Autor: “Raúl Zibechi”

Lula irá a la cárcel. Punto final para la izquierda y el proyecto Brasil Potencia

Lula sabe que no puede volver a gobernar, porque una sociedad polarizada no admite medias tintas como las que promovió durante sus dos gobiernos. Aquel tibio centrismo y la alianza con la derecha no son reeditables. Las fuerzas sociales que lubricaron la gobernabilidad (empresarios, evangélicos y sectores de las clases medias), retrocedieron espantados no por sus programas económicos sino porque los pobres empezaron a moverse y ocupar espacios a lo largo y ancho del país. Una reacción colonialista a tono con la peor historia del país, que ningún gobierno puede trasmutar.
La segunda cuestión es que la izquierda podría interrogarse sobre los caminos a seguir. Desde la caída del socialismo real (1989-1991), las diversas variantes de las izquierdas optaron por un pragmatismo rayano en la entrega de sus valores históricos. Con el afán de llegar al gobierno, diluyeron sus programas y labraron alianzas con las derechas pagando precios tremendos en legitimidad.
La crisis actual puede ser el momento adecuado para lanzar nuevas-viejas preguntas. ¿Puede cambiarse la sociedad desde el Estado? En los hechos, el Estado ha domesticado a las personas que asumen cargos. ¿Porqué las izquierdas siguen creyendo en algo que llamamos estado de derecho, cuando las derechas dejaron de creer en la legalidad para imponer sus intereses por la fuerza? En consecuencia, ¿qué caminos habría que tomar para actuar fuera de los marcos de las instituciones, pero sin acudir a la violencia?


Autogestionar la salud para salvar la vida

Una de las tareas que están abordando los movimientos antisistémicos es el cuidado de la salud, en los espacios y territorios propios, sin la necesidad de depender del sistema estatal o privado de salud.


Violencia y odio de clases o construcción de una nueva forma social

Quienes conozcan mínimamente la Maré, el complejo de favelas con más de 150 mil habitantes donde nació Marielle, saben que esto no empezó con la intervención militar de Michel Temer. Más de medio siglo de historia permite asegurar que la presión y la represión sobre los favelados nunca cedió, ni siquiera bajo los gobiernos de Lula y Dilma.
¿Cómo sería una política anclada en la fuga del capitalismo, en la creación de espacios de libertad y en la resistencia a los embates de los opresores? Creo que es lo que están haciendo las mujeres que luchan, los pueblos indígenas más decididos y, notablemente, los zapatistas. Necesitamos una política en clave quilombo/palenque o comunidad indígena/campesina y popular. Es urgente, necesaria y posible.
Es necesaria porque debemos mirar el largo plazo y no consumir las pocas energías colectivas que aún tenemos en disputas que no conducen a ningún lado o, peor, disipan las energías colectivas en el altar electoral.


La credibilidad de “nuestros” medios

Con esta serena autocrítica, Zibechi sigue ganándose la antipatía de las izquierdas burocráticas del continente.


Brasil tras los pasos de México

La violencia estatal y su fusión con el narco, cuyas máximas expresiones son México, Centroamérica, Haití, Venezuela, Colombia y ahora Brasil, amenaza con generalizarse porque en realidad estas intervenciones son sumamente exitosas para alcanzar los objetivos no confesables de las clases dominantes y sus gobiernos: el control y exterminio de la población potencialmente rebelde o no integrable. Esta es la razón que mueve a militarizar países enteros en América Latina, sin tocar la desigualdad, que es la causa de fondo de la violencia.


¿Puede haber varones anti-patriarcales?

Gran paso de las reflexiones de Zibechi, que ha trabajado bien analíticamente las formas organizativas y racionalistas de sectores oprimidos descubriendo como tomar distancia de las izquierdas que lo rodean y acosan llevándolo a mantenerse en el terreno descriptivo y sociológico del mundo y tal vez ya se vaya acercando al terreno de los punto de partida, como el instinto y el afecto, donde las cosas se ven de otra manera.


Los zapatistas, el arte de construir un mundo nuevo

El arte de la guerra es aniquilar o neutralizar al enemigo. Nos inculcan la idea de que la fórmula es luchar, así conseguirán que seamos buenos soldados. Pero la resistencia hoy día ha aprendido que sólo es posible la emancipación construyendo nuevos modos de vivir y compartir, pues no vamos a ninguna parte insistiendo en los modos que nos han masacrado.
Zibechi fue a ver con sus propios ojos lo que ha sido puesto en evidencia en todas partes, que muchos en muchos lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, están cambiando el mundo, lo que hace muy ameno su relato de esos pequeños pasos de gigante que todos los partidos dicen a sus seguidores que no existen, pues temen el aprendizaje real de la autonomía, la autogestión y el autogobierno.


La estrategia del 1% y la nuestra

Hasta ahora los partidos nos han encajado su estrategia: la disputa del poder del estado.
Zibechi ha observado que nuestra estrategia es otra: Como no nos vamos a rendir, el camino debe ser construir lo nuevo. Para sobrevivir en la tormenta, no tenemos otra opción que construir dos, tres, muchas Arcas de Noé (como decía el Che respecto de Vietnam). Espacios de autonomía para afrontar el colapso que nos descerrajan los de arriba.
Estamos de acuerdo con él y con muchos otros en todas partes (salvo los que defienden a los partidos y al poder, claro): No hay que disputar el mando de lo que hay, sino que hay que construir lo otro: el cambio civilizatorio.


Honduras, Perú, Chile: descomposición democrática

El primer paso de cualquier estrategia en el escenario actual es consolidar las organizaciones, territorios y espacios de los sectores populares. Eso quiere decir: apuntar hacia educación propia, salud propia, justicia propia y poder propio. No depender de los Estados, ni de las instituciones internacionales. Construir organizaciones sólidas y flexibles capaces de navegar en las tormentas.


En Colombia también crece la nueva cultura política

El 5 de diciembre se realizó en Medellín el Primer Encuentro de Comunidades Afectadas por el Desarrollo, al que acudieron dieciséis procesos locales y regionales de todo el país. Más de un centenar de integrantes de comunidades en resistencia trazaron un diagnóstico colectivo sobre los problemas que afrontan en sus territorios, que pueden sintetizarse en violencia paramilitar y estatal para facilitar la implantación de las multinacionales mineras y petroleras, y las grandes obras de infraestructura.


Insurrecciones silenciosas

Los grandes cambios comienzan siempre por pequeños movimientos invisibles para los analistas de arriba y para los grandes medios, como señala uno de los comunicados del zapatismo. Antes de que miles de personas ocupen las grandes alamedas suceden procesos subterráneos, donde los oprimidos ensayan los levantamientos que luego hacen visibles en los eventos masivos que la academia denomina movimientos sociales.
Esos cambios suceden en la vida cotidiana, son producidos por grupos de personas que tienen relaciones directas entre ellas, no son fáciles de detectar y nunca sabemos si se convertirán en acciones masivas. Sin embargo, pese a las dificultades, es posible intuir que algo está cambiando si aguzamos los sentidos.


Del fin de ciclo a la consolidación de las derechas

La sociedad extractiva de cuarta guerra mundial, no puede ser resistida con la misma lógica de la lucha obrera en la sociedad industrial. No existe una clase para ser dirigida. Los sujetos colectivos deben ser construidos y sostenidos todos los días. Las organizaciones deben ser sólidas, cinceladas para el largo plazo y resistentes a los atajos institucionales.


El fin de las sociedades democráticas en nuestro continente

Nuestras estrategias deben adaptarse a esta nueva realidad. Debemos crear nuestra estrategia, con nuestras reglas de juego en nuestros territorios, porque las bases sociales y materiales de las democracias han sido erosionadas por este modelo de guerra y despojo.


Tomarse los grandes medios o construir infinidad de medios propios

El movimiento de revistas culturales autogestionadas tiene su propia página (http://revistasculturales.org/), donde el manifiesto del 6º Foro. “Detrás de nuestras revistas hay mucho más que una publicación: organización”, porque detrás de ellas hay centros sociales, cooperativas de trabajo y organizaciones sociales.


La solidaridad y su freno. Los mexicanos ante el terremoto

La solidaridad es el milagro de la vida. Como una manta gigantesca que abriga en medio del colapso. Una solidaridad que saca lo mejor de los seres humanos, incluso en esta ciudad inhóspita, esculpida por el individualismo del consumo y los valores que arrastra. Es imposible no pensar que la única salvación posible nace de esa ternura que aún practican los pueblos y que ya nada podrá revertir.


Pensamos para resistir, resistimos pensando

Raúl Zibechi visitó Córdoba el mes pasado, convocado por el Colectivo de Investigación El llano en llamas para la segunda edición del seminario “Diálogos desde el llano: capitalismo y resistencias”. Tras dos días de ricos debates, pensamos junto a él algunos desafíos de las resistencias hoy, así como del pensamiento crítico en tiempos de tanto fast-food académico e ideas enlatadas.


El arca de Noé, hoy se llama autonomía

En estos momentos sucede algo similar. Si dedicamos nuestras energías a disputar dentro del sistema, ya sea en el terreno electoral o en cualquier otro, ya sea para conquistar algún gobierno o para “mejorar” lo ya existente, no tendremos entonces fuerzas para construir algo diferente. Es el anzuelo que nos ponen delante para desarmar nuestra capacidad de construcción y, por lo tanto, de resistencia.


La guerra de Macri contra el pueblo mapuche

El extractivismo es la continuación de la Campaña del Desierto. Según el periodista Darío Aranda, de los 40 proyectos mineros en estudios (en 2003), se avanzó hasta 800 proyectos (en 2015); de 12 millones de hectáreas con soya transgénica se pasó a 22 millones en el mismo periodo.


Pelota de Trapo: los niños como sujetos políticos, o sea protagonistas de sus vidas y del cambio social.

Una de las principales características de Pelota de Trapo es que quienes la integran no trabajan “por” los niños y niñas, ni siquiera le reclaman al Estado “derechos” que nunca se hacen realidad. Viven con ellos, comparten todos los días el techo, la comida, las incertezas, los buenos y malos momentos, creando una convivencia para toda la vida. Estabilidad y confianza son imprescindibles para crecer y ser.¿
En la década de los 90 crearon dos nuevos espacios. Una panadería y un taller gráfico, con la convicción de que el trabajo es una pieza fundamental en la vida de las personas, en su autoestima y proyección. En ambos espacios trabajan los chicos que crecieron en el movimiento y se volvieron adultos. Además, la producción gráfica y la panadería sostienen el 70% del presupuesto de Pelota de Trapo, dotando al movimiento de un alto nivel de autonomía.


Venezuela podría convertirse en la Siria de América Latina y otros temas

-¿Qué movimientos sociales regidos por los principios de la asamblea, la autonomía y la autogestión observas actualmente con mayor pujanza en el continente?
Los movimientos de carácter comunitario, aunque no existan comunidades formales. Tengo gran confianza en el zapatismo, pero también en franjas del movimiento mapuche, en movimientos locales urbanos en Ciudad de México y en el estado de Lara (Venezuela), donde se registran experiencias notables que congregan decenas de miles de personas.