Autor: “Diego Sztulwark”
Argentina: Un año del desalojo de Guernica. Berni se tiene que ir, tiro mi piedra
El desalojo a la toma de Guernica fue una guarangada, una falta de respeto y el inicio de una política inaceptable de subordinar la vida a la concentración trucha de la propiedad privada.
Colonialismo y exhibicionismo (a seis décadas de Los condenados de la tierra)
Por esos años Fanon venía acompañado, en la voz de lxs maestrxs, por otros nombres y otros libros que no volví a encontrar: Amilcar Cabral (“no mientan, no digan verdades fáciles”, creo que así comenzaba un célebre discurso suyo), Patrice Lumumba, y el Diario del Che en el Congo. Las luchas de los países llamados “subdesarrollados” de los años sesentas permitían anticipar un cambio geopolítico esencial: de la guerra fría al conflicto norte-sur. A Argelia llegábamos a través de La batalla de Argelia, de Gillo Pontecorvo (1966).
El amor a Perú y el enigma de Sendero
Imposible amar Perú e ignorar a Sendero. No es fácil sostener la fascinación por la izquierda peruana, incluso en esta hora, sin llenarse de preguntas sobre la oscuridad que envuelve a la figura de Guzmán. No despedimos a Guzmán como se despide a un revolucionario. Su nombre, lejos de borrarse, perdurará como lo hacen los enigmas más penosos, aquellos que por encerrar la cifra de nuestros fracasos, no deben ser pasados por algo.
Argentina: Productoras, el hecho reaccionario de nuestro presente
A pocos días de las PASO, la maquinaria comunicacional hace oír más fuerte su lamento por la supuesta apatía de una parte del electorado que la celebración del momento electoral, que sigue proponiéndose como el momento político por excelencia. Así funciona la percepción de las «productoras», autentico sujeto de la campaña, y más en general, de lo político vuelto fenómeno comunicacional de mercado.
A la izquierda de lo posible
Diego Sztulwark retoma la pregunta que se hiciera Daniel Bensaid con relación a qué tipo de posición es la que se sitúa “a la izquierda de lo posible” y desarrolla la idea de que esa expresión remite a la reacción ante el ataque neoliberal a toda mediación popular democrática. Sztulwark sostiene que quizá se trate de una inesperada vigencia de la tradición de los oprimidos, un tipo de presencia cuya única existencia consiste en el hecho de ser continuamente conjurada.
Guerra y lenguaje en Amador Fernández-Savater
¿Cómo dotar a la experiencia subversiva de una procesualidad inmanente ininterrumpida? ¿Cómo prolongar en el espacio y el tiempo, en el lenguaje y en todo aquello que queda del lado del “habitar”, esa elaboración crucial que hacen los cuerpos cuando se atreven a atravesar la línea prohibida de la amenaza de muerte y se descubren como fundamento de todo poder?
La inmanencia productiva y el juego de los dobles en Toni Negri
Prólogo a Spinoza. Ayer y hoy, de Toni Negri, Editorial Cactus 2021
Walter Benjamin y el círculo de la violencia
Si hay una perdurabilidad del círculo, una fuerza circular cuya persistencia no puede más que asombrar -a la vez que no asombra a nadie, pues ella misma es «la normalidad»-, es aquella por la cual -y en la cual- la violencia resulta justificable en nombre del derecho, al mismo tiempo que el derecho, el orden jurídico en sí mismo, se sirve del pretendido monopolio de la violencia, como la condición última de su propia preservación. A esta doble envoltura, o envoltura redundante entre violencia y derecho, Jacques Derrida, siguiendo de cerca «La crítica de la violencia» de Walter Benjamin, la llama: «fuerza de ley». Se trata del poder, en tanto que se resume en esta «tautología», en la que la violencia resulta autorizada, mientras la autoridad se sirve de ella como su fundamento material.
Los movimientos populares no matan
Los movimientos populares no matan. Hace casi medio siglo que no practican la lucha armada. Por una razón relativamente simple. De los atentados anarquistas a las guerrillas de los años setentas, el problema de la contra-violencia sólo se plantea cuando la intensidad de la lucha de clases asciende a determinados niveles del enfrentamiento. Como lo explicó el general Karl Von Clausewitz, no hay guerra si la fuerza agredida no se defiende. Los sectores organizados políticamente desde el poder, en cambio, no han dejado de asesinar.
Luego del aniquilamiento de las organizaciones armadas ocurrido en torno al año 1977, los movimientos populares desplegaron formas de lucha cuya violencia -la violencia naturalmente implicada en una huelga, un escrache o un piquete- no implicaban amenaza de muerte alguna. Aún así, esas acciones fueron interpretadas por los sectores de poder como una desafío directo a su modo de vida.
Ocho intentos de interpretación de la realidad cubana
El Movimiento San Isidro MSI no es representativo de los muchos críticos que tiene la burocracia parti/estatal cubana. Algunos de sus integrantes, por ejemplo, han manifestado su apoyo al bloqueo norteamericano y simpatías con el presidente Trump. No percibo en ellos un programa, una estrategia política clara, una táctica definida, ni un análisis profundo de la realidad cubana. Algo sí hay que reconocerles: el valor personal de luchar abiertamente por sus derechos. En eso pueden haber motivado a muchos jóvenes condicionados por décadas de unanimismo y obediencia. Para mí, esa es la mayor novedad.
Spinoza disidente
El carácter autónomo del contrapoder no deriva de un dogmatismo anti- institucional perse (no es dogmáticamente anti estatal), sino de un cuestionamiento del modo de acumulación de capital que opera por detrás –o junto– a las formas estatales que hemos conocido. En ese sentido, “autonomía” no es una doctrina opuesta a otras (populismo), sino una perspectiva de cuestionamiento a un dispositivo de mando (político, social y económico) que destruye o precariza las mediaciones sociales.
Para hacer frente a estas derechas, no alcanza con la defensa de la democracia y los gobiernos llamados progresistas
Si la política se torna pura gestión, pura defensa, pura adecuación, puro respeto a reglas, deja de inventar, de traducir lo que se produce en el campo de la innovación colectiva. ¿Cómo se ve esto? Cada vez que se desoyen las luchas populares como si fueran pre políticas, inmaduras, incapaces de tener en cuenta la realidad. La política agobiada por la crisis se torna impotente y tiende a blanquear -y no a transformar- las relaciones de fuerzas provenientes de la dinámica de la acumulación del capital
Frente a la cuestión de la igualdad se define toda la política
Pandemia. Cuarentena. Por un tiempo, el capitalismo se detuvo. Todo parecía posible. Fue una ilusión óptica que duró unos días. En cuanto se salió de la sorpresa y la inercia, el enemigo puso de nuevo en funcionamiento sus mecanismos de explotación habituales. En el interregno, me encontré con el libro de Diego Sztulwark, La ofensiva sensible (Caja Negra, 2019), en el que se piensan desde una nueva izquierda clásica los nodos centrales de este régimen de vida al que nos sometemos. El afecto es la última mercancía producida por el capitalismo desalmado. Frente a este horizonte, me pareció más que oportuno charlar con Diego.
Hoy estamos viendo el nacimiento de una micropolítica fascista
Conversamos con el filósofo e investigador argentino Diego Sztulwark, sobre el rol del neoliberalismo en la vida y en lo sensible, sobre lo “plebeyo” y el plebiscito chileno de octubre.