Revoluci?n argelina: acto 2
El reto m?s peligroso desde 1962 es convertir la rebeld?a pac?fica en cambio democr?tico
El Pa?s
8 ABR 2019 - 00:00
Truncar las ambiciones de Buteflika, un presidente enfermo, incapaz de gobernar, ha sido el primer acto. Lo hizo el pueblo argelino, tomando las calles durante seis semanas, pac?ficamente, con un lema: decir no ante un quinto mandato de un presidente fantasma. Que el pueblo haya salido a la calle no es casualidad: desde la ?ltima elecci?n presidencial, Argelia experimenta una batalla abierta en las principales instituciones ?el Ej?rcito, los servicios de inteligencia, la polic?a, los aparatos de la dictadura pol?tica (como el FLN), la direcci?n del sindicato UGTA y la patronal (la asociaci?n m?s dividida del poder econ?mico) y otras de menor importancia? que pretende alterar las reglas del juego en el reparto de la renta petrol?fera, principal fuente de recursos y, sobre todo, variable perturbadora de todo principio equitativo en la acumulaci?n de riquezas.
Hasta la fecha, el poder central, es decir, la presidencia de la Rep?blica y sus hombres de negocios, y el Estado Mayor del Ej?rcito protagonizan este reparto. No previeron que las manifestaciones iniciadas espont?neamente por unos estudiantes se transformaran r?pidamente en una inmensa rebeld?a pac?fica, aunando a todas las capas sociales.
Los grupos dirigentes, en este primer acto de la contestaci?n, aprovecharon para ajustar cuentas entre s?; el r?gimen quer?a limitar la contienda a una mera reorganizaci?n de las relaciones de fuerza en su seno, pensando que la ca?da del presidente podr?a calmar al pueblo. Por eso, los servicios de represi?n no buscaron paralizar la rebeld?a. Adem?s, el cambio de posici?n del general Gaid Salah, que pas? de apoyar a Buteflika a pedir su dimisi?n, resulta claramente de desacuerdos agudos en el mando militar.
Ahora bien, los manifestantes reivindican la desaparici?n del r?gimen, y una democracia basada en el pluralismo. En consecuencia, el escenario cambia, es otro: el segundo acto de la rebeld?a pac?fica entra en una zona de tempestad. La relaci?n de fuerzas es profundamente asim?trica entre el pueblo, entidad indiscriminada, desarmada, sin cabeza pol?tica organizada, y, de otro lado, salvo el clan Buteflika ahora sacrificado, el r?gimen, que los argelinos llaman ?el sistema?, armado y controlando todos los mecanismos sociales y econ?micos del pa?s. El desenlace puede ser, pues, dram?tico, con las consecuencias que se pueden imaginar en el entorno geopol?tico mediterr?neo.
La ausencia, en este segundo acto, de una oposici?n pol?tica organizada en Argelia, fruto de casi 60 a?os de dictadura, har? muy dif?cil la traves?a a una revoluci?n democr?tica y pac?fica. Los manifestantes sufrir?n una fuerte ofensiva del sistema, unas diferenciaciones ideol?gicas internas importantes, y la amenaza de que los islamistas, escondidos hasta la fecha, vuelvan a tomar, apoyados por sectores militares y del r?gimen, el pulso de la batalla para impedir la instauraci?n de un sistema democr?tico ?occidental?. Este segundo acto, abierto el 5 de abril con la primera manifestaci?n pos-Buteflika, quiere transformar la rebeld?a pac?fica en revoluci?n democr?tica: es el desaf?o m?s peligroso que los argelinos afrontan desde la independencia de su pa?s, en 1962.