Artículos de: 8 Julio 2018

Nicaragua: Ortega quema sus naves y el último puente

El presidente Daniel Ortega quemó ayer los últimos puentes que le ofrecían la posibilidad de entablar una negociación política para lograr su salida del poder en condiciones de gradualidad, e incluso de abogar por la incidencia de su partido en las instituciones del Gobierno en la futura transición democrática. En un discurso delirante ante varias decenas de miles de empleados públicos, acompañado únicamente por su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo y rodeado de sus hijas y decenas de escoltas policiales armados, Ortega acusó de golpista y terrorista al pueblo que de forma masiva demanda su renuncia, porque está inhabilitado para gobernar después de la matanza, y lo amenazó con más muertes y represión. Pero, además, atacó de forma virulenta a los obispos de la Iglesia católica y a los empresarios que le han ofrecido una hoja de ruta de democratización.


Nicaragua: La representación real de la lucha radica en el pueblo

Carta abierta a Juan Sebastián Chamorro:
Estimado Juan Sebastián, nos conocemos poco, hemos compartido un par de ocasiones y quiero reiterarte mi reconocimiento y respeto. El trabajo realizado en estos meses no es fácil y requiere disciplina y compromiso.
Dicho lo anterior, quisiera comentar tu comunicado del día de hoy y disentir en algunos puntos.


“Tengo la certeza de que derrotaremos esta dictadura”. Habla el anterior encargado de relaciones internacionales del gobierno sandinista

Tengo la seguridad de que Ortega está terminado. Tengo la certeza de que es imposible que nos arrebaten la victoria. Lo que sueño es que nos resulte menos costoso. Tengo la seguridad de que nunca más podrá haber orteguismo en Nicaragua y veo muy precarias las posibilidades de que pueda haber un Frente Sandinista Orteguista en el futuro, aunque sí quiero pensar que los nicaragüenses seremos capaces de recuperar lo mejor de nuestra herencia, a Carlos Fonseca, y a la cabeza de ese legado estará Sandino, con todos los valores de aquel hombre que luchaba por la justicia y que merecía “no sólo ser oído sino creído” porque no reclamaba para él “ni un palmo de tierra para su sepultura”.