Autor: “Massimo Modonesi”
Revoluciones pasivas en América Latina
Caracterizar el ciclo progresista latinoamericano como un conjunto de diversas versiones de revolución pasiva , es decir, siguiendo la intuición de
Gramsci, de una serie de proyectos políticos devenidos procesos de transformaciones significativas pero limitadas, con un trasfondo conservador, impulsados desde arriba y por medio de prácticas políticas desmovilizadoras y subalternizantes, que se expresan en buena medida a través de los dispositivos del cesarismo y el transformismo como modalidades de vaciamiento hacia arriba y hacia abajo de los canales de organización, participación y protagonismo popular.
La normalización de los progresismos latinoamericanos
Los progresismos latinoamericanos han terminado de normalizarse, asimilarse y adecuarse al orden existente. Reflejan un proceso de normalización, es decir, un «desperfilamiento» en relación con sus raíces nacional-populares y/o izquierdistas. De esta manera, se definen en antítesis a las derechas más por una postura defensiva y conservadora que por aspectos propositivos y transformadores, exhibiendo una colocación más centrista, institucional y moderada, más o menos explícita según los casos.
El fetiche de la hegemonía y los atajos del populismo de izquierda
La noción de hegemonía que Gramsci desplegó, enriqueció y complejizó en su Cuadernos de la Cárcel ha ido simplificándose y fetichizándose en su uso político y analítico, que esté o menos sustentada en alguna sofisticación teórica como la que avanzaron Laclau y Mouffe y aplicable a las experiencias peronista en la Argentina de Kirchner y de Evo Morales en Bolivia.
Destellos de antagonismo en América Latina
Hay que festejar la renovada emergencia antagonista que hace frente a la derechización en Ecuador y en Chile y parece cubrir el vacío dejado por el progresismo. En este sentido, la irrupción de las protestas multitudinarias parece corresponder a la lógica de un momento especifico de la estructura y las relaciones de poder: contra las derechas emergentes, más allá o más acá del progresismo desgastado y derechizado.
México: Las izquierdas negadas por la “cuarta transformación” del presidente López Obrador
En el contexto de la proclamada cuarta transformación de México, el discurso de Andrés Manuel López Obrador tiende a negar la existencia de la izquierda, ya sea como posición político-ideológica en abstracto o como encarnación en grupos y movimientos que ostenten cierto grado de autonomía y radicalidad. La disputa respecto del significado y el lugar de la izquierda está atravesada por la tensión entre distintas acepciones y contenidos, pero también entre lógicas políticas tendencialmente divergentes como son las de la hegemonía y la autonomía.
El esp?ritu de Seattle
El campo antineoliberal latinoamericano que, en la primera d?cada del siglo XXI, despu?s de haber sostenido un potente ciclo de luchas destituyentes, se fractur? entre una vertiente hegemonista que impuls? o apoy? a los llamados gobiernos progresistas y una vertiente autonomista que se reclamaba como la verdadera heredera del esp?ritu del movimientismo altermundista.
El autor mezcla la lucha de vanguardias por conquistar el estado con las acciones protagonistas del despliegue de la potencia social, sin apreciar que el Forro de Porto Alegre fue la acci?n de los que luchaban por ocupar el estado y son los mismos represores progresistas que se?ala Zibechi. El autor en este art?culo aparece un tanto bonapartista conciliador entre las tendencias estatistas y las din?micas de construcci?n de otra sociedad sin depender del estado.
Transformación y transformismo. Horizontes del naciente gobierno de López Obrador en México
Como quedó de manifiesto en la jornada de asunción, AMLO encarna e instala deliberadamente un cambio de clima político en un país hundido en una crisis societal generada por tres décadas de ininterrumpidas políticas neoliberales y agravada por la sangrienta descomposición de los últimos 12 años de desborde de la violencia criminal y política. En este contexto, el liderazgo de AMLO genera esperanzas, expectativas e inclusive cierta mística del cambio en fracciones importantes de las clases subalternas. Alcanzó 30 millones de votos no solo porque se movió pragmáticamente hacia el centro y por las debilidades de sus adversarios políticos (el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática), sino también porque consiguió una representación por identificación nacional-popular y no por distinción o delegación tecnocrática, como era propio de la democracia neoliberal.
México: el gobierno progresista “tardío”. Alcances y límites de la victoria de López Obrador.
La contundente victoria de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 1º de julio de 2018 constituye un hecho histórico para México. Los resultados no solo posibilitaron, por primera vez, la llegada de una fuerza ubicada en la izquierda, sino que dinamitaron el poder del viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI). No obstante, a partir del 1º de diciembre se verá si la forma de articulación pragmática de intereses –a veces contrapuestos– detrás de formulaciones excesivamente genéricas resulta suficiente para cumplir con la promesa de «moralizar» el país, acabar con la violencia y reducir las desigualdades.
José Revueltas en 68: la autogestión como alternativa democrática
Revueltas operó un giro en su reflexión teórica al pasar de la inquietud estrictamente leninista-luxemburguista sobre el partido de vanguardia a asumir la autogestión como horizonte estratégico y como opción emancipatoria.
México: sobre el alcance histórico de la elección de López Obrador
Esperemos que la transición formal a la democracia que hemos presenciado el 1 de julio y la experiencia de un gobierno progresista tardío en México no cierren las puertas a la participación desde abajo y, por el contrario, propicien el florecimiento de instancias de autodeterminación. Esto sí que podría abrir la puerta a una transformación de portada histórica.
Las organizaciones sociales independientes frente a la candidatura presidencial de López Obrador
La coalición que sostiene el candidato y la idea de pueblo que abandera resultan demasiado ambiguas, contradictorias y no incluyen, ni convocan, importantes franjas organizadas de las clases subalternas.
Los tiempos electorales no marcan la construcción de nuestros sueños, no van a cambiar nuestras condiciones de vida, porque hay intereses que van más allá de nosotros que solamente la organización del pueblo puede realizar.
México: Cuando puede ganar la que ya no es izquierda
En nuestro sangriento México pre-electoral, frente a la circunstancia inédita de que finalmente puede ganar la que ya no es izquierda, rondan dos fantasmas que nos heredaron nuestros ancestros izquierdistas y que, por ello, son parte de nosotros: el del oportunismo y el del sectarismo.
México ante la encrucijada electoral
Ni que se reconozca la victoria en las urnas de AMLO ni la eventualidad de que su hipotético gobierno comporte una discontinuidad substancial en sentido democrático, de justicia social y de soberanía son escenarios que dependen exclusivamente del pulcro desenvolvimiento de las rutinas electorales sino de que se produzca una ruptura en los equilibrios y las dinámicas del poder y de las relaciones de dominación en México, algo que rebasa y escapa a la lógica de la campaña y de las propuestas de los diversos candidatos que la protagonizan.
El florecimiento de la subjetivación subalterna colorado de autonomía. Algo diametralmente opuesto a los atajos y las compulsiones de la tentación populista.
. Tiempos y espacios que son necesariamente otros, porque surgen de la lógica de la derrota e implican tiempos largos, ritmos lentos, caminos tortuosos y empinados pero ineludibles. Sugieren combinar una estratégica guerra cotidiana de posiciones y un permanente recurso táctico al movimiento, a la politización de la lucha de clases. Salvo sobresaltos de la historia que no solo serán bienvenidos, sino que habrá que propiciar y que nos encontrarán más preparados en la medida en que haya florecido la subjetivación subalterna, es decir, se haya colorado de autonomía.
¿Fin del ciclo o fin de la hegemonía progresista en América Latina?
La experiencia de los llamados gobiernos progresistas en América Latina (Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela) parece haber entrado en un pasaje crítico que algunos autores están denominando fin de ciclo, abriendo un debate histórico, político y de fuertes implicaciones estratégicas respecto del porvenir inmediato