Autor: “Al-Davi Olvera”

Prisión y pandemia: la libertad, según los presos indígenas de Chiapas

El contagio de Covid-19 de ocho activistas indígenas en una pequeña prisión de San Cristóbal de las Casas y el posterior estallido de huelgas de hambre en cárceles de todo Chiapas, quitan de nuevo el velo sobre la estructura del sistema penitenciario: una institución racista y clasista de captura y exterminio. A la vez, amplifican la voz increpante de quienes llevan décadas luchando por su libertad.


México: La organización de pueblos, contra el coronavirus

Cerrar el pueblo les acarreó críticas. Vara relata que hubo avecindados y empresarios turísticos que les acusaron, con aseveraciones racistas y clasistas, de impedir el libre tránsito y “violar sus derechos”. Pero la estructura barrial prevaleció en su derecho a la libre determinación. Hoy, hasta el municipio coopera para reforzar las barricadas sanitarias y su organización les permite vigilar las entradas todo el día mediante relevos.


Contagiar otro mundo

Frente a los decretos de excepción expedidos por diversos gobiernos, el “ shock sicótico-viral” extendido por los pueblos del mundo, y el peligro científicamente probado del coronavirus, movimientos sociales crean formas de extender la solidaridad. Primero, para atender a las personas mayores, el sector más vulnerable en la pandemia. Después, para enfrentar los costos sociales que ya se colocan sobre los hombros de los de abajo.
Italia es un buen ejemplo. De larga tradición partisana, anarquista y autonomista, la Italia social reinventa sus formas de ayuda mutua. Christian Peverieri, integrante del colectivo Centros Sociales del Noreste, herederos del movimiento autónomo de la década de los setenta, colabora con lugares ocupados y en la lucha por los derechos de vivienda, de los migrantes y trabajadores: “después del decreto que nos obligó a quedarnos en casa, hemos empezado a pensar que podríamos hacer para no desaparecer como movimiento”.
Una de las iniciativas más fuertes en Italia es la asamblea nacional por el salario de cuarentena, en la que movimientos sociales convergen en una línea: “esta crisis no la pueden pagar los pueblos”.


Modernidad y pueblos indígenas: una alternativa desde abajo

Los pueblos indígenas no pueden solos, y así lo reconocen. Lo imprescindible es ahora otro tipo de alianza, llámese por otro tipo de modernidad, o por otro mundo posible, que tenga el sustrato de democracia de abajo y forma-de-vida no capitalista, de los pueblos originarios, la fuerza de la lucha antipatriarcal de las mujeres y de la potencia antineoliberal y antirracista del gran movimiento plebeyo de 2019: quizás así podremos devenir, ya no en un Estado transformado, sino en una sociedad revolucionada.


México: Otro mundo en memoria de Samir

En el México de abajo, después de las actividades dislocadas planeadas para el día 20, aniversario del asesinato de Samir, se convoca a marchar el 21 en la capital y a una asamblea en Amilcingo el 22, actividades agrupadas bajo el nombre: Jornadas en Defensa del Territorio y la Madre Tierra Samir Somos Todas y Todos. Luego vendrá la parte más difícil: hacer brotar las formas de vida no basadas en el capital (como la multiplicación de los caracoles zapatistas en Chiapas), y cómo entretejer y constelar una red que devenga ya no en un mundo donde quepan muchos mundos, sino otro mundo posible. Eso comenzará a decidirse en 2020, a un año del asesinato y siembra de Samir Flores.


México. El pulso de las estrategias. El extractivismo del gobierno López Obrador y la sólida resistencia de las comunidades: Echar abajo la estación del tren

un joven integrante de la Asamblea de Pueblos del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio, dijo: “si la 4T viaja en tren (el lema del gobierno), echaremos abajo la estación (como dice la canción del grupo punk peruano Los Saicos)”.
Esta vez, el desmoronamiento de esta estación del capital no será estrepitosa, como la velocidad de una máquina, sino constante e imperceptible como el paso de un caracol.