Autor: “Raúl Prada Alcoreza ”

Bolivia: Anacronismos en el discurso político. Disquisiciones sobre la “clase media”.

Ofrecer como ejemplo de “revolución” lo mismo, como si se tratara, tal como dice la canción, de que cambie todo para que no cambie nada, no es algo destacable como cambio, menos como transformación. Ofrecer como “revolucionario” la misma estructura social, jerárquica y diferenciada, solo con cambios de élites y cambios en la composición de la “clase media”, es confesar la decadencia inherente a la forma de gubernamentalidad clientelar. Ofrecer como “izquierda” esta mimesis de lo mismo con otros discursos, es devaluar la referencia de izquierda y banalizar su trayectoria heroica y consecuente del pasado inmediato. Ofrecer como “socialismo” esta banalidad política, a diferencia de lo que postulaba el socialismo clásico, una sociedad sin clases, es confesar la propia inutilidad histórica.


La amenaza absoluta del poder

En plena dominancia del capitalismo financiero, en relación a otras formas del capitalismo, como, por ejemplo, el industrial, el perfil del sistema-mundo capitalista ya es de un capitalismo especulativo. Es en este contexto que los comportamientos sociales adquieren no solo otras tonalidades, sino adquieren otras cualidades; sobre todo, en lo que respecta a las clases dominantes, dominantes económicamente y políticamente.


El estado policial

Mediante este procedimiento ideológico de representación, delegación y sustitución, el pueblo delegaría la función de Estado, ya no solamente de gobierno, al partido.
El partido sería el proletariado hecho consciencia de clase para sí, organización política, además de gobierno, en los términos de la dictadura del proletariado. El partido sería el Estado como síntesis abstracta de la sociedad socialista. Fin de la historia.


Comportamientos vernaculares del poder

René Zavaleta Mercado proponía el método de conocimiento a través de la crisis; haciéndole caso tendríamos que especificar que se puede conocer la realidad social efectiva a través de los conflictos. No nos referimos a lo que se hace, la descripción de los conflictos, tampoco a lo que hacemos, análisis crítico de los conflictos, sino verlos como síntomas del acontecimiento político, signos de pre-narrativas, alumbrando sobre los entramados del presente[1]. Ciertamente, tocamos, desde hace un tiempo, los síntomas de la crisis, tratando de abordarlos desde una sintomatología[2]. Está bien, pero, ¿qué más nos ofrecen los conflictos, sobre todo, como signos de pre-narrativas?


Bolivia: Construcción colectiva de la decisión política y de la ley

El Título VI de la Constitución está dedicado a la Participación y Control Social. Es el capítulo donde se deja claro, que bajo el sistema de gobierno democrático, participativo, representativo y comunitario, se ejerce la construcción colectiva de la decisión política y de la ley.
Fuera de todos los señalamientos y corroboraciones del comportamiento inconstitucional del “gobierno progresista” que hicimos[1], casi durante una década, esta notoria ausencia en sus actos politicos de la participación y control social, convierten a sus promulgaciones de leyes, a sus políticas aplicadas, en inconstitucionales. Las decisiones políticas del entorno palaciego, avaladas por el servil Congreso, de mayoría oficialista, son, por lo tanto ilegitimas. En consecuencia, no son de obligación ni acatables por parte de la ciudadanía; la que, mas bien, tiene el derecho al desacato, a la interpelación y actuar en defensa de la Constitución.


Bolivia: Abrogación de la ley inquisidora

La llamada Ley del Código Penal por ningún lado cumple ni con los requisitos clásicos, ni con los de la democracia formal, menos de la democracia pluralista y participativa, que establece la Constitución. No es racional, por sus evidentes contradicciones; no es una ley que ratifica la justicia, sino, al contrario, es una ley represora, que criminaliza la protesta social, la expresión libre, la profesión, las ocupaciones. No es una ley democrática, al contrario, restringe y amputa el ejercicio democrático. Tampoco es una ley que defiende el medio ambiente y castiga a los depredadores, como insinúa con cierta pretensión demagógica; es, mas bien, coercitiva, destinada al chantaje; no a la defensa ecológica. Un gobierno clientelar, entregado de lleno a modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, que ha promulgado una Ley de la Madre Tierra y Desarrollo Integral, que convierte a la Madre Tierra en cenicienta del “desarrollo” y en víctima del extractivismo, no expresa ninguna vocación de defensa de la vida, en la Ley Penal, sino que manifiesta abiertamente la disposición coercitiva, funcional al Estado Rentista y a la economía extractivista.


Ideología en acción

Esto es ideología, es decir, ver e interpretar el mundo desde los paradigmas, descartando contrastarlos con los espesores de la realidad efectiva. La ideología puede ser eficaz, en un principio, no solo para interpretar el mundo, además de a partir de esta interpretación, criticar el orden constituido, sino para convocar y aglutinar a la sociedad alterativa, que se rebela; sin embargo, pasado un tiempo, cuando la ideología ha dado todo de sí, todo lo que puede aportar, se convierte en obstáculo epistemológico, también en obstáculo político, obstruyendo la comprensión, el entendimiento y evitando la acción liberadora respecto al mundo efectivo. Es cuando la ideología sirve para legitimar al orden constituido, ya no para interpelarlo; es cuando consolida iglesias, fundamentalismos, de burocracias que se declaran custodias de la verdad.


Bolivia: A propósito de la “guerra” de las palabras

Si hay alguna “guerra” que hicieron es contra el proyectado Estado Plurinacional Comunitario, al desmantelar la Constitución; es contra las naciones y pueblos indígenas, al ocupar y avasallar sus territorios, ofreciéndolos a las empresas trasnacionales extractivistas como concesiones; es contra la Madre Tierra, al mantenerse obsecuentemente, de una manera expansiva e intensiva, en el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente; en contra el pueblo que se sublevó, venció a los gobiernos de coalición neoliberal, usurpándole su victoria, convertida en una mueca grotesca, la de la forma gubernamental clientelar y corrupta.


Aproximaciones a la hermenéutica compleja de lo político

Estamos ante un mundo efectivo de múltiples planos de intensidad; los hechos y los sucesos se dan en la maraña de planos intersectados, en distintas composiciones y combinaciones. ¿Cómo interpretar entonces cuando estamos ante este conglomerado de planos de intensidad en constante devenir? Un discurso, por ejemplo, no puede ser solo interpretado en el plano de intensidad del lenguaje; siendo más específicos, desde el marco de la ideología; pues el discurso emitido se pronuncia por alguien, que está ligado a una institución, está asociado a determinado proyecto, organización, aglutinando intereses, más o menos, afines. Enfrentando a otros discursos, a otros intereses, a otras organizaciones y proyectos. Sobre todo, enfrentando problemas concretos en una coyuntura determinada. Entonces, lo adecuado es interpretar lo qué se dice a partir de los contextos de todos los planos de intensidad en juego.


Los enemigos

La paradoja de los enemigos es que son cómplices, aunque no quieran, de lo mismo, de la reproducción del poder. Se necesitan mutuamente para justificarse. Se sitúan uno respecto al otro, enfrentándose. No saben que forman parte de la misma macro-estructura de poder; compiten por la dominación. Pueden cambiar las formas de los diagramas de poder, pueden pronunciarse en distintos y hasta encontrados discursos, pueden hasta diferenciarse en las prácticas políticas, así como cambiar de nombre a las mismas instituciones, que conforman el Estado-nación; sin embargo, los enemigos comparten el mismo campo de batalla, así como el mismo fetichismo por el Estado.
Cada, uno, a su modo, cree que tiene razón, cree que está en la verdad; entonces, señala al otro como equivocado y como falso. Tienden generalmente a demonizar al otro, el enemigo. El enemigo es de lo peor, un monstruo, si es que no llega a acusarlo de endemoniado.


Bolivia: La inquisición política

Sugiriendo parámetros matemáticos, mejor dicho, geométricos, podemos proponer la ecuación de la relación entre legitimidad y violencia, relación inversamente proporcional. De manera abstracta y esquemática, se puede suponer, por lo menos, teóricamente, la condición o situación de una legitimidad absoluta, que no requiere del empleo de la fuerza. Siguiendo con la axiomática o las consideraciones preliminares, la figura de una falta total de legitimidad, que requiere, entonces, del empleo absoluto de la violencia. Entonces, en el esquematismo abstracto, en la formulación teórica esquemática, la lógica de la curva es la siguiente: En la medida que se pierde legitimidad se emplea el recurso de la violencia.


Bolivia: El mundo paralelo del MAS

La solución de Evo Morales para enfrentar el creciente paro de la salud: nuevamente crear organización paralela.
Todas las columnas del Estado están podridas, ya no pueden sostener nada. Que fueron parte de la paradoja de las revoluciones modernas, que no salen del fetichismo estatal, que cambian el mundo y se hunden en sus contradicciones; por lo tanto, fueron parte del círculo vicioso del poder.


Tipos tramposos

Creen que el mundo es de prestidigitación, un calidoscópico juego de manipulaciones. Entonces, lo adecuado en este juego de audacias es hacer trampa. Por eso se adelantan a la puesta en escena; buscan impresionar, persiguen a través del efecto shock llamar la atención en el espectáculo desplegado. Hacen bluff y ganan partidas, sin que nadie mire sus cartas. Están acostumbrados a la actuación, en escenarios montados. Mientras todo resulta se sienten seguros y confirmados, pero, cuando algo marcha mal, cuando no ocurre como lo programado, lo planeado o lo esperado, se descompaginan. Se desarman y se ven obligados a enfrentar el problema, asombrados del percance; empero, como no atinan a otra cosa que a lo que saben, por costumbre, siguen el mismo libreto, que evidencia su anacronismo.


Vacío barroco de la gubernamentalidad clientelar

Dedicado a los y las movilizadas en el conflicto médico, en defensa de la profesión, del oficio y de la salud.


Decisiones respecto a la responsabilidad ante la vida

No se puede escapar a la convocatoria, a la convocatoria existencial. No se puede eludir la responsabilidad. Asumirla corresponde al acto total, al acto realizado con todo el cuerpo, con todas las fuerzas contenidas, con toda la energía acumulada. Es el acto donde se juega todo, se juega la vida.
Nota nuestra: Tanta marcha, tanta denuncia, tanto partido, y todo ello para vaciar el c0ntenido de la potencia social, agotarla y dejarla inerme a la solución de la papeleta electoral, donde transferimos la decisión para que la ejecuten o la diseñen otros, nos lavamos las manos reconociendo que somos incapaces disfrazando nuestra desidia con el disfraz de la “opción”.


Bolivia: Conflictos gremiales y gubernamentales.

Asistimos a conflictos raros, no tanto por los actores, que son conocidos, sino por la peculiaridad en la que se dan. Por una parte, el gremio de galenos, como lo nombran en las noticias los medios de comunicación, se defienden contra un decreto que sanciona la “mala práctica”.
No solo se trata del gremio galeno, sino también de otros gremios profesionales; también le toca al gremio de comunicadores; la ley castiga a la “mala práctica” comunicacional.
Si al gobierno y a los legisladores les preocuparan las “malas prácticas”, parece sensato comenzar con las malas prácticas políticas.


Bolivia: Pensamiento estrambótico

El común de la opinión pública se pregunta: ¿Cómo puede ser vinculante el resultado categórico de referéndum del 21 de febrero, que dijo NO a la reforma constitucional, que buscaba habilitar a una nueva reelección al presidente, y, a la vez, el presidente Evo Morales volver a ser candidato para los comicios de 2019? Ciertamente la incongruencia salta a la vista, pero esto es lo que menos importa ni le afecta al expositor de semejante interpretación estrambótica. Sin embargo, está demás decirlo, que todos los intentos por demostrarle que está escandalosamente equivocado fracasan, pues no está en cuestión lo coherencia lógica, la claridad del lenguaje, la evidencia de los hechos, sino la compulsión imposible del deseo del deseo del poder.


Bolivia: La mueca grotesca y burlesca del teatro político

La tribulación del TCP respecto a la violación de la Constitución y la vulneración de derechos, consagrados en la carta magna, otorgando, sin tener la competencia para hacerlo, a la reelección consecutiva al presidente, evidenciando el desacato de este tribunal a la voluntad popular, expresada en las urnas, en la aprobación mayoritaria y absoluta de la Constitución, por parte del pueblo boliviano, y en la votación del referéndum sobre la reforma constitucional, que pretendía hacer la reforma para habilitar al presidente a la reelección, prohibida por la Constitución, es una patética muestra grosera de una “interpretación” imposible del mencionado Pacto


La desfachatez política

Los políticos conforman una clase, en el sentido taxonómico, muy singular; sobre todo, definiendo un perfil atiborrado de contrastes y contradicciones, además de barroquismo no armónico ni equilibrado de sus estructuras subjetivas. Un perfil extravagante es de aquellos políticos que se creen cumpliendo un destino asignado por las glándulas de las estrellas. Generalmente este perfil aparece, de manera evidente, cuando fungen de gobernantes, que es cuando la latencia de estos delirios o desordenes aparecen plenamente, con todos sus rasgos asombrosos. Estos personajes son alucinantes, sobre todo, por su extravagante deseo de divinidad o consagración mítica; en el fondo, se consideran mesías, que cumplen como una profecía anunciada, quien sabe qué cuando ni por quienes. Pero, esta certeza es lo que menos importa; lo indispensable, para ellos, es que sienten que son elegidos por el destino o el llamado de los pueblos; aunque este llamado nunca se haya escuchado verídicamente.


El derecho a la subversión

La subversión es un derecho de los pueblos cuando sus estados conculcan el ejercicio democrático, cuando vulneran la Constitución, cuando no respetan los derechos consagrados en la carta magna, además de los derechos civiles y políticos, los derechos sociales, los derechos colectivos, los derechos de la naturaleza. Cuando la forma de Estado, que se expresa en la singularidad de la forma de gubernamentalidad, es decir, en un gobierno concreto, suspende el sistema jurídico-político, empujando a la guerra histórica-política, suspende la institucionalidad establecida, a través de las reglas acordadas constitucionalmente, los pueblos, para defender la soberanía que radica en el pueblo, tienen la potestad incuestionable de la subversión contra el despotismo y la tiranía.