Autor: “Maristella Svampa”

Consenso de los Commodities, Giro Ecoterritorial y Pensamiento crítico en América Latina

Un análisis que aborde la actual cuestión política y el rol de los movimientos
sociales en América Latina debe incluir necesariamente una reflexión sobre el carácter
de las luchas socio-ambientales que hoy atraviesan la región y las diversas dimensiones
que éstas involucran. En razón de ello, con el fin de analizar el modo en cómo las
diferentes dimensiones de las luchas socio-ambientales aparecen en el paisaje político
latinoamericano, proponemos una presentación en cuatro momentos sucesivos


Avatares del pensamiento crítico latinoamericano

En América Latina existe una importante tradición de pensamiento crítico
que extrae sus tópicos, su talante teórico, su potencia, de los conflictos
sociales y políticos de su tiempo, de las formas que asumen las desigualdades
sociales, raciales, territoriales y de género en nuestras sociedades, en
fin, del análisis de la dinámica propia de acumulación del capital en la
periferia. Ideas-fuerza como aquellas de dependencia y revolución, democracia
y derechos humanos o, más recientemente, extractivismo y buen vivir,
entre otras, son categorías del pensamiento latinoamericano que atraviesan
y estructuran diferentes períodos de nuestra historia, inextricablemente
ligados a las luchas sociales y políticas de cada época.


La crisis de los ciclos progresistas en América Latina

Apropósito de la reciente publicación por parte del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) sobre el debate de la izquierda latinoamericana en torno a Venezuela, recogemos esta entrevista realizada por la revista digital FronteraD a Maristella Svampa, la destacada socióloga argentina e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Realizada en marzo de 2016 por Gerardo Muñoz, estudiante del Doctorado de Cultura Latinoamericana y Pensamiento Político de la Princeton University, los argumentos de Svampa mantienen su pertinencia en la hora actual y sirven como introducción de contexto al debate acalorado en el que se ha internado la intelectualidad latinoamericana de izquierdas en torno a los gobiernos progresistas de la región en general, y en particular a la crisis económica, política y social que viene Venezuela.


Carta abierta al campo militante prochavista de la Argentina

En los últimos días recibí numerosos ataques y agresiones por la vía de las redes sociales debido a la declaración que difundimos sobre Venezuela con varios amigo/as y colegas, declaración de la cual me reconozco como una de las promotoras.
Aunque lo haya explicado en varios lugares, hace ya tiempo que considero que el proceso bolivariano ha caído en una deriva autoritaria, por lo menos desde 2015. Creo que el régimen que lidera Maduro –y ello en el marco de una crisis social y económica sin precedentes-, reforzó los peores elementos ya presentes en el chavismo (más concentración de poder, enorme corrupción, radicalización del extractivismo y estado rentista, entre otros).


Dolor país. Violenta crisis del madurismo.

El alcance devastador de la crisis social en Venezuela, cuyas causas son múltiples y complejas, genera una empatía imposible de trasladar al gobierno caricatura de lo que fuera el chavismo, o a la oposición cuyo objetivo es acabar con la experiencia democratizadora plebeya.
Venezuela transmite una sensación ambivalente de cercanía y a la vez de distancia. El sentimiento de cercanía remite a lo que expresa desde abajo, alcance devastador de la crisis social y humanitaria, al esfuerzo de mayúsculo que día a día hacen los venezolanos (hombres y mujeres) por sobrevivir, incluso el deseo en algunos de creer que no todo está perdido y que todavía es posible reconducir el proceso en un sentido democrático y emancipador. La distancia adviene inevitablemente frente a la imposible identificación política que Venezuela nos impone desde arriba, de un lado como del otro; sea que analicemos fríamente el gobierno de Nicolás Maduro, el cual aparece como una caricatura grotesca de lo que fue el chavismo en sus mejores tiempos; sea que hagamos referencia a su contracara, la derecha clasista que anida en la dividida Mesa de Unidad Democrática (MUD), cuyo objetivo es cavar con cualquier experiencia de democratización plebeya.


¿Del “consenso de los commodities” al “consenso antiindígena”?

El no reconocimiento de la responsabilidad de la Gendarmería nacional en la desaparición forzada de Santiago Maldonado, y más aún, la negación sistemática del hecho, ocurrido en una solitaria ruta de la Patagonia argentina el pasado 1º de agosto, en el marco de una protesta en reclamo por la liberación del lonko (líder) mapuche Facundo Jones Huala, ha generado en el gobierno de Mauricio Macri una inesperada crisis política. Por un lado, la desaparición puso en el tapete no solo el endurecimiento del contexto represivo, sino también el desconocimiento y la indiferencia del actual gobierno respecto de los consensos forjados en la sociedad argentina en torno a los derechos humanos, luego de la experiencia del terrorismo de Estado y la desaparición forzada de miles de personas bajo la última dictadura.


Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui: La urgente necesidad de descolonizar la investigación social latinoamericana

La nueva ciencia social debería abandonar la camisa de fuerza de la sociedad, dejar de limitarse a cosas humanas, a relaciones y a conflictos sociales, y convertirse en una más de las ciencias de la vida.


Será posible el diálogo con la izquierda estatista que instaló el progresismo en alianza con el nacional-populismo?

No sabemos hasta dónde el giro conservador que hoy se opera en América Latina permitirá abrir una nueva conversación con aquellos otros colegas y activistas que hasta hace poco promovieron activamente a los progresismos realmente existentes, afirmando que ésta era ‘la única izquierda posible’. Si acaso ese diálogo fuera posible, la tarea que nos aguarda es sumamente compleja y difícil, pues se trata de pensar colectivamente una izquierda posprogresista, que conjugue a la vez justicia social y antipatriarcal, con justicia ecológica. Sin la intersección de esos tres ejes en un único horizonte, creo humilde y sinceramente que hay escasas posibilidades de reformular las izquierdas, en un sentido verdaderamente democrático, plural y emancipatorio.
Nota: Nosotros preguntamos si la izquierda debe avanzar con los estados o con los pueblos y hasta qué punto sirve a la izquierda la propuesta de Marta Harnecker de dirigir a los movimientos sociales contrariando su protagonismo autónomo. Pensamos que Svampa es delicada, pues se hace difícil dialogar con los que reprimen al pueblo y bloquean el protagonismo social por todos los medios posibles.


De 23 provincias argentinas, 14 firman con el gobierno el lesivo Acuerdo Federal Minero

Hace tiempo que la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), conformada por las grandes transnacionales del sector, viene realizando un poderoso lobby.
Este Acuerdo desconoce y pasa por encima de la normativa ambiental provincial y nacional, gestada en la última década al calor de las luchas socioambientales.


Bolivia: La tentación de perpetuarse en el poder no es democrática

El punto de quiebre del gobierno con su discurso se dio a partir del año 2010, con la represión que se produjo a indígenas del Tipnis, momento en que el gobierno del Movimiento Al Socialismo giro hacia la profundización de su política extractivista.


A mayor extractivismo, menor democracia

Hay como una cierta desconexión entre esas luchas que son locales, que afectan sobre todo a pequeñas y medianas localidadades, y los grandes centros urbanos que no viven cotidianamente la amenaza de la introducción de un mega emprendimiento


Termina la era de las promesas andinas

¿A qué se debe el corrimiento político en estos países, impensable unos pocos años atrás?


En Bolivia y Ecuador se abandonaron las promesas políticas de Buen Vivir y respeto a la naturaleza, así como cualquier discusión posible sobre escenarios de transición y salida del extractivismo

Preocupa el corrimiento político operado últimamente en aquellos países que suscitaron mayor expectativa política, como Ecuador, Venezuela y —lamento decirlo— Bolivia. No hablo de la Argentina, porque el gobierno de los Kirchner lejos está de haber suscitado dichas expectativas positivas


Cristina, el ‘maldesarrollo’ y el progresismo sudamericano

El “maldesarrollo” no tiene que ver solamente con modelos de producción sino también con modelos de consumo que prevalecen tanto en el Norte como en el Sur global, con lo cual estamos frente a un problema de fondo, de orden civilizatorio. Esto no significa desresponsabilizar a los gobiernos latinoamericanos, cuando vemos que éstos promueven activamente dichos modelos de maldesarrollo a través de políticas públicas y los presentan como la panacea


Venezuela: el dilema del populismo plebeyo

Profundizar el protagonismo popular, en una dinámica abierta y plural, o consolidar un populismo de clases privilegiadas, asentado en un núcleo dirigente, como en otros países latinoamericanos