Inglaterra: Potente victoria conservadora aplasta a la izquierda laborista y se aprueba el Brexit, pero Escocia e Irlanda de Norte avanzan en su perspectiva independentista

El auge de los nacionalismos en las elecciones británicas pone en cuestión el futuro del Reino Unido.
El Partido Nacionalista Escocés reclama un segundo referéndum de independencia tras su incontestable victoria en Escocia.
Los partidarios de buscar la reunión con Irlanda logran más diputados que los unionistas británicos en Irlanda del Norte.



Elecciones Reino Unido

El auge de los nacionalismos en las elecciones británicas pone en cuestión el futuro del Reino Unido

  • El Partido Nacionalista Escocés reclama un segundo referéndum de independencia tras su incontestable victoria en Escocia
  • Los partidarios de buscar la reunión con Irlanda logran más diputados que los unionistas británicos en Irlanda del Norte

Por RTVE.es / REUTERS



La líder nacionalista escocesa, Nicola Sturgeon, celebra los resultados electorales con sus simpatizantes REUTERS


Los resultados de las elecciones británicas, más allá de la victoria incontestable de Boris Johnson, ha revelado un auge de los nacionalismos tanto en la propia Inglaterra como en Escocia e Irlanda del Norte que, por primera vez en siglos, pone en cuestión la continuidad de Reino Unido como entidad política, toda vez que la salida de la Unión Europea puede empujar a escoceses y norirlandeses a intentar escapar de su alianza con los ingleses para reunirse con el resto de europeos.

No hay duda de que el primer ministro tiene ya al alcance de la mano el Brexit, gracias a una mayoría absoluta conservadora -la mayor desde la era de Margaret Thatcher- que ha arrasado a la oposición laborista y liberal-demócrata, y que garantiza la aprobación de su acuerdo con Bruselas para una salida ordenada de la Unión Europea.

Sin embargo, es un triunfo con un reverso tenebroso: la apelación al nacionalismo británico para “Hacer realidad el Brexit (Get Brexit done, el lema de campaña de Johnson) ha funcionado en el centro y el norte de Inglaterra, hasta el punto de liquidar al laborismo en feudos obreros y mineros consolidados desde hacía décadas, pero también ha suscitado el rechazo en las naciones periféricas del reino, que votaron en contra de la salida en el referéndum de 2016.

Algunos estarán celebrando la ola de nacionalismo que está barriendo a ambos lados de la frontera

Así lo ha advertido la ya dimitida líder del Partido Liberal-Demócrata, Jo Swinson, tras perder su escaño por la circunscripción escocesa de East Dunbartonshire y constatar durante el recuento que los conservadores acariciaban la mayoría absoluta mientras los nacionalistas escoceses arrasaban en Escocia: “Algunos estarán celebrando la ola de nacionalismo que está barriendo a ambos lados de la frontera”, ha criticado.

Los nacionalistas escoceses piden ya un segundo referéndum

Porque el Partido Nacionalista Escocés no solo ha conseguido en Escocia una victoria tan incontestable como la del Partido Conservador en el conjunto del país, sino que se ha convertido en la fuerza hegemónica, al lograr 48 de los 59 escaños que se eligen en la región, 13 más que hace dos años. El resto han recogido migajas: seis diputados los conservadores, uno los liberal-demócratas y solo uno los laboristas, casi desaparecidos de un territorio que no hace tanto fue uno de sus feudos.

A la luz de esos resultados, la líder nacionalista escocesa, Nicola Sturgeon, ha declarado que existe un mandato claro para convocar un segundo referéndum de independencia en Escocia, que ella exigirá que se celebre el año que viene, apenas un lustro después de que los escoceses rechazaran, con un 55 % de los votos, deshacer la unión política que vincula a ambas naciones desde 1707.

Sin embargo, ese plebiscito se celebró en 2014, dos años antes de que Reino Unido votara, también por referéndum, abandonar la Unión Europea. Y los escoceses, que en gran parte habían apoyado seguir unidos a Inglaterra para no salir del club comunitario y que rechazaron el Brexit con un amplio 62 %, ven desde entonces como pueden quedarse fuera de Europa por la puerta de atrás.

Boris Johnson puede tener un mandato para sacar a Inglaterra de la UE, pero no para sacar a Escocia

“Boris Johnson puede tener un mandato para sacar a Inglaterra de la Unión Europea. Pero claramente no tiene un mandato para sacar a Escocia de la Unión Europea. Escocia debe tener una oportunidad de elegir su propio futuro”, ha recalcado Sturgeon este viernes. Posteriormente, la líder nacionalista ha avanzado que tan pronto como “la semana que viene” el Gobierno escocés publicará “una propuesta detallada y democrática” para solicitar al Ejecutivo británico la convocatoria de un nuevo plebiscito, al tiempo que señalaba que Boris Johnson “no tiene derecho a interponerse en el camino” de esa consulta.

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Los nacionalistas irlandeses superan a los unionistas británicos

Es una reclamación que empieza a escucharse también en Irlanda del Norte, donde sigue latente el principal conflicto territorial de Reino Unido y donde los partidarios la unión con el resto de Irlanda superan en escaños a quienes defienden seguir vinculados a Reino Unido, por primera vez desde que en 1921 la isla se dividiera entre el norte británico y la República de Irlanda, al sur.

Así, el Sinn Fein, heredero del Ejército Republicano Irlandés (IRA) logra siete diputados, uno más que hace dos años -aunque los nacionalistas republicanos nunca ocupan sus escaños en el Parlamento de Westminster-, y el Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), otros dos, después de quedarse sin representación en 2017.

Es una subida lograda a costa del Partido Democrático Unionista (DUP), que pierde dos asientos y se queda con ocho, en virtud de una alianza forjada por los otros dos partidos desde su posición contraria al Brexit: el SDLP no se ha presentado en Belfast North para no restar votos al Sinn Fein, que le ha arrebatado el escaño nada menos que al líder unionista en Londres, Nigel Dodd; a cambio, el Sinn Fein le ha dejado vía libre en Belfast South para que los laboristas norirlandeses le arrebataran otro escaño a los unionistas.

Porque la mayoría de los norirlandeses también rechazaron el Brexit en 2016 -con un 55,8 % de los votos- y sigue rechazándolo: a los nueve escaños de partidos que defienden la unión con Irlanda hay que sumar el logrado por el Partido de la Alianza de Irlanda del Norte, es decir, diez escaños partidarios de seguir en la Unión Europea contra los ocho unionistas que prefieren la salida.

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Un reino en tensión

Como los escoceses, los nacionalistas irlandeses han apuntado de inmediato a un referéndum que plantee la unión de Irlanda del Norte con la República de Irlanda: “Nos encaminamos hacia una votación sobre la frontera, no puedo dar una fecha definitiva, pero tenemos que trabajar duro ahora y prepararnos”, ha recalcado la líder del Sinn Fein, Mary Lou McDonald.

“Necesitamos, de una manera ordenada, estructurar la conversación sobre una nueva Irlanda y un cambio constitucional. No creo que el unionismo deba alarmarse ni inquietarse, es una gran oportunidad para todos los que viven en esta isla”, ha añadido.

La gran ironía es que los unionistas decidieron que los nacionalistas irlandeses eran la gran amenaza…, cuando en realidad es el nacionalismo inglés

Mike Nesbitt, que lideró hace unos años otra formación unionista, el Partido Unionista del Ulster, ha reparado también en la perspectiva que se abre: “La gran ironía de todo esto es que, durante décadas, los unionistas se miraron por encima del hombro y decidieron que los nacionalistas irlandeses eran la gran amenaza…, cuando en realidad es el nacionalismo inglés”, ha declarado a la BBC.

Con todo, Boris Johnson ha vuelto a asegurar este viernes que el país saldrá unido del Brexit: “El Gobierno conservador de la nación ha recibido un poderoso mandato renovado, no solo para hacer realidad el Brexit sino para unir este país y llevarlo hacia adelante”, ha declarado, obviando no solo los resultados, sino que su acuerdo con Bruselas introduce una frontera comercial con Irlanda del Norte que puede incentivar aún la separación. A partir de ahora, deberá gestionar esas fuerzas centrífugas mientras culmina la salida de la Unión Europea y negocia la futura relación.