a que estamos asistiendo a uno de esos singulares momentos de la Historia en los que se dan numerosas ?e inesperadas? condiciones para que se produzcan cambios m?s bien irreversibles y, en gran medida, de resultados desconocidos.

Si nos dej?ramos llevar por una fantas?a apocal?tica cuyos componentes ficcionales se reconocieran en una confrontaci?n de personas en procura de una libertad distinta y del otro lado dispositivos de inteligencia artificial cada vez m?s complejos, estar?amos asistiendo a una de las ?ltimas asonadas del humanismo desplazado contra la tecnolog?a reinante. Por ahora, s?lo se trata quiz?s de una ?ficci?n realista? donde una de las preguntas capitales podr?a ser ?tiene l?mites la inteligencia artificial? Por ahora ?una vez m?s? la preocupaci?n orientadora sigue siendo la lucha contra la desigualdad, por la certeza de la alimentaci?n y el pleno ejercicio de la libertad en medio de la vida pol?tica. Las mujeres, principalmente, y seguramente los chalecos amarillos se mueven en esa direcci?n.