Autor: “Raul Prada Alcoreza”

Ciencia, sociedad, autonomía y teoría de la complejidad: Campos ondulatorios del tejido espacio-temporal-social

La energía social como que cobra, por así decirlo, figurativamente, autonomía. Las mallas institucionales pueden capturar fuerzas sociales y hacerlas andar en función de la reproducción del poder; pero no pueden controlar el juego, aleatorio y necesario, de la energía desplegada. Antes decíamos que las mallas institucionales no pueden controlar los efectos de masa, que se desatan de las múltiples y plurales acciones y prácticas desplegadas en los campos imbricados entre instituciones y devenir social. En otras palabras, las circunscripciones de los planos y espesores de intensidad de las mallas institucionales no abarcan, de lejos, la complejidad dinámica social, menos ecológica.


La máquina de poder en su singularidad

La transformación metafórica, en vez de, volar, se afinca al suelo, por así decirlo; repta, circulante, alrededor de recurrentes usos y servicios, que no solucionan problemas; al contrario, preservan los problemas como en una suspensión dilatada burocráticamente. Por eso, podemos concluir, en una hipótesis interpretativa cardinal: la máquina del poder no está para solucionar problemas ni resolverlos, sino para mantener los problemas; es más, para ocasionar más y otros problemas.


Onda política

Nos referimos a onda política como oscilación del comportamiento político, sobre todo, en lo que respecta al contraste entre ascenso y descenso de un ciclo político


Las concepciones triviales del mundo

Lo mejor que tiene esta “izquierda” es el ejercicio de la denuncia, que ciertamente es útil, para poner en mesa y en conocimiento de la población, la vulneración flagrante de derechos. Sin embargo, perversamente, si bien las denuncias hacen visible las violencias dominantes, terminan legitimando el orden mundial y el orden nacional; pues siguen jugando a la democracia reducida, a la democracia simulada, la democracia institucionalizada. Esta crítica es, hoy, una caricatura de lo que fue, en su tiempo, la crítica de la economía política.


El saqueo de México

Este panorama político es atroz, cuando se observa que incluso este espectáculo político lamentable es peor. El Estado, en las condiciones estructurales e institucionales de la decadencia, considera al pueblo mexicano como enemigo o, por lo menos, sospechoso, no digno de confianza política. Un Estado que declara la “guerra al narcotráfico”, a los Cárteles, para atacar al pueblo; más aún, lo ataca con más saña cuando el pueblo se auto-defiende de las mafias.
Aparece la experiencia, la convocatoria de autogobiernos y autogestión del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), como referente alternativo; para incursionar en otro modo de hacer política, otro modo de ejercer la democracia, participativa y de autogobierno.


Campos ondulatorios del tejido espacio-temporal-social

Hablamos de onda política, también de onda política populista, especificando este movimiento oscilatorio; sin embargo, debemos entender que se trata no de una onda, sino de múltiples y plurales ondas, es decir, vibraciones, que hacen a esta figura, aparentemente homogénea y única[1]. Cuando, más bien, nos encontramos ante conglomerados y hasta constelaciones de ondas, que hacen a la dinámica de los procesos políticos


Bolivia: El desmoronamiento

La salida del círculo vicioso del poder, por ende, de la crisis múltiple del Estado-nación, solo puede darse mediante la liberación de la potencia social; lo que implica también la salida de la ideología generalizada, del fetichismo generalizado, de la economía política generalizada. Este acontecimiento histórico-político-social-económico-cultural de la democracia radical correspondería, hipotéticamente, a otro iluminismo. No solo a un iluminismo del iluminismo, que significa crítica de la crítica, sino al uso crítico de la razón. Ingreso a la madurez social, al autogobierno de los pueblos.


El poder clientelar

El poder no es sólo relación de fuerzas, como Michel Foucault expuso, sino dominación; es decir, separación de la fuerza de lo que puede. La fuerza, separada de su potencia, es, sencillamente, una energía capturada por las mallas institucionales, puesta al servicio del poder, de la dominación. Paradójicamente, una fuerza, capturada por las mallas institucionales, es una fuerza que no puede, que no tiene potencia, una fuerza anulada. Es sobre este desperdicio que se afinca el poder.


El descarnado poder

Los referentes del esquematismo dualista político de “izquierda” y “derecha”, no son referentes orientadores ni valederos, pues “izquierda” es una pose, “derecha” otra pose, para llegar al poder y conservarlo.


Paradoja sincronia-anacronía

Interpretando el acontecimiento de la modernidad, continuando con el boceto de una teoría integral de la civilización moderna, vamos a trabajar, por así decirlo, figurativamente, con la tesis de la paradoja sincronía-anacronía.


Apuntes para una teoría integral de la civilización moderna

La mirada, lo que quiere decir figurativamente teoría, de la configuración conceptual civilización moderna, no puede ser sino perceptual, en el sentido de la fenomenología de la percepción; no puede ser sino corporal. Es decir, comprometiendo el cuerpo en el acontecimiento de la mirada, de la fenomenología del sentido y de la expresión, del gesto, que entrega el cuerpo por amor a la vida.


Armonización y sincronización

Comenzaremos con una crítica de la teoría de la sincronicidad de Carl Gustav Jung; compartida por Wolfgang Ernst Pauli. También evaluaremos las teorías que suponen la sincronía, la sincronización y la sincronicidad, considerando, entre ellas a la teoría sintérgíca; estas teorías sitúan a la emoción en la matriz de las dinámicas de la complejidad, que, en este caso, llamamos universo o pluriverso. Jung y Pauli sitúan a la condición de posibilidad psíquica como matriz o referente primordial de la sincronicidad. El problema de la primera teoría aludida, es que sitúa lo psíquico circunscrito en el humano; el referente psíquico es la experiencia y la condición psíquica humana; en otras palabras, no abandonan la centralidad antropocéntrica del todo.
La idea compleja de sincronización implica que todo lo que ocurre, en cualquier lugar del universo, considerando sus distintas escalas, tiende a la sincronización inmediata. No se pierde la voluntad, el deseo, la potencia, si se quiere, el “libre albedrío”, sino que cuando estas disposiciones y actividades intervienen, ocasionan nuevas sincronizaciones, en la complejidad integral.


Demo-cidio

El democidio vendría a ser el asesinato de la población. No es exactamente un genocidio, tampoco un etnocidio, aunque a la larga parezca serlo o termine siendo; pues se trata de población, del asesinato de la población. No así de la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un contingente social, dados por motivaciones raciales, políticas o religiosas, como en el caso del genocidio; tampoco de la destrucción de un conjunto étnico, así como de su cultura, como en el caso del etnocidio. Sino de la población; concepto referencial del biopoder. Intervención de estructuras de poder en la corporeidad extensa demográfica, ocasionando efectos en masa


Crisis en Bolivia: Aproximaciones a una mirada integral del agua

acciones de esta envergadura, no pueden desenvolverse solo con la intervención del Estado, incluyendo, como se debe, a sus gobiernos descentralizados y de nombre “autónomos”, sino con la participación activa de la sociedad, del pueblo, de las poblaciones. La praxis integral, que esto implica, supone el ejercicio de la democracia participativa y la formación de consensos. La logística de semejante movilización social por la defensa del agua y de la vida, requiere de la apertura a la circulación y difusión de saberes y tecnologías alternativas sobre el manejo social del agua. Democratización de la información, por así decirlo, de la información especializada. Participación y apertura que pueden generar toda una pedagogía social del agua.


Pensamiento complejo

Con el concepto de sistema autopoiético se ingresa propiamente al pensamiento complejo. Se conjunciona esta interpretación biológica con la teoría del caos y la ecología, llegando así a lo que llamamos teorías de la complejidad.


El mundo de las apariencias

Supuesto o mito: el mundo concebido, narrado, explicado y hasta supuestamente conocido, es lógico y racional; de la misma manera que lo son las estructuras institucionales y las cabezas racionales que comparten esta ideología.
la sociedad institucionalizada, atravesada por las mallas institucionales, las instituciones civiles y estatales, incluso las culturales, las estructuras estatales, se encuentran cobijadas por las telarañas del mundo aparente, que inventaron y construyeron. En estas condiciones histórico-políticas-culturales, no hay posibilidades de emancipación y liberación. Las condiciones de posibilidad histórico-político-culturales de las emancipaciones y liberaciones no se encuentran en las sociedades institucionalizadas, sino en las sociedades alterativas. Las sociedades alterativas corresponden a los flujos de la potencia social, en la medida que estos flujos pueden desenvolverse y realizarse.


Democracia institucional y decadencia política

La democracia institucionalizada en la modernidad no es democracia, en sentido pleno de la pablara, sino simulación democrática. La democracia, que es autogobierno y dar la palabra al pueblo para que diga su verdad, se convierte en gobierno elegido, gubernamentalidad ejercida a través de la representación y la delegación; en el armazón de la república, es decir, la estructura de la división de poderes. La voluntad multitudinaria se convierte en la voluntad general, idea abstracta de querer y la decisión del pueblo; el decir la verdad se transfiere a los representantes, que, como es de esperar, dicen su verdad, no la del pueblo.


Síntomas y significaciones del feminicidio.

Es indispensable detenerse ante semejantes hechos y sucesos, que desatan la violencia sobre el cuerpo de las mujeres. Interpretar esta violencia proliferante, escalonada y en expansión, adquiriendo intensidades espeluznantes, como síntomas de sociedades devastadas; donde sujetos desgarrados, de consciencia desdichada, descargan sus frustraciones en el cuerpo temido de las mujeres.
Su contemplación indignada es también complicidad. Si las sociedades y los pueblos han llegado a esto, a este grado de pusilanimidad y adormecimiento, son pueblos y sociedades que ya no valen la pena. Han perdido lo primordial; no hablamos de la capacidad de indignarse, sino de la capacidad de detener, de parar, esta destrucción de la dignidad humana, de la vida de las mujeres, del porvenir de las adolescentes. Ni una más, ni una menos, quiere decir no solamente basta, sino el acto inmediato, la movilización de toda la sociedad para desmantelar estas máquinas del chantaje, de la coerción, de la tortura y de la muerte.


El Estado no requiere de revolucionarios.

Los revolucionarios combaten contra el Estado, aunque unos crean que combaten contra una forma de Estado; de acuerdo al lenguaje marxista militante, combaten al Estado de la dictadura de la burguesía, para sustituirlo por la dictadura del proletariado, que corresponde al Estado en transición al socialismo. Sin embargo, la experiencia social política nos ha mostrado que no se puede luchar contra la explotación capitalista, menos desmontar su modo de producción, desde la otra cara del Capital, que es el Estado
Los revolucionarios están demás porque no se necesita deconstruir nada, ni demoler nada, ni destruir el Estado. Se necesita de funcionarios leales, de una burocracia rutinaria y confiable; en lo que respecta a la defensa de la “revolución” en el poder, no se necesitan revolucionarios sino policías
En lo que respecta a los movimientos sociales, a la sociedad insurgente, son, poco a poco retirados, pues tampoco se requiere de ellos; ahora es su gobierno el que gobierna, ahora es su Estado el régimen político.


La simetría de los opuestos

El poder como simetría de opuestos.
¿Cómo definir las propiedades y características de esta simetría política de los opuestos? Vamos a sugerir algunas hipótesis instrumentales para el análisis de estas simetrías políticas, que hemos denominado la paradoja de los enemigos.