Autor: “ Raúl Prada Alcoreza”
Defensa de la vida y de lo común
Los gobernantes de los gobiernos llamados progresistas dan discursos que pretenden ser críticos y pretenden mostrarse defensores de la madre tierra; sin embargo, fuera de ser discursos repetitivos, áridos, de puntos comunes, sin consecuencias, salvo el mostrarse como defensores de los derechos de la naturaleza, no se sostienen moralmente, cuando se trata de gobiernos que han optado por la expansión intensiva del extractivismo, siendo cómplices pues de la depredación y destrucción global de la biodiversidad.
Salir del dualismo esquemático y del esquematismo dualista es urgente, para poder abordar la complejidad dinámica de las fuerzas sociales; encaminar así las luchas emancipadoras y libertarias al desmantelamiento de las máquinas aparatosas del poder. De lo contario, seguir en el dualismo, invirtiendo lo que hacen los enemigos, termina reproduciendo lo que se critica, contra lo que se lucha, otorgándole una nueva máscara.
Corporeidades y enunciaciones ácratas. Pensamiento, acción y subjetividad anarquista
En nuestra actualidad han re-emergido en el mundo los colectivos anarquistas, los movimientos sociales anti-sistémicos que tienen características ácratas. Los levantamientos en las metrópolis por el derecho y la defensa de los bienes comunes, por los derechos y la defensa de la educación pública, en defensa de los derechos de los seres de la madre tierra, en defensa de los territorios indígenas, de los bosques y de los ecosistemas, en contra del consumismo; todas estas movilizaciones espontáneas con la claridad activista contra el capitalismo, la modernidad, la colonialidad y el poder. No se puede dejar de mencionar a las comunidades mayas zapatistas que, aunque no sean anarquistas, reconocen la vinculación del anarquismo con la revolución mexicana, además de considerar a los y las anarquistas aliados de las autonomías conformadas y postuladas por los zapatistas. Dedico a todos estos colectivos anarquistas y a la insurgencia zapatista autonomista estos escritos, que pretenden ser parte de una reflexión colectiva.
Pensamiento complejo. La teoría de la complejidad de Edgar Morin
Edgar Morin llama pensamiento complejo al pensamiento que asume la complejidad, que no busca reducir la complejidad para explicarla a partir de corpus teóricos operativos; sino, el pensamiento complejo piensa la complejidad desde la complejidad misma. Pero, ¿por qué llamarle pensamiento complejo? El pensamiento es de por sí complejo; es decir, el pensar comprende múltiples actividades concatenadas; el pensamiento supone la complejidad misma. Sabemos que se dice de este modo porque se contraste el pensamiento complejo con el pensamiento reductor de la episteme dual racionalista y empirista de la modernidad. No se trata, por cierto, de cuestionar el denominativo de pensamiento complejo, para rescatar al pensamiento de las reducciones sometidas por las teorías operativas y las teorías especulativas; no se trata de sugerir el denominativo que usamos, episteme compleja, correspondiente a los desplazamientos teóricos y prácticos de las ciencias y sus consecuencias filosóficas, haciendo emerger otro horizonte epistemológico, que comprende a lo que hemos llamado teorías de la complejidad. No se trata de esto, de ninguna manera, sino de abordar uno de los núcleos duros de este espacio-tiempo configurante que llamamos episteme compleja. Uno de estos núcleos duros es el aparato teórico-crítico-metodológico de la complejidad, elaborado por Edgar Morin. En adelante nos dedicaremos a interpretar el pensamiento complejo de este insigne filósofo y sociólogo francés de origen sefardí.
Gobierno boliviano “defensor de la madre tierra” se ahoga más en el neoliberalismo: la “alternativa” extractivista del biocombustible
El “gobierno progresista” acaba de aprobar un proyecto de producción de biocombustibles, vinculado al etanol. Lo presenta de la manera como lo presentaron las grandes empresas trasnacionales extractivistas, que se desplazan desde el campo de la energía fósil al campo de los biocombustibles, sin dejar el campo de la energía fósil. Hasta el momento sus incursiones en uno como y en otro campo son complementarias, combinando sus inversiones de acuerdo con la obtención de rentabilidades acompasadas. Lo llamativo es que el gobierno clientelar, que apuesta por el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, nos presenta como novedad lo que es un viejo argumento de las empresas trasnacionales y de los gobiernos europeos y norteamericanos, relativos a los biocombustibles de primera generación. Estos argumentos usados, hace décadas, son, ahora, presentadas por el “gobierno progresista” como “ambientalistas”. No hay nada más anacrónico que esto ni más retorcido.
El “gobierno progresista” ha resultado el mejor dispositivo eficaz en la reproducción del sistema-mundo capitalista, en la etapa tardía de la dominación del capitalismo financiero y especulativo. Pues no solo presenta proyectos propios del capitalismo, en plena compulsión por la acumulación ampliada de capital, como referidos al “desarrollo nacional”, sino que desarma al pueblo de toda capacidad de defensa y resistencia, al presentarse como “gobierno revolucionario”. El proyecto de producción de etanol no solo es parte de las estrategias de reproducción de la economía-mundo capitalista, en pleno desborde de su crisis orgánica, que se manifiesta como crisis de sobreproducción, encubierta como intermitentes crisis financieras, sino que implica la ampliación extensiva de la huella ecológica, es decir, de la hendidura en los territorios de la destrucción planetaria. Hablamos entonces de un gobierno que es plenamente ecocida, de vocación.
Crítica de los mitos. Lectura de las huellas dejadas por los caminantes migrantes de Venezuela
Es menester una crítica de los mitos. No, por cierto, como lo hacía la epistemología empirista y positivista, suponiendo que la ciencia moderna nacía para librar a las sociedades humanas de los mitos; pues la ciencia, en el sentido propuesto por el positivismo es también un mito. Sino como crítica de lo que expresan como narrativa válida, avalada institucionalmente y por las tradiciones. Por ejemplo, el mito de la Patria Grande, de la unidad latinoamericana, se quiebra ante la evidencia de lo que devela la migración venezolana por el continente. La xenofobia despertada nos muestra, mas bien, otra realidad, distinta a la que supone el mito. Las poblaciones ven como amenaza a la población caminante que migra, escapando del infierno de la República Bolivariana de Venezuela. Las poblaciones latinoamericanas de los otros países no reciben a los migrantes, que, en este caso, son refugiados políticos o lo demandan ser con el solo hecho de pisar las tierras de los otros países “hermanos”.
Bolivia, la Ley de Organizaciones Políticas: Una ley inaplicable y sin condiciones de posibilidad
Lo que pasa en Bolivia pasa en todas partes, la crisis múltiple del Estado-nación es mundial. Pasa de acuerdo con las propias historias políticas particulares, de acuerdo con las singularidades de la crisis política y del poder, que es una crisis de legitimación, pero, sobre todo de impotencia.
Bolivia: Democracidio, etnocidio y ecocidio, como ejercicio del poder
El gobierno clientelar y extractivista ha anulado en la práctica la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas; ha optado por favorecer plenamente al modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, facilitando la tarea contaminadora, depredadora y destructiva a las empresas trasnacionales extractivistas. El conflicto del TIPNIS ha develado el carácter anti-indígena del “gobierno progresista”. Después de la VIII marcha indígena, ha promulgado una Ley de Consulta que contraviene flagrantemente a lo que manda la Constitución, una ley que es un dispositivo de las máquinas extractivistas del capitalismo financiero y especulativo.
Los límites impuestos del poder constituido al poder constituyente. Análisis de la nueva Ley de Organizaciones Políticas presentada por el gobierno boliviano
El Estado-nación subalterno, que debía morir para dar nacimiento al Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, se niega a hacerlo; más bien hace abortar la gestación del nuevo Estado, poniéndose, como un disfraz, el nombre de lo que debía nacer, y rehace el viejo Estado en la composición anacrónica de lo que deberían ser las nuevas leyes, que, mas bien, nacen viejas. Lo mismo ha vuelto a pasar con la Ley de Organizaciones Políticas.
Pretensión de legitimación y poder, la ecuación imposible. Psicología del comportamiento crápula
Quizás haya que tratar al concepto de dominación de una manera más amplia y determinante que el concepto de explotación; en la modernidad, incluso que el concepto de capital o capitalismo, en su sentido económico y sociológico. No solo, como ya lo hicimos antes, por salir del determinismo económico, sobre todo marxista, que supone la determinación de la base económica sobre las superestructuras jurídicas, políticas e ideológicas. Sino porque ayuda a explicar mejor, incluso mejor que las tesis del materialismo histórico, los acontecimientos sociales, particularmente la historia de las sociedades y sus estructuras y formaciones económicas y políticas. Ya lo había explicitado Michel Foucault en las exposiciones de las genealogías del poder. Quizás antes que él hubo intuiciones a propósito, que fueron descartadas por las teorías hegemónicas en el momento, más próximas de la ideología dominante de la modernidad, la economía. Sin embargo, no se trata de salir del determinismo económico y caer en algo así como el determinismo político; de ninguna manera. Sino de comprender que la misma explotación capitalista solo puede entenderse como proceso inherente a la dominación misma, a la forma de la dominación, que adquiere perfiles definibles durante la modernidad.
Bolivia: la suspensión de los derechos y de la democracia
Cuando se pone en suspenso la institucionalidad, cuando se ponen en suspensó los derechos constitucionalizados, es decir, la generaciones de derechos plasmados, cuando los gobiernos hacen lo que les viene en gana, cuando las instituciones, desde los órganos de poder de la división constitucional establecida, la del equilibrio de poderes, están sometidas al capricho del ejecutivo, no hay pues ni república, en el sentido del Estado de Derecho, tampoco Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, en el sentido de la Constitución. No hay más que el ejercicio permanente del poder como violencia desenvuelta.
A Franklin Gutiérrez, dirigente de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) de La Paz, se lo acusa de ser el autor intelectual de la muerte del teniente de policía de UMOPAR, el teniente de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (UMOPAR) Daynor Sandoval Ortiz, sin comprobarle nada, solo ateniéndose a las conjeturas delirantes del gobierno y de sus altos funcionarios.
Bolivia: la guerra gubernamental contra los Yungas
No se trata solamente de la defensa gubernamental de las zonas del cultivo de la hoja de coca excedentaria, el Chapare y el Poligono Siete, contra las zonas del cultivo tradicionales y otras declaradas “amarillas”, de los Yungas, sino de la defensa del lado oscuro de la economía por parte del gobierno clientelar, al servicio del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Se trata de la malla institucional del lado luminoso del poder, es decir, institucionalizada, atravesada por las redes y circuitos del lado oscuro del poder. El gobierno clientelar no solamente esta al servicio de lo que hemos llamado el super-Estado de la República del Chapare, sino al servicio del lado oscuro del poder.
Proposiciones eco-políticas
Si las sociedades humanas quieren sobrevivir en el planeta Tierra, donde la potencia de la vida va a continuar sus proliferantes creaciones e invenciones, incluso sin el concurso de las sociedades humanas, que no han sido capaces de acoplarse y reinsertarse a las dinámicas integrales de los ciclos vitales, requieren cambiar radicalmente lo que denominan política; sobre todo requieren cambia radicalmente lo que podemos identificar como formas de gubernamentalidad. Requieren pasar a formas de gobernanza integral planetaria.
El sentido inmanente de la guerra. Interpretaciones de la guerra del Chaco III
Aprender más allá de la guerra y la paz, la paradoja perversa de las sociedades humanas. Este más allá es la vida, en sus formas esplendorosas, proliferantes, intensas, variadas de la potencia creativa; en el caso de las sociedades humanas, de la potencia social.
El combatiente no solamente ha mirado la muerte, para decirlo metafóricamente, el rostro inconmovible de la muerte, sino también, detrás de esta presencia acechante, como un sol eclipsado momentáneamente, ha visto la vida, en su plenitud, en su constante proliferante mutante devenir. Nada puede detener la capacidad infinita y creativa de la vida. Cuando mueren las formas singulares de la vida, la proliferante vida no se detiene, pues la vida no se circunscribe en estas singularidades.
Por eso, al saber o, mejor dicho, al intuir este sentido inmanente, que se lo guarda como secreto, el combatiente muere tranquilo o relativamente tranquilo, a no ser que lo inquieten, al momento de morir, el recuerdo de los seres queridos, que también quedan solos, ante este desconocimiento del sentido inmanente. Creyendo que todo ocurre como dice la narrativa estatal.
Tareas pendientes e ineludibles. Interpretaciones de la guerra del Chaco II
La victoria bélica del Estado no es nunca la victoria del pueblo; el pueblo, aunque se lo invista de los oropeles de la gloria de la historia oficial, es también el otro derrotado. Sus condiciones sociales se fijan como esculturas dedicadas al drama eterno de los pueblos que delegan sus voluntades singulares a los representantes, a nombre de la voluntad general. Pueblos que no creen en sí mismos, en sus capacidades, en sus facultades de autogobierno, en el uso crítico de la razón propia. En consecuencia, podemos decir, que de la conflagración de la guerra del Chaco hay más de un derrotado, no solo el país andino-amazónico-chaqueño, que es Bolivia, sino también el pueblo paraguayo. Lo mismo ocurrió con los desenlaces de la guerra del Pacífico.
La paradoja conservadurismo-progresismo
Para aplicar a los gobiernos de Grecia, Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, México y, sobre todo, Bolivia.
Índice:
Primera parte
Disyuntiva
Liberación o decadencia
Segunda parte
Caracterizaciones
El meandro de los gobiernos progresistas
Conservadurismo de los intelectuales
El conservadurismo de los gobiernos progresistas
Tercera parte
Recorridos
Devaluación del proceso de cambio
De la “ideología” populista
Representaciones extractivistas de la madre tierra y del capitalismo
La concepción destructiva de la energía
La extemporaneidad de la política
El eterno retorno del poder
La cualidad de la duración
La venganza del poder
Tribunales oficiosos
Interpretaciones de la guerra del Chaco
La teoría es un recurso importante, en la medida que comprendemos que ésta es un instrumento de interpretación; de ninguna manera una verdad. Cuando confundimos la teoría con la enunciación de la verdad, caemos en la ilusión filosófica de las esencias, sustancias, núcleos espirituales de la realidad. La teoría es una interpretación adecuada, si se quiere, incluso, una explicación pertinente; pero, no se puede convertirla en un sustituto del acontecimiento.
Los dispositivos políticos de la máquina capitalista
El sistema-mundo capitalista, que contiene a la economía-mundo capitalista y al sistema-mundo cultural de la banalidad, así como al sistema-mundo político, mediante el que gobierna y ejerce el poder en distintas tonalidades, variadas formas gubernamentales, usando distintas formas ideológicas y expresiones discursivas, funciona articulando un conjunto de máquinas de poder, máquinas económicas, máquinas extractivistas, así como máquinas de guerra; también en el lado oscuro del poder, máquinas de la economía política del chantaje. Entre sus dispositivos maquínicos se encuentran lo que antes se llamó aparatos ideológicos, que, ahora, en la coyuntura, aparecen en su instrumentalidad más descarnada en los medios de comunicación, que hacen gala de su elocuencia en las propagandas y publicidades espectaculares.
La pantomima del Gran Timonel o los émulos comediantes de Stalin
Nosotros dedicamos este texto a Evo Morales de Bolivia, a Maduro de Venezuela y al dictador nicaragüense Ortega.
El modelo de Stalin, como imagen suprema, absoluta, del poder personalizado, del culto a la personalidad, al extremo de su divinización, a pesar del ateísmo pregonado, es como el referente genealógico e imaginario de las formas de gubernamentalidad carismáticas, que vienen después en esa modernidad tardía y acongojada de la posguerra, incluso, después, de la paz imperialista, del nuevo orden mundial, y, recientemente, de la paz del imperio, del consenso logrado en la geopolítica cambiante del sistema-mundo capitalista. Si bien, se puede encontrar que los émulos que vienen después no reproducen los extremos de la compulsión del poder absoluto, que deshabita a la sociedad, dejándola desolada al extremo; émulos barrocos, que combinan rasgos estalinistas y rasgos de dictaduras locales y criollas, que mezclan discursos socialistas trasnochados y antiguos discursos de convocatorias nacional-populares, lo revelador es que se comportan como síntomas de una regularidad Los émulos son comediantes en comparación con su referente trágico; empero, no dejan de ser dramáticos cuando se tienen que evaluar las consecuencias. Destruyen el tejido social de las organizaciones sociales de las resistencias y de las luchas de liberación. Son efectivos en esta destrucción, pues lo hacen a nombre de nada más y nada menos que de la justicia social. Desarman a las masas, que escuchan sus discursos convocativos, que, al principio, pueden resultar sino del todo convincentes, por lo menos, ponderables en los ámbitos de las proclamas y las interpelaciones. Las masas no ven, de manera inmediata y directa, los contenidos conservadores de las proclamas y convocatorias altisonantes, tanto “socialistas” como populistas. asombrosa; la de la compulsión del poder absoluto, por lo menos, como deseo.
Poder y capital, las dos caras de la moneda
Si nos mantenemos en el esquematismo dualista, es probable que los dilemas sean ¿reforma o revolución?, ¿“derecha” o “izquierda”? Estos dilemas quedan enganchados en una trampa paradójica; la reforma o la revolución terminan formando parte de la misma órbita si no escapan al círculo vicioso del poder. El problema no es si se hace reforma o si se hace revolución, el problema es si se reproduce nuevamente el poder, se restaura el Estado, incluso expandiéndolo aún más, o si se des-construye, se destruye, se desmantela, el poder, liberando la potencia social. El poder se preserva tanto en la reforma como en la revolución arrepentida.
Funeral político
El gobierno clientelar, ya en su fase de franca decadencia y degradación extrema, pretende imponerse, contra viento y marea, a pesar de lo que establece la Constitución, de su derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional, de sus derrotas consecutivas en las elecciones de magistrados, de su derrota demoledora ante la movilización social en contra del proyecto de la ley del Código Penal, ley inquisidora. Pretende relanzar la candidatura del presidente, como si nada, como si se tratara solo de decidir, de hacer hablar a sus ventrílocuos, las organizaciones chutas y su brazo de choque, la Federación del Trópico de Cochabamba. Los gestores de semejante patraña antidemocrática y anticonstitucional no entienden que no todo es montaje, puesta en escena, simulación; estas mimesis políticas solo son posibles cuando hay fuerza para imponerse. En la coyuntura presente el gobierno no cuenta con esta fuerza; una fuerza compuesta por convocatoria, impulsada por el entusiasmo, sostenida por verídicas organizaciones sociales y por fidedignos movimientos sociales. Cuando el “gobierno progresista” pierde la convocatoria, al mostrarse parecido a los gobiernos anteriores, sobre todo por sus prácticas, no tanto por sus discursos, cuando llega el desencanto y opta por la expansión de las redes clientelares, la fuerza que tenía es carcomida por dentro. Es más, cuando considera que puede improvisar organizaciones sociales afines, que le sean fieles, boicoteando las prácticas sindicales y las prácticas comunitarias, el vaciamiento por dentro va más lejos, a tal punto que destruye la cohesión social, el tejido social de las organizaciones, al destruir la democracia sindical y comunitaria. Entonces se queda sin organizaciones sociales, solo tiene la fachada, ocupada por dirigentes chutos, que no representan a nadie, salvo a las pulsiones delirantes del jefe.
La fuerza se ha esfumado, es decir, la fuerza social ha desaparecido. Solo tiene al alcance de la mano la fuerza del Estado; lo que tienen los gobiernos conservadores, liberales y neoliberales, además de las dictaduras militares. El “gobierno progresista”, en sus mutaciones degradantes y vaciadoras, se convierte en un gobierno más de la forma de Estado-nación, un gobierno que cumple con la reproducción del poder, que, en el caso de Bolivia y el continente, es un poder colonial. Entonces hace lo que hacen todos los gobiernos cuando se sienten amenazados por la sociedad y el pueblo, reprimen. Cuando ocurre esto, es anuncio de la clausura, del cierre del ciclo de las gestiones de este gobierno; se anuncia la muerte anticipadamente.
Esto aplica a los casos de Nicaragua, Bolivia y aún Venezuela.