La violencia que golpeó a Colombia estaba agazapada en una grieta profunda y camuflada apenas entre la pandemia de coronavirus que tuvo un gran impacto en el país. La fallida reforma tributaria impulsada por el presidente Iván Duque encendió la mecha de las protestas. El proyecto que eyectó de su cargo al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, fue la gota que se escurrió de esa fisura social heredada de los Acuerdos de Paz de 2016.
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El resultado sorprendió a todos. Las protestas populares derivaron en la peor crisis política y social tras la entrega de las armas de la guerrilla de las FARC que pusieron fin a más de 50 años de violencia. La represión de las fuerzas de seguridad y los enfrentamientos provocaron al menos 24 muertos y más de 800 heridos en medio de una enorme tensión y una emergencia sanitaria derivada de la pandemia que aún no se aplaca. Según la ONG Temblores, las víctimas fatales son cerca de 40. El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) informó más de 31 personas fallecidas.
El analista político colombiano Héctor Riveros, abogado y director del Instituto de Pensamiento Liberal, dijo a TN.com.ar que este fenómeno es multicausal y común a varios países latinoamericanos como Chile, sacudido por manifestaciones similares en 2019.
“Hay muchos factores. Es algo muy profundo que pasa en todas partes. Hay un cambio de valores, de referentes culturales y de maneras de entender la autoridad en los jóvenes que está pasando a tener un efecto muy fuerte en el funcionamiento del sistema político”, afirmó Riveros.
Y añadió: “Pasó en Chile y en otras partes. Las poblaciones jóvenes tienen una manera de relación con la autoridad en la que el sistema político no encaja bien”.
Para Riveros, “hay otros problemas que están a flor de piel y que tienen que ver con la insatisfacción social y los reclamos por más educación y empleo joven. La pandemia agravó todo este cuadro y el resultado es una insatisfacción social muy grande” en el país.
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Pero en el caso colombiano “hay dos elementos adicionales: el primero, compartido por muchos, es la ilegitimidad de las instituciones. La gente no confía en sus gobiernos, nadie cree en los partidos, ni en el Congreso ni en la Justicia”, indicó.
Héctor Riveros, analista político
Nadie cree en los partidos, ni en el Congreso ni en la Justicia
Y apuntó: “Eso dificulta mucho porque no hay quieren ponga orden. No hay liderazgos muy visibles. Hoy en Colombia no es tan fácil identificar con quién debería uno hablar para tratar de entender o al menos desactivar la presión”.
La grieta de la sociedad
En Colombia, como en la Argentina y en otros países de la región, hay además una profunda división en la sociedad.
Riveros dijo que en su país “hay un coletazo fuerte” provocado por los acuerdos de desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 y el posterior plebiscito que avaló esos tratados.
“Eso nos dividió muy profundamente y cada vez estamos más divididos. A la mayoría de la gente parece no importarle, pero el origen de la división fue ese. La sociedad se dividió en dos bandos, unos son de Boca, otros de River”, ejemplificó.
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En ese marco, detalló Riveros, “el gobierno representa a los que estuvieron en contra” de los acuerdos de paz firmados hace cinco años y “los que están en la oposición y participan en las manifestaciones estaban a favor” de esos tratados.
“Esa distinción sigue estando ahí presente. Es innegable. Ya nadie habla de eso, pero ya quedamos alineados, no importa el tema”, aseguró.
“Una fase política delicada”
El analista político francés Yann Basset, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario de Bogotá, coincidió en que Colombia “está atravesando una fase política muy delicada desde el tema de los acuerdos de paz que han provocado una profunda división de la sociedad”.
Pero “hoy el tema de la paz no aparece tanto en las reivindicaciones. No está en la preocupación del día”, indicó.
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Ahora, precisó el analista francés radicado en Colombia desde el 2002, la frustrada reforma tributaria “fue la mecha que incendió la bomba” de las protestas sociales.
El proyecto tenía en especial un fuerte impacto en la clase media a través de la ampliación de la base tributaria mediante el cobro del impuesto a la renta a aquellos asalariados que ganaran 663 dólares mensuales con la posibilidad de extenderlo en 2023 a los que recibieran 470 dólares.
Duque retiró finalmente la iniciativa, pero ya era tarde. La pobreza, según estadísticas oficiales, trepó de 37 a 45% en un año. La pandemia de COVID-19 dejó hasta ahora más de 2,9 millones de casos y 76.015 fallecidos, con efectos contundentes en la economía y la situación social por las fuertes restricciones impuestas y la consiguiente pérdida de miles de empleos.
Las protestas derivaron en nuevas reivindicaciones y fueron más masivas tras episodios de represión policial. El gobierno, a su vez, tildó a los grupos de terroristas y los acusó de promover la violencia.
“La protesta va adquiriendo un carácter más autónomo. Los manifestantes protestan por los efectos de la pandemia y los cierres muy duros que tuvimos en Colombia durante más de un año que provocaron efectos económicos y sociales absolutamente desastrosos en la sociedad colombiana”, dijo Basset.
Qué puede pasar en el futuro
Las protestas populares ganaron las calles a un año de las elecciones presidenciales de mayo de 2022.
“Es muy difícil saber lo que puede pasar en medio de esta situación. Un evento de esta magnitud puede cambiar el panorama, pero en una dirección que es todavía muy prematuro tratar de vislumbrar”, indicó Basset.
Y añadió: “Estamos en momentos que redefinen el panorama político pero sin saber qué va a salir de esto. Todo va a depender si el presidente Duque es capaz de organizar unos diálogos creíbles que puedan apaciguar la situación de orden publico o si seguimos en una espiral de violencia, de la cual evidentemente podría salir cualquier cosa”.
Yann Basset, analista político
Hemos retrocedido 15 años en materia social en la pandemia
Para Basset, la insatisfacción social es clave para entender la crisis. “Hemos retrocedido 15 años en materia social en la pandemia. Es una verdadera catástrofe y eso es lo que se manifiesta hoy en las protestas”, indicó.
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Pero Riveros, a su vez, descree que la crisis pueda significar el final del gobierno de Duque.
“Los presidentes se caen si pierden sus mayorías en el Congreso, que es el que tiene capacidad de tumbarlos y eso en Colombia es difícil, si bien Duque tiene una mayoría legislativa precaria”, afirmó.
Y concluyó: “No veo que haya desestabilidad en el sentido de que el presidente tenga problemas para mantenerse en el gobierno”.