El alza de casos de Covid-19 en este otoño vino de la mano de distintas manifestaciones contra las restricciones por la pandemia. Ante ese escenario, la presidenta de la Comisión Europea cree que ha llegado el momento de empezar a debatir la obligatoriedad de la vacunación, dado que un tercio de los habitantes del bloque aún no ha sido inmunizado.
Europa, más que cualquier región del mundo, es hoy el epicentro de la pandemia. Según datos de la Universidad Johns Hopkins, la suma de casos en el continente es de 74 millones. Los muertos suman 1,4 millones hasta ahora, pero las proyecciones de la OMS indican que en marzo se superarían los dos millones. Y la irrupción de la variante ómicron agrega más incertidumbre.
Solo en un día, entre el miércoles y el jueves, 429 mil nuevos casos aparecieron en la región, llevando a la muerte de unas 4.000 personas. Y a pesar de que el Viejo Continente fue también uno de los primeros en iniciar la vacunación, sus porcentajes se mantienen relativamente bajos, principalmente en el este y centro.
En este escenario, ayer el ministro de Salud alemán Jens Spahn anunció que más del 1% del país está actualmente contagiado de Covid-19, habiendo llegando a 925 mil casos activos. Ya hace unas semanas, el mismo funcionario había advertido que para finales de invierno, “prácticamente todos en Alemania estarán vacunados, curados o muertos”, llamando con urgencia a los ciudadanos a inmunizarse.
Pero los sistemas de salud europeos no solo están enfrentando al virus, sino a la resistencia de parte de la población a vacunarse. Distintos estallidos en el último mes han dado cuenta de organizaciones que, oponiéndose a las nuevas restricciones para detener los contagios, han llegado a la violencia. El doctor Oleksandr Molchanov, desde Ucrania, resumía la situación para Euronews en estos términos: “Estamos trabajando al límite, pero no solo peleamos contra la enfermedad, sino que contra la estupidez”. En ese sentido, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo el miércoles que piensa que ha llegado el momento de empezar a debatir la obligatoriedad de la vacunación contra el Covid-19, dado que un tercio de los europeos aún no ha sido inmunizado.
A la misma explosión en los casos, vinieron las restricciones, y con eso una serie de protestas a través del continente. En Países Bajos, las protestas partieron siendo pacíficas, pero terminaron en saqueos y enfrentamientos entre barristas, manifestantes y policías, en lo que el alcalde de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb, llamó “una orgía de violencia”. Una situación similar ocurrió en Bruselas, Bélgica, donde miles de personas salieron a las calles para oponerse a la implementación de pases sanitarios.
Pero uno de los episodios más violentos se vivió en Roma, cuando una mezcla de movimientos de ultraderecha, fascistas declarados y antivacunas intentó tomarse el Palacio Chigi, sede del gobierno italiano. Después de fracasar por la dificultad del objetivo, la masa se dirigió a la Confederación General Italiana del Trabajo, el sindicato más grande del país, y destrozaron sus instalaciones. De acuerdo con Reuters, en cierto punto los protestantes intentaron entrar a un hospital, haciendo que el personal médico tuviera que crear una barricada para protegerse.
Por eso mismo, fue una sorpresa para los italianos cuando el líder antivacunas Lorenzo Damiano, de 56 años, dio a conocer que había contraído el Covid, y desde un hospital le pidió a la población que siguiera lo que dice la ciencia, que puede curar y salvar. “Claramente mi visión ha cambiado, estoy listo para decirla al mundo lo importante que es seguir colectivamente la ciencia”, declaró el líder del movimiento No Vax.
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Respecto al beneficio de las vacunas, la doctora Judit Simon, profesora en Economía de la Salud en la Universidad Médica de Viena, detalla una diferencia importante en los números: “Hace unos días se reportó que la probabilidad de un vacunado versus un no vacunado de llegar a necesitar cuidados intensivos es de uno contra 11. Este número es muy significativo, y más impactante que el número absoluto de personas en UCIs, donde uno de cada cuatro es un vacunado”. Esta diferencia entre probabilidad y el número concreto de pacientes graves se da porque hoy cada vez más austríacos se están vacunando.
En Polonia, donde la población vacunada recién llegó al 54% el pasado miércoles, Tadeusz Jędrzejczyk, especialista en salud pública en la Universidad Médica de Gdańsk, indica: “Nuestros datos son similares a los observados en otros países. Mientras tres cuartos de la población sobre 60 años ya está vacunada, solo comportan un tercio de los pacientes hospitalizados, y la proporción es mucho menor en las UCIs”.
En estas últimas semanas, los países europeos han estado tomando medidas, ya no solo para incentivar la vacunación, sino para incluso volverla obligatoria. En Austria, ya se está discutiendo una ley para que los ciudadanos que se nieguen a inocularse después de febrero reciban multas de hasta 7.200 euros. Solo habría excepción para aquellos que por motivos de salud no pudieran vacunarse.
Grecia ya había dado un paso similar, imponiéndole una multa de 100 euros al mes a las personas mayores de 60 que no hubiesen recibido una primera dosis. El primer ministro Kyriakos Mitsotakis ya había declarado su conflicto con la medida, considerándose a sí mismo “un político profundamente liberal”, que prefería no imponer obligaciones. Pero los datos, señaló, son implacables: “Nueve de 10 griegos que mueren por Covid son mayores de 60 años”, indicó la autoridad, agregando que “ocho de cada 10 no se vacunaron”.
En Alemania, el futuro canciller Olaf Scholz ya comentó estar de acuerdo con la vacunación obligatoria, y en los 16 estados del país operan las llamadas reglas 2G, genesen y geimpft (recuperado o vacunado): quienes deseen entrar a un restorán, cafetería, cine, e incluso visitar familiares en un hospital, deben cumplir con alguna de estas condiciones. En tanto, los no vacunados solo podrán hacer juntas al interior de sus casas, con máximo dos personas aparte de ellos, y podrían salir solo a los trámites más esenciales.
Ayer la científica jefa de la OMS, Soumya Swaminathan, admitió que ómicron parecía ser muy transmisible, pero dijo que la respuesta correcta era “estar preparados, ser cautos y no entrar en pánico”. Previamente, Maria Van Kerkhove, epidemióloga líder de la OMS, apuntó que “no hay indicación que sugiera que las vacunas no vayan a funcionar” contra la nueva variante.