Autor: “Raúl Zibech”
Los que cambian el mundo son los movimientos sociales
Nos encontramos con Raúl Zibechi en San Cristóbal de las Casas, México, en el marco del Taller de Reflexión Crítica: “La revolución del 68 en América Latina y los movimientos actuales” y “Eurocentrismo y revolución: Fanón y Quijano” en la Cosecha Librería, y en la presentación de su nuevo libro “Los desbordes desde abajo. El 68 en América Latina” en el Cideci-Unitierra.
El saldo negativo de los gobiernos “progresistas” en América Latina y la llegada de López Obrador a la presidencia de México
Entrevista realizada por Gloria Muñoz Ramírez a Zibechi para Desinformémonos
Un salto cualitativo en las tormentas
Esta nueva realidad inutiliza nuestras viejas estrategias y nos fuerza a construir arcas (o como cada quien quiera llamarle a los espacios de autonomía y autodefensa) que necesitamos para no naufragar y morir en la tormenta.
Zibechi cada vez clava el bisturí más al fondo en una evolución que va dejando atrás nuestras viejas estrategias, a lo que agregaríamos además las estrategias camufladas de nuevas por los viejos zorros de la política, que no se van a suicidar, obviamente, pero habrá que demostrar a sus bases que hoy día el trabajo es otro. Por ejemplo en Chile hay algunos grupos partidarios que han inventado la consigna del poder popular comunitario, que por lógica nace castrado al estar subordinado a una organización partidaria. Tristemente en todos los países hay grupos así, estimulados por los avances de la izquierda reformista, aunque zarandeados por sus fracasos, por ejemplo también en Chile, el Frente Amplio ha conseguido atraer sectores revolucionarios y se codean compartiendo discursos y promesas. Nuestra tarea es seguir conviviendo con ellos sin aceptar su conducción hacia lo social, aún a riesgo de desenmascararlos ante los vecinos que creen inocentemente en ellos. La lucha ideológica en ese caso está en evadir los temas macro y sumergirse en el mundo de la cotidianeidad en la producción y reproducción de la vida. La disputa es de referentes sociales, por ejemplo están mostrando la hilacha en la lucha ambiental de Quintero-Ventana-Puchuncaví-Horcón, donde ya se nota que hay partidos detrás de las convocatorias y con ello están sembrando el divisionismo y el debilitamiento del protagonismo social, asunto que a ellos no les interesa pues viven reclutando selectivamente para los viejos aparatos de vanguardia.
Una izquierda sin rumbo. Análisis truncos
Los cuadros políticos y los militantes de la izquierda se reclutan hoy entre los universitarios de clase media, aunque sus votantes provengan de los sectores más pobres. Aquellos tienen sus propios intereses, y en los intercambios preelectorales argumentaban que si ganara Bolsonaro pensarían en emigrar a países con mejores condiciones de vida. Esta es una de las principales limitaciones de las izquierdas progresistas. Haberse instalado en los despachos institucionales limita tanto su capacidad de comprender la realidad como de actuar en consecuencia.
Al parecer se trata del análisis del Frente Amplio chileno, esa cosa que busca paracer de izquierda…
Emanciparnos del “mandato de masculinidad”
Necesidad de liberarnos del “mandato de masculinidad”. ¿Cómo se hace? No tengo la menor idea, pero lo primero es aceptar que es un paso necesario, imprescindible, que no implica dejar de ser varón sino algo mucho más profundo: abrirnos a lo incierto, a dejar el lugar de la certeza y caminar a tientas hacia otro que aún desconocemos.
Tal vez un buen comienzo sea liberar a la mujer que cada varón llevamos dentro.
Decir fascismo confunde y despolitiza
La extrema derecha actual es hija del extractivismo/cuarta guerra mundial, mientras el fascismo fue parido por el capitalismo monopolista en competencia por los mercados mundiales, por el colonialismo e imperialismo en su deriva racista.
Las estrategias no son para siempre
En Argentina hay 400 fábricas recuperadas, en Colombia 12 mil acueductos comunitarios y en Brasil 25 millones de hectáreas recuperadas en una reforma agraria desde abajo.
Lo que propongo es pensar la transición al mundo del mañana desde esos espacios, no desde los Estados.
A lo anterior hay que sumar los autogobiernos y los municipios autónomos en México, así como la autonomía comunitaria, la autoorganización, el control territorial y los autogobiernos en la Amazonia y casi todos los lugares de nuestro continente Abya Yala.
China le para los pies a Bolsonaro
Horas después de la consagración de Jair Bolsonaro como presidente electo de Brasil, un editorial de Global Times advierte que una actitud intransigente hacia Pekín o una alianza con Taiwán, cosechará más problemas que ventajas para el nuevo Gobierno.
Las tres herencias que explican el fenómeno Bolsonaro
Una población empobrecida, unas clases medias presas del miedo y la rampante corrupción de la izquierda en el Gobierno alfombraron el tsunami derechista.
Cuando esta derecha fracase, la izquierda social deberá estar en condiciones de generar una cultura que supere las tres herencias (racismo, machismo y militarismo) que se anudan en el bolsonarismo.
La irresistible atracción del macho alfa
Las elecciones brasileñas muestran una enorme diferencia de comportamientos entre varones y mujeres, tan amplia y profunda como pocas veces se registra en nuestras sociedades. Según la primera encuesta de Datafolha luego de la primera vuelta, existe un empate técnico entre las preferencias femeninas: 42 por ciento apoyaban a Jair Bolsonaro y 39 por ciento a Fernando Haddad.
Las preferencias masculinas se vuelcan en 57 por ciento por el candidato de la extrema derecha y sólo 33 por ciento por Haddad.
Pentecostalismo y movimiento sociales
Entre diversos movimientos sociales latinomericanos se abre paso una nueva lectura sobre el papel que están jugandolas iglesias pentecostales en las barriadas pobres de las periferias urbanas, y las consecuencias políticas que pueden tener.
Cuando el presente deja de ser una extensión del pasado (IV)
Capítulo de libro “Palabras para tejernos…”
Por qué aún tiene sentido hablar de revolución en América Latina
Cuatro revoluciones triunfantes hubo en América Latina en el Siglo XX: la mexicana en 1911, la boliviana en 1952, la cubana en 1959 y la sandinista en 1979. Tres de ellas fracasaron por implosión, cuando las fuerzas rebeldes no fueron capaces de orientar su triunfo en una dirección antisistémica. La cubana, la única que se mantiene en pie, ha conseguido importantes logros en salud y educación, pero no se puede decir que esté transitando un proceso emancipatorio.
Bolsonaro es una creación de la clase media
En una sociedad fuertemente estratificada, con una potente herencia colonial, las nuevas clases medias necesitan diferenciarse de los pobres y se identifican con los más ricos. Porque saben que su repentino y reciente ascenso es frágil y temen deslizarse, en medio de la crisis, cuesta abajo hacia los estratos de los que provienen.
Por eso se aferran a algo, como el náufrago se aferra a una madera que ahora lleva el nombre de ‘orden’ y ’seguridad’, en una sociedad violenta que es la más desigual del mundo.
Esta nueva derecha no puede combatirse con argumentos ideológicos, ni aplicándole adjetivos como “fascista” que solo entiende una minoría militante formada en universidades. La clave está en la disputa viva de la vida cotidiana. Eso es lo que vienen haciendo en las últimas décadas las iglesias evangélicas y pentecostales, con un éxito sorprendente.
México: Encuentro comunitario en la Tarahumara
Una de las conclusiones más ricas apuntó a la necesaria crianza entre campo y ciudad, en base a las experiencias y saberes complementarios que poseen. Los pueblos vienen resistiendo al modelo creando a la vez mundos nuevos, y esa creación no tiene límites geográficos: contamos con experiencias de sanación, de aprendizaje, de hacer justicia y tantas otras, en los más diversos espacios sociales.
Un huracán llamado Bolsonaro. Raíces de un fenómeno socio-político
Limitarse al terreno electoral es suicida para un movimiento de izquierda, cuando del otro lado están rifando las libertades mínimas. Entre la lucha armada de los 60 y la adhesión ciega a elecciones sin democracia, hay otros caminos posibles. Los que vienen transitando tantos pueblos organizados para recuperar la tierra, cuidar la salud, el agua y la vida. Si algo nos enseña el Brasil de estos años, es que hace falta tomar otros rumbos, no limitados a la estrategia estatista, probablemente inciertos, pero que tienen la virtud de abrir el abanico de posibilidades.
La urgencia de buscar nuevos caminos
La abrumadora votación que recibió Jair Bolsonaro en la primera vuelta de las elecciones brasileñas, que lo colocan en las puertas de la presidencia, son una buena oportunidad para que las personas de izquierda reflexionemos sobre la necesidad de transitar nuevos caminos. No alcanza, por tanto, limitarse a denunciar lo que ya sabemos: el carácter militarista, autoritario y ultraderechista del candidato.
Las izquierdas no deben seguir aferradas a una estrategia que fue esbozada para otros tiempos, cuando el diálogo de clases era aún posible. En el anterior medio siglo hemos pasado de la estrategia de la lucha armada a la estrategia puramente electoral. Ambas tienen en común el objetivo de la tomar del poder y enfocan todas sus baterías en esa dirección.
Este péndulo es nefasto porque coloca a los sectores populares sólo como apoyo logístico o como votantes, siempre al servicio de vanguardias o caudillos, pero nunca como protagonistas de sus vidas políticas. Ante nosotros algunos pueblos originarios, comunidades negras y un puñado de movimientos están transitando otros caminos, por fuera de las instituciones pero sin confrontarlas abiertamente.
Están abriendo espacios en los territorios de los pueblos que juegan un doble papel: resistir creando vida.
Brasil: la clase media y el arrollador avance de la nueva derecha
Bolsonaro tuvo apoyos consistentes en todos los sectores sociales, pero de forma destacada entre los varones blancos y jóvenes de clase media con mayor nivel educativo. Esto representa una desviación respecto al apoyo que reciben otros candidatos de derecha, como Donald Trump. El estudio mencionado, que refleja las intenciones de voto de la base social más fiel a Bolsonaro, destaca que recibe mayor cantidad de votos entre los menores de 34 años, entre los evangélicos y los pentecostales y, sobre todo, entre bachilleres y universitarios.
el PT llegó al gobierno con la esperanza de producir cambios, pero muy pronto se adaptó al sistema, comenzó a practicar sus peores vicios y nunca realizó una autocrítica seria. Los intelectuales del PT se limitaron a negar la corrupción y atribuir todos los problemas a la derecha, los medios y los jueces caprichosos y derechistas que se ensañaron con Lula.
Neoliberalismo progresista latinoamericano
Ante la nueva estructura del poder de arriba, los márgenes de maniobra institucionales serán cada vez menores.
La izquierda institucional y las izquierdas rebeldes deberían disolverse e integrarse en la creciente ola de protagonismo social y autogobiernos.
Las autonomías después del progresismo
Zibechi sostiene que las autonomías se han casi invisibilizado, sin embargo no compartimos dicho diagnóstico. Envíe sus experiencias.