Autor: “Ramón Vera-Herrera ”

Todo rincón es un centro. “Todas nuestras historias están relacionadas”

Estamos en la era del tumulto de cambios, transformaciones, mutaciones. Ráfagas de nuevas formas de relación que nos imponen, o que son producto de seducciones que sin ser demasiado sofisticadas nos dejan sin mucho margen para decir que no. El vórtice gira a mayores velocidades y en varias direcciones porque como en los juegos mecánicos de la feria, el círculo desde donde se ejerce el giro cambia de eje, se inclina hacia la vertical, vuelca la dirección a la reversa. El zangoloteo nos aturde y todo tiende a normalizar lo individual. La idea de lo comunitario, lo comunal, la comunidad, aparece como romántica, idealizada, o como una perversión del control sobre la libertad individual.


La mirada tu mirada nuestra mirada

El género vernáculo: un concepto heurístico”: “tenemos que volver al género vernáculo, a ese entramado social y cultural de correspondencias en el que todo ser era lo que era por su correspondencia con otro, de la misma manera que la orilla derecha de un río sólo es orilla porque existe la orilla izquierda. No son parejas, ambas orillas, son casi iguales y a la vez totalmente diferentes. Pero en ese encuentro indisoluble, está la vida por hacer, en una mirada que es mía pero tuya pero nuestra y diferentes las tres y a la vez no.


La enormidad en su laberinto

Desde los sesenta, en su obra de gran crítica a la era moderna, La convivencialidad, Iván Illich estaba consciente de que la producción desmedida de un bien o servicio, en esa lógica industrial, tiene efectos catastróficos y destructores, que provocan una contra-productividad, es decir una pérdida en la eficacia del “conjunto” pero sobre todo una contra-finalidad: el surgimiento de una serie de condiciones que contradecían los fines expresos para los que se emprendían acciones, proyectos, políticas públicas, convenios, leyes.


Cuadernos para cuidar nuestras semillas

Acción por la Biodiversidad, en combinación con la Alianza Biodiversidad, lanzó el cuaderno La integralidad de los cuidados (en defensa de las semillas, la agroecología de raíz campesina, los territorios y la autonomía de los pueblos) “reconociendo que los cuidados no son recetas, sino un tejido de relaciones en que nos implicamos para hacer florecer la vida”.


La fuerza interna de un territorio II

Haciendo un balance de las recuperaciones de tierra, la comunidad logró recuperar más de 30 mil hectáreas invadidas entre 1997 y 2004, lo que favoreció a más de 2 mil 700 comuneros y sus familias. El propio proceso le dio un enorme giro al proyecto comunitario: se crearon nuevos centros de población y lograron justicia a favor de localidades y personas. Las asambleas se fortalecieron al punto de volverse defensoras firmes de la autonomía en los hechos. Han sido hasta hoy un pilar importante del Congreso Nacional Indígena.


La fuerza interna de un territorio

Frente a la marcha wixárika que tiene lugar en estos momentos, es importante recuperar, desde los fuegos del tiempo, fragmentos de la historia reciente de este pueblo. Es una manera de acompañar el caminar de la comunidad de Waut+a, cuyo fin último es alcanzar la justicia y recuperar el territorio que le tienen invadido.


Desde la milpa se mira el mundo entero —dieciocho años después— Segunda Parte

La invasión europea en México (la Nueva España) no emprendió de golpe el desmantelamiento de las sociedades indias. El primer momento de encomienda permitió a los españoles, de acuerdo a John Tutino, “prosperar y gobernar con una mínima alteración de la estructura social existente”, que podía ser opresora y caciquil o más o menos equitativa y horizontal según la comunidad y la región


“Lo tradicional se adapta a lo insólito”, para que las comunidades se defiendan de la pandemia

Lo tradicional se adapta a lo insólito, los torrentes invisibles de relaciones, vínculos y estaciones de paso para ejercer sus cuidados van tejiendo una urdimbre que fluye desde siempre y va reconfigurándose en esa modernidad que todavía no los entiende, mientras las comunidades (ésas que no existen) siguen impulsando su autonomía, la reivindicación de resolver lo que más les importa sin tener que pedirle permiso a nadie, y enfrentando el desplome de esta fase del capitalismo (vendrán otras) con sus propias y lúcidas visiones.


Desde los fuegos del tiempo. El cielo se desploma y el piso se hunde

Los servicios de salud no están territorializados, ni la gente puede, de nuevo, ejercer sus propias prioridades si no se lo propone y brinca a un cuidado comunitario tan cercano y vinculante como puede serlo una familia. Y en la familia, todas y todos nos implicamos. Sin implicarnos, el virus es ese cielo que se desploma y ese suelo que se hunde. Implicándonos la pandemia es una oportunidad para reconfigurarlo todo.
Tenemos que comenzar a fijar nuestras propias prioridades, tenemos que reconfigurar nuestros espacios en común, nuestras tareas en común, nuestros sueños y memorias en común.


México: Gobierno y desgobierno de “una generación de pensadores en su mayor momento de madurez”

Ángel Sulub, del Centro Comunitario U Kuuchil K Chibalom de la antigua Chan Santa Cruz, hoy Carrillo Puerto: “aquí nadie estamos contra López Obrador y su gobierno, en sí mismo. Estamos contra un sistema. La derecha y ese gobierno comparten su sumisión al capitalismo y a las corporaciones que nos despojan y devastan la península para instalar sus proyectos. Contra eso es lo que estamos”.


La idea del orden, siempre la ansiedad

La idea del orden siempre es la ansiedad del poder por no quedarse atrás, por disponer, por controlar, por aplacar, por no dejar que se le salga de las manos una situación, puede ser personal o colectiva, pero a fin de cuentas, una situación que tendría infinitud de circunstancias y devenires, pero que el poder quiere conducir, encauzar, es decir ponerle cauces, acotar, definir de antemano.


El lucrativo negocio de vigilar y castigar

Pese a lo odioso que aparece Trump como pregonero de todo este sistema policiaco-militar-industrial, no bastará con cambiar de presidente para desmantelar el complejo avispero de guardias privadas y públicas conviviendo para lucrar de quienes con la esperanza de evadirse de las tremendas condiciones en casa, creen, aún, que al llegar a Estados Unidos arribarán al paraíso de las libertades y las oportunidades.


La destructividad del gobierno mexicano de López Obrador: avalanchas de devastación espiritual

El afán de desmantelamiento es increíble. Hay quien los escribe en las redes como un “un furor por desorganizarlo todo, desmantelarlo todo, desfondarlo todo, menos sus megaproyectos. Todo el programa social que se mantiene desde la revolución quieren aniquilarlo para que en verdad comience un país de individuos, solos ante la ley como tanto temía Kafka”.


Primera bitácora incompleta de una devastación anunciada

Avatares de personas, comunidades y organizaciones para defenderse de la construcción de nuevo aeropuerto que el gobierno de López Obrador quiere (necesita) aprobar mediante una consulta.


Entre indígenas y campesinos se está forjando el cambio civilizatorio, que está prendiendo en ecologistas y sociedad civil, más y más en el campo y la ciudad

Con leyes o sin leyes, los pueblos, naciones y tribus, las comunidades locales, refuerzan el control autónomo de sus territorios, proponen autogobiernos y democracia directa con el fin de resistir las enormes invasiones y explotaciones corporativas.
Más y más comunidades buscan un auténtico bienestar o prosperidad que saben sólo puede surgir de autogobiernos, de proyectos autogestionarios, de que las decisiones se tomen donde son pertinentes —y las tomen quienes ejercen su propia vida y destino con otros y otras por igual.
Hay una alianza, autónoma en actitud, que vincula a los movimientos indígenas y campesinos con segmentos del movimiento ecologista y de la sociedad civil que impulsa que más gente, en campo y ciudad, pueda ejercer la vital estrategia de sembrar alimentos propios abriendo un breve y luminoso espacio desde donde se pueda emprender la búsqueda de la transformación radical del mundo.
Hoy, América latina es un laboratorio de espacios de reflexión derivados del intercambio de muchas experiencias que comienzan a narrarse desde muchos rincones.


Desde los fuegos del tiempo: La zozobra que les tienen prometida.

Cuántos hilos se agolpan haciendo nudos en la complejidad que son ésas y ésos que llamamos jóvenes.


Desde los fuegos del tiempo: Mirar y hermanar el México del Nosotros

La campaña de Marichuy Patricio como vocera de la estructura comunitaria del CIG del CNI puede resumir los vínculos tejidos entre comunidades, localidades, regiones, municipios, estados o entre mismos pueblos originarios (nahuas con nahuas, mixtecos con mixtecos, ñahñúes con ñuhúes, otomíes y mazahuas) en un tejido de lenguas, entendimientos, problemáticas y luchas concretas y visiones abstractas que van tejiendo un tapiz de lo que son los pueblos hoy día. Es un tejido luminoso pero igual es un tejido de los horrores y agravios, y abarca desde sus lugares más recónditos y sagrados hasta sus territorios más atacados, o hasta las deshabilitaciones que más buscan envilecerles, para desde ahí hacer que se sepa que la voluntad es remontar tal caudal de agravios para volver a ser lo que sus propios caminos les dictan que sean, sin necesidad de pedirle permiso de nadie. Y es activar esos vínculos.
Es tan diáfana la incomodidad rayana en escándalo que les provoca que una mujer, para colmo madre de familia (es decir una persona común) indígena y apartidaria se atreva a entrar en el vientre de la ballena para desde ahí rasgar las defensas de esa coraza, que cualquier cosa que diga repetiría lo que ya han dicho otras narradoras y narradores de la historia presente.


Intentar ser los otros que somos

El poder no ceja en robarnos no sólo el tiempo de nuestro devenir y nuestro tiempo de resolución de nuestros asuntos más pertinentes, sino el tiempo de nuestra imaginación. Por eso busca cosificar nuestras relaciones. Hacernos meros receptores. Al hacernos así, lo que en realidad nos está robando es nuestro deambular por pasados, presentes y futuros, en una sola pasada donde nos impone su tiempo lineal, definido y compartimentado como mejor le convenga a sus intereses empresariales y políticos.


Las fronteras difusas son lentes de aumento

En esa encrucijada, la búsqueda del ámbito donde podamos seguir siendo sujetos, donde no seamos el objeto de alguien más ni sometamos a otros a nuestras premisas e intereses, arriba a eso que le llamamos lo “comunal”.
En el intento de extender los ámbitos de mutualidad, de correspondencia, resonancia y búsqueda de entendimiento la comunidad termina siendo extensión de la familia: la persona colectiva que crea y recrea, cuida y mantiene los ámbitos de protección para nuestro seguir siendo sujetos. Para mi seguir siendo sujeto.
No es esto un elemento cultural, sino vital, de la convivencia.


De la fragmentación al común. El nosotros de los cuerpos como territorio de relaciones significativas. El horizonte de la deshabilitación

El poder ha buscado fragmentarnos. El “nosotros” es el enemigo principal del dinero. El dinero, decía Marx, es el contrario exacto de la comunidad; el principio de las mediaciones para evadir la socialidad, el inicio de la erosión de la mutualidad.
Esa reconstitución entonces comienza con diálogo, reivindicando nuestra palabra.
(Nota: Nosotros en Valparaíso decimos: Abra su puerta y converse con sus vecinos)
Si el saber se construye en colectivo y debemos reconstituir a los sujetos, eso significa, ni más ni menos, reconstituir el colectivo, lo común, comenzando con la palabra, con el diálogo, la conversación; poniendo la responsabilidad en el centro mismo de nuestras acciones.
Así se logra volver al “nosotros”. El “nosotros” es el principal territorio: el tejido y retejido constante de nuestras relaciones significativas. El lugar donde habitas, tu hábitat, como espacio geográfico pero también tu propio cuerpo.
Sensacional. Lectura placentera, instigante y enormemente contributiva.