Autor: “Almudena Hernando”

La fantasía de la individualidad. Sobre la construcción sociohistórica del sujeto moderno (I)

Hasta la década de 1960 el origen del comportamiento humano se explicaba a través de proyecciones al pasado de los rasgos de sociedades cazadoras-recolectoras actuales (en el mejor de los casos), ignorando el hecho de que antes de la aparición del Homo sapiens cazador habían existido formas humanas (Homo habilis, rudolfensis, ergaster, erectus, neandertal, etc., y no humanas, como el Australopithecus) muy alejadas de la que actualmente nos caracteriza.
Nosotros decimos que hemos estudiado la cultura, cuando debemos primero estudiar la especie humana, de allí la importancia de la lectura y estudio de los libros de Darwin y Kropotkin sobre el origen de las especies y el apoyo mutuo, así podemos comprender el patriarcado, el feminismo y la actual lucha por el común.


La fantasía de la individualidad. Sobre la construcción sociohistórica del sujeto moderno (II)

La individualidad.
O la identidad cuando se posee poder sobre el mundo.


La fantasía de la individualidad. Sobre la construcción sociohistórica del sujeto moderno (III y final)

Las diferencias de identidad de hombres y mujeres que caracterizan a la segunda etapa, lo que nos permite identificar la identidad femenina con los rasgos de la identidad relacional, y la identidad masculina con los de la individualidad dependiente. En esta etapa, la relación entre hombres y mujeres implica necesariamente una relación de poder, una relación de pareja y una heterosexualidad normativa.
Tal vez el pasado no pudo ser de otra manera y, en todo caso, no podemos cambiarlo, pero tenemos la obligación de pensar cómo queremos que sea un futuro que en este momento parece empezar a escapársenos de las manos. Hasta ahora, nuestra trayectoria histórica ha estado guiada por una lógica basada en una progresiva diferenciación entre la especialización de los hombres en la racionalización del mundo y la de las mujeres en la construcción de los vínculos que hacían posible la sensación de pertenencia imprescindible para que aquélla pudiera seguir aumentando. La importancia de esto no reside sólo en conseguir la igualdad entre hombres y mujeres, sino en que de otra manera el mundo estará dirigido por políticas diseñadas para máquinas cuando en realidad están transformando el destino de personas, y serán sostenidas por políticos afectados por miedos, inseguridades, narcisismos o fragilidades que no reconocerán y que, por lo tanto, intervendrán de manera determinante y descontrolada en sus decisiones. Si no se consigue revertir la dirección y el ritmo acelerado que este orden disociado (patriarcal) imprime al cambio social, existe el riesgo de diseñar políticas cada vez más alejadas de la realidad humana, de las verdaderas necesidades emocionales de los ciudadanos, de la capacidad de sustentación del planeta y de la paz social. Nunca como ahora ha sido tan necesaria una crítica (feminista) contra la disociación que define el poder que nos rige, por lo que seguramente nunca como ahora será tan combatida por el discurso social (patriarcal).


Cuanto más avanzan las mujeres, más reacción violenta habrá desde el orden patriarcal

El proceso histórico, según la fantasía, se ha construido de forma que se ha ido pasando de dar importancia a la comunidad, a dar importancia al individuo. Yo digo que esto es una fantasía porque no se puede sostener sin un sentido de pertenencia a una comunidad, es decir, sin la identidad relacional. Si este proceso hubiera sido, como pretende esta fantasía, se hubiera hecho evidente la impotencia del ser humano aislado frente al universo.